River le ganó a Boca y con un partido menos quedó a cuatro puntos
Si algo le faltaba a este campeonato largo, que hasta hace poco parecía definido a merced favor de Boca, era que River, el que pisa fuerte en la Copa Libertadores y que despertó fechas atrás en este show, visite La Bombonera y le regale una lección a su archirrival. Y la clase no fue porque lo pasó por encima, sino porque los verdugos de Marcelo Gallardo volvieron a leer mejor el partido que los aspirantes a campeones de Guillermo Barros Schelotto. Cuando Boca se cerró, River abrió la cancha, y cuando Boca quiso abrirla, River la cerró. Simple y contundente.
El 3-1 llegó sobre la hora, pero mucho antes de eso Boca pudo haber empatado y River haber goleado. Fue tan eléctrico el Superclásico que antes del cuarto de hora ya hubo un cambio por bando. Fue tan certero lo de River, que a los 25’ ya ganaba 2-0. Y si no metió más goles fue porque no supo enhebrar la aguja en el arco de Agustín Rossi.
En gran parte del acto inicial, Boca lució desorientado. Se notó una diferencia enorme en la transición ataque-defensa y defensa-ataque. La última línea local ofreció todo tipo de ventaja. Y la zona media, de no ser por Pablo Pérez hubiera podido viajar sin escalas hasta el Muro de los Lamentos. River brindó una lección de como se juega al contraataque y llegó cuando se lo propuso hasta el arco defendido por Rossi.
Así llegaron los goles. El primero fue un bombazo rasante de Gonzalo Martínez (nacido de un centro pasado y mal calculado por Gino Peruzzi) y el 2-0 tras la definición mano a mano de Lucas Alario. Pero no fue perfecto lo del “Millonario” porque se perdió al menos tres goles más y su arquero Augusto Batalla le dio vida al local con un grueso error en el cierre del primer tiempo. Fernando Gago mandó un tiro libre con rosca al palo del arquero, que calculó mal, salió y se arrepintió. Entonces, sin defensa, la pelota cruzó la línea de cal sin pedir permiso y propuso cambiar la historia del duelo más esperado del fútbol Argentino. Todo lo bueno que había hecho River se fue un tanto al tacho, y Boca, estando groggy, volvió a creer que podía cambiar la historia.
En el complemento se vieron dos caras. La del dueño de casa apurado pero más preciso y la de un visitante acorralado y poco inteligente para liquidar de contra: Martínez abusó de la jugada personal y Boca pecó por no castigar a un Batalla que parecía todavía golpeado por la jugada del descuento.
Boca fue y fue. Tuvo un par de ocasiones para igualar, lo que hubiese cambiado el desarrollo del torneo. Martínez Cuarta salvó sobre la línea y ya en el epílogo, Batalla se recuperó de su error al evitar el gol de Peruzzi luego de un rebote en su cuerpo. Así le dio aire a River para después meter una contra más y liquidar -cuando no con Driussi-, este Superclásico que decretó que el “Millonario” va a pelear el título.