La pasión no conoce de fronteras. Francisco Amaya es un militar tucumano y fanático de San Martín que desde hace varios años se radicó en Tandil, donde presta servicio en la Base aérea ubicada en esa ciudad serrana bonaerense.
Por motivos de su profesión, se encuentra integrando la misión argentina de Cascos Azules en Chipre, en el marco del acuerdo con la Fuerza de las Naciones Unidas para el Mantenimiento de la Paz en Chipre (UNFICYP).
La distancia no le impidió a Francisco sentarse (a las 20.30 hora chipriota), frente a la computadora y vía internet, seguir las alternativas del cotejo que San Martín igualó 0-0 con Juventud Unida, en Gualeguaychú.
"Parece que la distancia hace que la fanatismo se incremente. Por eso, trabajé hasta las 17 de acá y luego me preparé para seguir el partido. No pudimos ganar, pero lo que me deja conforme es que estamos cada vez más cerca de poder mantener la categoría, el objetivo que nos trazamos en este último tramo de la temporada”, dijo el militar que tiene su familia en Villa Mariano Moreno.
Francisco señaló que hasta enero de 2018 deberá estar en esta misión de paz para interceder por el conflicto que mantienen los grecochipriotas y turcochipriotas, enfrentados por una disputa territorial.