ENSAYO
PROBLEMAS EN EL PARAÍSO
SLAVOJ ZIZEK
(Anagrama - Barcelona)
El esloveno Slavoj Zizek dispone de un currículum expansivo. En el orden que se prefiera, es psicoanalista, sociólogo, filósofo y crítico cultural. Su obra es vasta, ambiciosa, luminosa y compleja. Por ejemplo, se ufana de integrar el pensamiento de Jacques Lacan con el de Hegel e incluso con el de Marx; y de tamañas trabazones emanan variopintas cofradías de admiradores y enfáticas legiones de detractores. Abundan quienes dispensan a Zizek la corona del intelectual más brillante de estos tiempos y abundan quienes lo suponen un vulgar delirante o, como dirían nuestros abuelos, un charlatán de feria.
Por obvia que parezca, esta somera presentación es indispensable para advertir a los potenciales lectores de Problemas en el paraíso (Del fin de la historia al fin del capitalismo), sobremanera a los recién llegados, de que meterse en el universo de Zizek implica suma paciencia, dedicación y llegado el caso la incomodidad de resistir una escritura que tiende al laberinto. Al encadenamiento de analogías, metáforas, hipótesis y diagnósticos que sea por dificultades inherentes a la traducción, sea por beneficio o perjuicio del ideario del propio autor, devienen arduas y fatigosas.
Claro que arduas y fatigosas no necesariamente invitan a deducir que el libro sea descartable. Más bien, lo contrario. Problemas en el paraíso es un feroz retrato del capitalismo, entendido como el orden imperante a escala planetaria, con su eterna promesa de democracia, de liberalismo, de creciente y fraternal civilidad, y a la vez como el huevo de la serpiente de un sistema cuyas sempiternas crisis económicas sumen en la miseria a millones y millones de personas. Todo el tiempo, página tras página, Zizek nos persuade del peligro de enamorarnos de un modelo de sociedad, al fin de cuentas, de un modelo de vida, en el que coexisten la permanente invitación a servirse de una vasta mesa de materias primas, avances tecnológicos, símbolos virtuosos, y la apatía y la pasividad más extremas.
De Nietzche a Batman
Demasiado revoltoso para las gentes de derechas, demasiado tibio para los izquierdistas que reclaman definiciones tajantes, imperativas alabanzas a las epopeyas revolucionarias, Zizek se revela como una rara mezcla de catedrático y comediante. Es capaz de sentar a la misma mesa a Nietzsche y Batman y hacerlos dialogar como si nada, o como si todo, como si del espeso cóctel derivado de la sabiduría de los pensadores insignes y de la cultura popular pudieran extraerse líneas de sentidos posibles. Formas de interpretar lo que es, lo que va siendo y, por qué no, lo que será.
“Problemas en el paraíso” son también los problemas que nos deja Zizek para seguir el hilo de sus reflexiones. Enmarañadas, sí, pero también caudalosas, osadas, sazonadas con hiel y con miel. La ironía es su vital elemento.
© LA GACETA
Walter Vargas