“Sentimos que nuestro padre es un desaparecido de la historia”
María Victoria Paz contó por primera vez ante un Tribunal la trágica historia del ingeniero José María Paz. El presidente de la Compañía Azucarera Concepción falleció en 1974, tras ser herido mortalmente en un intento de secuestro por parte de Montoneros.
“Pudimos hacer una vida normal, pero hay una parte que sangra. Se borró parte de la historia. Poder expresarnos, fundamentalmente, en la Justicia es sumamente reparador”. “Quedé mutilada. Es como si me faltara una pierna. No se nota, pero lo vivo todos los días”. María Victoria Paz, dueña de la primera frase, tenía 20 años cuando su padre José María Paz, presidente de la Compañía Azucarera Concepción, fue herido mortalmente durante un intento de secuestro por parte de Montoneros, a principios de agosto de 1974 (murió 20 días después). La segunda frase corresponde a Eugenia Paz, quien tenía 16 años al momento del asesinato.
Conmovidas, dialogaron con LA GACETA ayer. Sucedió luego de que María Victoria declarara como testigo en la megacausa Operativo Independencia, que aborda delitos de lesa humanidad cometidos contra 271 víctimas en 1975, durante el Gobierno de María Estela de Perón.
Paz fue ofrecida por la Defensa oficial, para aportar al contexto de la época, sobre el accionar de grupos armados como Montoneros. Fue la primera vez que un miembro de la familia relató lo ocurrido ante un Tribunal; en este caso, conformado por los jueces Gabriel Casas, Carlos Jiménez Montilla y Juan Carlos Reynaga.
La abogada, la mayor de cinco hermanos, prestó declaración durante casi una hora y media. Recordó las amenazas que había sufrido Paz previamente; las circunstancias del crimen y el calvario familiar. También subrayó que la causa judicial nunca avanzó. Presentó libros, documentación y una serie de fotos del multitudinario sepelio y de la camioneta con la que intentaron llevarse a su padre en las cercanías del aeropuerto, con una caja en la que habrían pretendido encerrarlo. Las imágenes del rostro del ingeniero Paz se levantaron en el sector del público destinado a los allegados de los acusados. En ese sitio, que estuvo colmado, acompañaron con lágrimas y aplausos el relato.
“Por primera vez en 42 años pude hablar. Me sentí víctima de víctima, no podía decir nunca ‘a mi papá lo han asesinado’. Poder decirlo me pone contenta, que se sepa la verdad”, consignó María Victoria. Afirmó que busca ponerles voz a miles de familias que vivieron hechos similares y que no tienen la posibilidad de contarlo. “Queda una herida abierta, sobre todo, si no se recibe la contención del Estado ni de la sociedad. Tuve la oportunidad de asistir a congresos de víctimas del terrorismo. Uno que me marcó fue en Colombia. Allí dijeron una frase que me marcó. ‘Las víctimas que no reciben asistencia quedan cristalizadas en el momento del hecho’. Es así”, lamentó.
Eugenia insistió en la importancia de la contención, no sólo psicológica, sino también social y de la Justicia. “En los últimos años se empezó a tratar el tema de manera sesgada. Cuando se habla con tanta intensidad de una sola parte, la identidad de uno comienza a resquebrajarse. Me solidarizo con la gente que no encontró nunca a sus hijos. Nosotros también sentimos de alguna manera, y con todo respeto lo digo, que mi padre es un desaparecido de la historia”, expresó. Aseguró que no tiene expectativas de que la situación cambie con este Gobierno. “Hay que hacer un cambio cultural. A generaciones enteras les enseñaron una sola parte”, afirmó.
Confesó que su sueño es que haya “memoria completa”. “Espero que esto sea un pequeño grano de arena para que se pueda conocer esta historia. Mi afán es ser justa con todos los sectores; que alguna vez esto se dialogue y profundice. Las heridas están y no podemos dejar esta situación así. Deploro las injusticias y omisiones. Anhelo que tengamos el coraje y la grandeza de hacer un aporte serio para que Argentina tenga un futuro mejor y sin violencia”, concluyó.