“Creo que estas elecciones son importantes pero no hay que dramatizar, uno escucha que las presentan como una bisagra y eso es cargar a la elección de algo que no es”, definió Gustavo Marangoni, economista y analista político. Según el ex presidente del Banco Provincia de Buenos Aires (2011-2015) hoy se puede ganar una elección, pero a los meses la reacción del votante puede ser negativa. “Tenés la legitimidad de origen que te la da una elección y la legitimidad de ejercicio que se da todos los días, y se pone en juego todos los días”, insistió el asesor personal de Daniel Scioli durante su campaña a presidente.
Como ejemplo de este cambio de paradigma en la conducta del votante, Marangoni citó algunos ejemplos: “Carlos Menem en 1995 obtuvo la reelección, pero a los dos meses el país generó un apagón de manera épica. Cristina Kirchner en 2007 ganó, pero en 2008, por imperio de la 125 (retenciones a la soja) su nivel de popularidad cayó del 65% al 28%. En 2009 en Buenos Aires, Néstor Kirchner después de perder una elección como candidato testimonial tomó un vigor que lo llevó a que en 2011 Cristina conozca el índice de popularidad más alto, sin embargo en 2013 perdió elecciones intermedias pero gobernó hasta el final”.
Esto abona la teoría de que el foco del electorado está puesto en otras cuestiones, “a veces los políticos creemos que la gente ve la vida sazonada por las elecciones y en realidad son un elemento más”, afirmó. Y recordó que cualquier resultado en estos comicios no cambia el mapa legislativo de la Argentina. “Si Cambiemos hace una elección por encima de lo que prevén no van a tener ni mayoría en diputados ni mayoría en senadores. Podrán mejorar relativamente algo. Tampoco el peronismo tendría a todos juntos”, agregó.
El jueves Marangoni, también profesor de la Universidad del Salvador, junto a Gonzalo Quilodrán, politólogo y director de la Asociación Civil Estudios Populares (ACEP) ofrecieron una disertación en el marco del diplomado en Políticas Públicas de la fundación Konrad Adenauer. El eje de las charlas giró en torno a las oportunidades de desarrollo de Argentina y a los desafíos de la región NOA.
Montaña rusa
“Los argentinos no pudimos alcanzar el desarrollo sostenido durante estos últimos años. Hace cinco años la economía no crece. Este año solo el 2,5, que es lo que perdimos el año pasado. El 2011 fue el último año neto de crecimiento”, reconoció.
El ex asesor de Scioli reconoció que en caso de haber resultado electo su candidato hubiese atravesado los mismos problemas que Mauricio Macri: Indec, salida del default, y tarifas. “La recuperación del Indec fue valiosísima porque nosotros no teníamos termómetro, se negociaron leyes importantes, en lo de las tarifas más allá de que hay que eliminar subsidios no se ponderó entre el que consume y produce. Todavía hay desafíos importantes porque en octubre hay aumentos que vienen, también por la audiencia pública y la cotización del dólar. Si se quiere bajar la inflación pero las tarifas aumentan, lo que va a suceder es una doble vuelta de inflación”, indicó.
Perspectivas
Sobre el futuro del país, según Marangoni el eje debería estar puesto en el déficit. “Todos sabemos que Argentina tiene un déficit muy importante y sabemos que no vamos a poder seguir viviendo con esto mucho tiempo. Ahora, hay muchas formas de ir encarando ese déficit. Lo mismo que la generación de empleo y la competitividad de la Argentina”, resumió.
Pero para eso -opinó- es primordial superar la “infancia de las discusiones” en el sentido de que hay que aunar esfuerzos. “Si queremos ser el supermercado del mundo vamos a tener que mejorar logística, tipo de cambio, rol del crédito. Está bien que se impulse el consumo, pero también la producción. Hoy las pymes tienen la tormenta perfecta: les bajó la demanda y le subieron los costos, le desapareció el crédito y les abrieron las importaciones”, lamentó.
Su visión política reconoce que muchos de los inconvenientes que atraviesa este gobierno forman parte de la herencia. “Cuando una persona pasa mucho tiempo sin trabajar pierde la disciplina social de levantarse a la mañana, tener un horario, respetar pautas. Esto pasó en estos años del kirchnerismo. Por eso es un infantilismo decir que todos los problemas empezaron en diciembre de 2015, tampoco es cierto que los años anteriores hayan sido una década saqueada. No podemos vivir en signos de desilusión y encanto perpetuos porque eso es signo de inestabilidad emocional”, redondeó el analista político.