“La patria feliz es la que puede cumplir con la misión o destino de asegurar a todos sus habitantes la posibilidad de construir su propia felicidad”. Es lo que sentenció ayer el obispo de la Diócesis de la Santísima Concepción, monseñor José María Rossi, durante la homilía que pronunció en el Tedeum que se desarrolló en la catedral de Concepción. La celebración religiosa se concretó en el marco de los festejos por un nuevo aniversario de la Revolución de Mayo y contó con la asistencia del intendente local. Roberto Sánchez, de funcionarios de su gabinete, ediles, autoridades judiciales y de la Policía.
Rossi, durante el sermón, realizó una encendida defensa de la familia y exhortó a trabajar por su consolidación, engrandecimiento y progreso. “Construir nuestra propia felicidad y de la familia parece simple, pero sin embargo no es fácil porque en este momento de nuestra historia de nuestro mundo, la familia es un espacio difícil de sostener”, advirtió. En ese sentido dijo que muchas cosas conspiran contra la felicidad de las familias y señaló, entre estas, “a las dificultades económicas”.
“Los problemas en el bolsillo preocupan mucho y a veces hace falta ponerse el traje de superhéroe para salir adelante, poder mantener la casa no solo en el aspecto material, sino también anímico”, dijo el prelado. El obispo también observó que los cambios culturales son otros factores que perjudican la vida de las familias. “Antes éramos muchos y felices en una familia, porque cabíamos todos. Sin embargo, ahora nada ayuda a que ésta sea numerosa, desde las construcciones que son más pequeñas hasta la idea de que una familia grande tiene muchos problemas. En mi caso que me crié en una familia de 14 miembros, con mis abuelos y tía, sé que esto no es así”, apuntó. “Es importante que nuestra cultura de familia pueda seguir desplegándose con libertad, sin que se critique a la numerosa, sino que se la aliente con hechos concretos, con medidas en lo económico, educativo y sanitario”, advirtió.
Vaticinios
Rossi recordó que a principios de este siglo hubo estadistas que aseguraron que una Argentina económica y culturalmente viable necesitaba de 50 millones de habitantes. Y sin embargo -indicó- hasta ahora esa cifra aún no fue alcanzada.
El crecimiento desmesurado de las ciudades y el empequeñecimiento de las poblaciones rurales fue señalado como Rossi como otro factor preocupante que se observa en el país. “Para que un pueblo sea grande y feliz se tiene que acompañar a las familias que trabajan en el campo, porque gracias al trabajo que despliegan, nosotros los de la ciudad comemos”, observó el religioso.
En el cierre de su reflexión, destacó que se necesitan políticas que ayuden a que los que viven en el campo para que puedan “seguir desarrollando su vocación de hacer que la tierra produzca”.