“Cuando hay boleta electrónica, los políticos de lo único que tienen que ocuparse es de hacerle propuestas a la gente”, reflexionó el peronista Gonzalo Quilodrán, director de la Asociación Civil Estudios Populares (ACEP) y coordinador de la Casa de Salta en Buenos Aires. A esta provincia vecina le llevó varios años (2009 a 2015) implementar de manera acabada el sistema de boleta electrónica, un cambio motorizado por el gobierno de Juan Manuel Urtubey.
“A la boleta electrónica la genera una máquina ‘boba’ que no tiene memoria, no almacena datos. Presenta la oferta electoral de todos y si es un partido chico, se garantiza que las 10 horas que dura el comicio su boleta va a estar. Esto, en criollo, quiere decir que no le van a robar las boletas”, comentó Quilodrán. Si bien su visita tenía como objetivo hablar del programa de la ONU para el desarrollo, el testimonio sobre la implementación de la boleta electrónica resulta un ejemplo que viene bien remarcar.
Hoy, el sistema, se implementa en otras elecciones: sindicatos, gremios y colegios profesionales de toda Salta. “Nosotros involucramos a muchos sectores para que se sientan cercanos y se apropien del sistema”, añadió.
Entre las muchas ventajas, destacó la igualdad de oportunidades de participación y la transparencia. “No se necesitan ejércitos de fiscales, ni imprimir millones de boletas”, agregó. Desde su perspectiva, no avanzar hacia este sistema es un signo de miedo a lo desconocido, a perder el control.
Según Quilodrán, la gente está “harta de políticos que nos los representan, que hablan de otra cosa y no de los problemas de los ciudadanos”. “Unos piensan que el votante va a elegir en función de la economía actual, mientras que del otro lado suponen que importa la corrupción y no volver. No me parecen sanas ninguna de las dos posturas porque no hay debate”, insistió.
Hoy la grieta -agregó- la sostiene una minoría que vive de la política. “El resto sufre las consecuencias y se siente cada vez más lejos de uno y de otros” y eso sucede cuando “la agenda política va por un lado y la publica va por otro”.