SAN PABLO/RÍO DE JANEIRO.- Las calles de Brasil se han vuelto a agitar. Tras una breve tregua a la espera de los pasos políticos que pueda dar tanto el Gobierno de Michel Temer y el oficialismo, por una parte, y la oposición por otro lado, las calles y avenidas de Río de Janeiro retomaron ayer la rutina de las protestas multitudinarias, con un porcentaje cada vez mayor de la población rabiosamente en contra de las medidas del gobierno en el poder.
El Gobierno de Temer se tambalea a raíz del escándalo generado por los testimonios a la Justicia de directivos de la empresa cárnica JBS. Los ejecutivos del frigorífico acusaron a Temer de recibir coimas desde 2010, aportaron una grabación en la que el mandatario alienta que se “compre el silencio” de un diputado detenido, y revelaron el pago de sobornos a 1.829 políticos de 28 partidos a cambio de favores empresarios.
La Corte abrió una investigación contra el mandatario por corrupción pasiva, obstrucción a la Justicia y asociación ilícita.
Sigue firme
Temer publicó ayer una columna de opinión en “Folha de Sao Paulo”. Allí reafirma su voluntad de seguir al frente del Ejecutivo y desestima las acusaciones por corrupción que lo implican.
“Vamos a perseverar en este camino. No me desviaré de entregar a mi sucesor, en 2019, un país mejor que el que recibí. Sin reformas, Brasil no se sustentará”, manifestó el mandatario.
Las elecciones presidenciales en Brasil están previstas para octubre de 2018, y quien resulte ganador asumirá en el Ejecutivo el 1° de enero de 2019.
“Sé que todos esperan evaluaciones respecto de este momento de crisis. Me gustaría, por eso, remarcar que la Constitución es nuestra única guía; ella garantiza nuestros derechos políticos y la protección a los derechos individuales”, agregó.
El Presidente volvió también a referirse a la investigación a la que está siendo sometido después de la filtración de audios. “Demócrata como soy, veo la libertad de expresión ser extrapolada por interpretaciones voluntaristas, sin que se comprueben bien los datos”, dijo al respecto Temer. “Falsas confesiones son difundidas en una grabación clandestina, inservible como prueba según los peritos, y que ni siquiera fue revisada”, continuó.
“A los criminales que planearon todo les dieron un pasaporte libre para que vivan en cualquier parte del mundo. En lo que a mí compete, seguiré trabajando por Brasil”, cerró el editorial.
El Gobierno está prácticamente paralizado, y varios sectores sociales, económicos y políticos, incluso algunos antes cercanos al mandatario, exigen su dimisión.
Hasta ahora, Temer se niega a renunciar y alega haber sido víctima de una trampa. El mandatario llegó hace un año al poder en el marco de la suspensión y posterior destitución de su predecesora Dilma Rousseff.
Brasil, golpeado desde hace años por escándalos de corrupción y crisis económica, está en vilo por la eventual caída del Presidente. (DPA/Especial)