Los relatos de asaltos, arrebatos y mujeres arrastradas por motochorros abundan en el barrio SEOC. Casi todos los vecinos tienen una experiencia para contar. “Esto es zona liberada”, aseguró Silvia, la mujer que el alquilaba el local al carnicero asesinado.
“A mi hija ya la asaltaron tres veces”, dijo Rosa. La mujer contó que la última vez que le robaron a su hija, que es profesora de matemáticas, un motochorro la arrastró por la calle y le quebró un dedo. “Otra vez le pusieron una punta en el cuello para quitarle el celular”, agregó.
“Nos está matando la inseguridad, ya no podemos salir a ningún lado”, destacó la vecina. “Se escudan en la pobreza, pero toda la vida hubo pobres y no por eso ibas a salir a robar. Nosotros hemos vivido en un rancho y lo mismo hemos salido a trabajar. Yo pedí seis préstamos para hacerlos estudiar a mis hijos”, contó Rosa, con bronca.
La mujer le adjudicó está situación a los tres poderes del Estado. “Terminar con esto es una decisión política. Pero los legisladores no hacen nada por la gente y los jueces tampoco”, se quejó. Eduardo, otro vecino y policía retirado, coincidió con ella. “Estamos a la deriva, no tenemos protección de nadie”, advirtió.
El hombre contó que todo el tiempo ven pasar motos ocupadas por jóvenes armados. “A veces estamos sentados en la puerta y los vemos pasar en las motos, con revólveres, como si nada”, señaló. “Antes había horarios para los robos, pero ahora es todo el día. A cada rato escuchamos los gritos de alguna chica a la que le han robado. Y lo del carnicero ya fue el colmo; esa mañana había como 100 policías en la esquina. ¿Dónde estaban antes?”, preguntó.
Los vecinos se reunieron con la Policía, el miércoles a la noche, para exigir protección. Anoche repitieron el encuentro, pero sólo entre quienes viven en la zona.