Pasan los días y los investigadores no dejan de sorprenderse por los hallazgos que concretan los canes de los bomberos voluntarios de Punta Alta. En esta oportunidad colaboraron para que se encuentren varios indicios en contra de César Suárez, hermano de Darío, el principal sospechoso por la desaparición y el posible crimen de Daiana Garnica, la joven que fue vista por última vez el sábado 6 de mayo.
El fiscal Claudio Bonari sospechaba de los hermanos Suárez por la declaración de un testigo. Esa persona aseguró haber visto a ambos ese día transportando elementos en dos bolsas de residuos por un camino que conduce a las márgenes del río Salí.
Los canes fueron trasladados nuevamente hasta la ciudad de Alderetes. El hallazgo más importante se concretó en la casa de César Suárez. Allí, de acuerdo a las fuentes consultadas, en el interior de un paquete de cigarrillos se habría encontrado un manuscrito. Si bien no trascendió con exactitud el contenido del mensaje, aparecería un detalle premonitorio: decía que a los pesquisas no les resultaría sencillo encontrar a la adolescente.
Los canes recorrieron las márgenes del río Salí por donde supuestamente se dirigieron los hermanos cargando las bolsas de residuos. Allí, siempre según fuentes cercanas a la investigación, marcaron entre otras cosas, una lapicera común y corriente que, para los especialistas, podría haber sido utilizada para escribir ese último mensaje. También habrían hallado una bolsa con un pedazo de piola de un metro aproximadamente que podría haber sido utilizada en el supuesto homicidio de la adolescente.
La defensora Julieta Jorrat había negado cualquier participación de César Suárez en este caso. Incluso dijo que el día que Daiana desapareció estaba prestando servicio para la agencia privada en la que trabaja. También ofreció presentar pruebas para demostrar sus dichos, pero hasta el momento no se sabe si el fiscal las aceptó.
Un giro
Estos hallazgos generaron un importante giro en la causa. Hasta el momento, según la hipótesis que maneja el fiscal, se sospechaba que Darío Suárez podría ser el autor del crimen y que habría tenido colaboración de Fabián “Sapo” Pacheco (su compañero de trabajo) y de Juan Mátar, dueño de la ladrillera donde funciona el horno en el que supuestamente se habría quemado el cuerpo de la chica.
Pero con estos indicios la situación procesal de César Juárez se complicó ya que ahora se cree que podría haber tenido participación en el ocultamiento del crimen de la adolescente. Con estos datos también se está desvaneciendo la posibilidad de que la chica haya sido víctima de una red de trata de personas, como se llegó a pensar en un primer momento.
“Todavía no descartamos totalmente esa hipótesis, pero hasta el momento no encontramos ningún indicio que nos permita pensar que realmente haya sido llevada a otra provincia”, comentó una fuente muy cercana a la investigación.