El lunes, la familia de Maximiliano Santana supo que el joven iba a morir pronto. Los médicos explicaron que el cuadro del efectivo de la PSA (Policía de Seguridad Aeroportuaria) que había recibido un puntazo en el pecho se había agravado hasta el punto en que su mente dejó de responder y se dictaminó la muerte cerebral. Sin nada más por hacer, de a poco retiraron todas las máquinas que lo mantenían con vida. Su cuerpo resistió dos días, hasta ayer al mediodía, cuando su remendado y herido corazón dijo basta.
El joven de 23 años había llegado al Centro de Salud el sábado 24 de junio a la tarde, en un auto particular. Lo enviaron directamente a un quirófano, lugar en el que lo tuvieron que revivir dos veces mientras le cosían el corazón.
Con la muerte de Santana, ya son cuatro los policías asesinados en Tucumán en lo que va del añoSegún comentó Fernanda Santana a LA GACETA, el homicidio ocurrió en el Complejo Muñoz, en la zona norte de la capital. Allí estaba jugando un partido de fútbol el hermano menor de ambos. “El árbitro era un tal ‘Sucio Pedro’ y los que jugaban en el equipo perdedor, sus hijos. No se bancaron perder y empezaron a increpar a mi hermano más chico. Maxi estaba en el frontón y vio que estaba por haber una pelea, así que le dijo que se fuera”, comentó la joven la semana pasada.
Según su relato y su denuncia, los hijos del “Sucio Pedro” se fueron, pero al rato volvieron. Al pasar al lado del padre del efectivo de la PSA, le adelantaron a los gritos: “vamos a matar a tu hijo”. Luego, aceleraron la moto hasta donde estaba Maximiliano y lo atacaron.
“Los ven pasar”
El padre de la víctima corrió a interponerse, para recibir los golpes y puñaladas, pero ya era tarde; lo habían herido de muerte. Los atacantes se dieron a la fuga. Según el expediente, el pedido de captura es para un tal “Cayaguata” y sus hermanos.
“Mi familia está destruida y esta gente sigue libre. No sé qué más se necesita para atraparlos: Hay testigos, denuncias, identikits. Hasta los ven pasar por la zona. Ya se hizo un allanamiento y no los encontraron, pero la causa anda paseando”, bramó Fernanda.
El estado del efectivo era frágil. Su familia informó que, internado en el hospital, sufrió una infección, se le inflamó el cerebro y tuvo un principio de neumonía con mucha fiebre. Por eso, costaba compensarlo. “Necesitaba drogas para mantener la presión arterial, y el respirador andando todo el tiempo. La infección no le dio tiempo a bajar el edema que tenía en la cabeza y le causó la muerte cerebral”, contó su hermana.
El cuerpo fue llevado hasta la morgue por disposición de la fiscala Mariana Rivadeneira. Se estima que pronto se hará cargo de la investigación la división Homicidios bajo las órdenes de Daniel Cuellar, algo que la familia venía pidiendo desde el primer momento. “La causa estaba caratulada como lesiones agravadas, pero era un homicidio en grado de tentativa”.
Tras el velatorio, el muchacho será trasladado este mediodía al Cementerio del Norte, donde se espera que sus compañeros de la fuerza le den un último adiós, y que sus superiores entreguen un cuadro de honor a la familia.