El mismo frío que congeló a todos en la noche de Tandil, recorrió el alma de un San Martín que no levanta cabeza: se acordó tarde de ir a buscar el partido y enfiló de regreso a Tucumán con una triste derrota 1-0 frente a un discreto Santamarina.
Para peor, al equipo de Diego Cagna no le queda ni el salvoconducto de su condición de visitante: volvió a perder a domicilio tras seis juegos con cosecha de puntos y se desliza peligrosamente cuesta abajo en la tabla de promedios.
El empate era lo más lógico, pensando en los antecedentes: Santamarina le va mucho mejor en casa (ya son 13 partidos al hilo invicto) que fuera de ella, y últimamente San Martín sonreía de visitante que en Bolívar y Pellegrini. Pero no se cumplió lo que dictaban las apuestas. Y eso que el “Santo”, dentro de todo, lo había hecho bien en un primer tiempo muy cortado, jugado prácticamente lejos de las áreas.
Matías García, retrasándose unos metros, se hizo dueño de la pelota a partir de los 20’, y las sociedades de San Martín -primero por izquierda, con Diego Bucci y Gonzalo Rodríguez, y luego por derecha, con Matías Catalán y Víctor Rodríguez- supo poner en aprietos a la defensa local. Pero los centros no llegaron a su principal destino, un Ramón Lentini por entonces a contramano.
En esa etapa inicial, Santamarina sólo inquietó al “Santo” en el inicio y sobre el final. Hubo un gol anulado por offside que dejó dudas y levantó airadas protestas del banco local. Y del otro lado, apenas si se produjo una incursión profunda de Gonzalo Rodríguez, bien conjurada por el arquero Joaquín Papaleo.
La noche siguió desangelada, dentro y fuera del campo, hasta que se cumplió la hora de juego, cuando Lentini sacó una media vuelta con destino de gol incumplido, porque Papaleo se estiró y acalló el grito “santo”. San Martín era un poquito más, porque sus volantes copaban el medio, pero continuaba aquejado por su crónica enfermedad, la falta de peso en los últimos metros. Pero, casi siempre hay un “pero” en este tramo de torneo para San Martín. A los 68’ un córner fue peinado en el primer palo por Lucas Acevedo y Alfredo González Bordón ingresó solo en el segundo, para cumplir con la máxima de que dos cabezazos en el área equivalen a gol.
El “Santo”, ya con Juan Galeano -ingresó bien- y Leonardo Acosta en cancha, fue a la “carga Barracas” en busca del empate, con Santamarina muy replegado y sin precisión para la contra. Rodrigo Moreira tuvo el empate, pero falló.
Hubo una lluvia de centros sobre el final, y un par de descalabros en el área local. También, el reclamo de una supuesta mano penal. Pero las cartas estaban echadas. Y el futuro del “Santo” preocupa.