Maximiliano Santana tuvo un paro cardíaco cuando lo llevaban al Centro de Salud, de urgencia, y otro cuando un médico le cosía el corazón en una cirugía. En ambas ocasiones volvió a la vida, pero la lucha sigue y el cuadro es grave. El oficial ayudante de la Policía de Seguridad Aeroportuaria, de 23 años, sigue en coma inducido por un puntazo en el pecho.
El violento episodio ocurrió el sábado a la tarde. Según la hermana del joven herido, fue atacado tras un partido de fútbol. “Con Maxi tenemos un hermano más chico que juega muy bien y ese día metió todos los goles en un partido, en el Complejo Muñoz. El árbitro era un tal ‘Sucio Pedro’ y los que jugaban en el equipo perdedor, sus hijos. Estos no se bancaron perder y empezaron a increpar a mi hermano más chico. Maxi estaba en el frontón, y cuando vio que estaba por haber una pelea, le dijo que se fuera”, contó Fernanda Santana a LA GACETA.
Lo cierto es que, según el relato de Fernanda, también se fueron de allí los perdedores del partido. Pero al rato volvieron y a la primera persona que cruzaron es al padre del joven policía, cuando lavaba su moto en la avenida Juan B. Justo. “Le gritaron ‘te vamos a matar a tu hijo’. Mi papá no entendía nada, pero vio un tumulto y corrió hacia allá. Vio que le estaban pegando entre cuatro a Maxi y se metió en el medio para recibir los golpes él, pero ya le habían pegado el puntazo en el corazón; cuando le levantaron la remera, salió un chorro de sangre. Ahí lo cargaron en un auto, mientras los atacantes huían”, agregó.
Los médicos le dijeron a Fernanda que el corazón de Maximiliano había resistido por su condición de deportista, pero que el estado de su hermano era gravísimo. Algunos días después, su cuadro empeoró por una infección. El único consuelo que tenían ayer sus seres queridos es que las malas noticias se detuvieron allí. “Fisícamente está muy débil. Aún no sabemos si tiene lesiones neuronales. Llegamos a pensar que tenía muerte cerebral”, confirmó su hermana. Una fuente médica confirmó que el herido no dio respuestas porque se encuentra en coma inducido, para que una máquina respire por él.
La investigación de la causa quedó en manos de la fiscala Mariana Rivadeneira y personal de la comisaría 5°. Fue caratulada como lesiones agravadas. En cuanto a los acusados, se menciona a un tal “Cayaguata y otros”. Entre esos otros, según las informaciones que se pudieron recoger en el lugar, estarían algunos de sus hermanos, entre los que se incluiría un tal “Coti”. Por el momento, no pudieron atraparlos.
“No hay detenidos, por lo que sabemos. Nos enteramos que entre los acusados hay uno que estuvo en Villa Urquiza hasta hace poco y recibió un permiso extramuros... ¿Quién firma esos permisos? Esta persona lo primero que hizo fue intentar quitarle la vida a otra”, se quejó Fernanda, quien pasa día y noche en el Centro de Salud, a la espera de buenas noticias sobre el cuadro de su hermano.
“Muchas veces a los policías se los pone en una misma bolsa, pero hay buenos y malos. Y este chico no tiene maldad. Para ingresar a la fuerza no hay que tener antecedentes y él no los tiene. Tampoco saca chapa de ser policía, estaba en ese lugar como cualquier otro. Y ni siquiera se trató de una pelea. Había ido a ese lugar a hacer deporte y lo dejaron así”, lamentó la mujer, entre llantos.
Una jornada violenta
Ese mismo día, un joven de 19 años ingresó a la guardia con una puñalada profunda en el cuello. Alguien lo llevó hasta allí y luego huyó sin dar explicaciones. Al parecer, había sido atacado en Luis F. Nougués y López y Planes. Su estado era grave porque tenía afectadas las arterias carótida y tiroidea. De inmediato fue operado. Sin embargo, desde el Centro de Salud se informó que lleva “una muy buena evolución”.
Un día después, el hospital recibió otro caso grave. Policías de Villa Carmela encontraron a un hombre con balazos en el abdomen y el omóplato, por lo que lo trasladaron de urgencia. El herido, de 29 años, fue operado y estaba en estado crítico. Con todo, tiene una buena evolución, pero aún su cuadro tiene riesgo.