Un baño de hard bop en el Festival Internacional Tucumán Jazz
“Hay muchas cosas hermosas en el mundo. El jazz es una de ellas; tiene algo que hace que la gente se junte y celebre el amor por la música, por la excelencia y por la gente creativa”.
De este modo, Vincent Herring define en exclusiva para LA GACETA el legado a la humanidad de ese centenario género musical. El saxofonista estadounidense es una de las figuras más importantes que participará del Primer Festival Internacional Tucumán Jazz, y esta noche será el protagonista en el teatro San Martín, al frente del sexteto que integra junto a Anthony Wonsey en piano, David Williams en contrabajo, Willie Jones III en batería, y los argentinos Mariano Loiácono en trompeta y Sebastián Loiácono en saxo tenor, como músicos invitados.
El músico nacido en Kentucky en 1964 es considerado uno de los mejores de su generación y tocó junto a Nat Adderley, Cedar Walton, Dizzy Gillespie, Art Blakey, la Mingus Big Band, Wynton Marsalis y decenas de estrellas más. Su estilo se identifica con el hard bop.
“El jazz me dio una voz internacional, la libertad de expresar quién soy; amor e inspiración, unión y felicidad, y la posibilidad de conocer gente en todo el planeta. Hay muchísimos músicos que admiro y que han sido una gran inspiración para mí, como Nat y Cannonball Adderley, McCoy Tyner, Eddie Harris, Freddie Hubbard, John Coltrane y una larga lista”, detalla.
Herring no sólo estará sobre el escenario. También ofrecerá una clínica de ensamble junto a Williams y a Jones III en el Instituto Aticana (avenida Salta 581) mañana, de 15 a 18, con cupos limitados. “La enseñanza del jazz es popular en todo el mundo, porque es posible enseñar improvisación. Mi consejo a los estudiantes de música es que escuchen todo lo que puedan; que consigan un buen profesor; y que practiquen todos los días tanto como puedan disfrutar y sentir, porque es divertido. Sus oídos serán su guía para encontrar una voz propia”, sostiene.
Una gran exigencia
La presencia de los hermanos Loiácono en el show de esta noche no pasa inadvertida para los amantes del género. Y tampoco para ellos. “Con Herring son los conciertos más importantes que hemos tenido. Si bien hemos tocado, tanto yo como Sebastián, con músicos muy importantes como George Garzone, Ron McClure o Gary Smulyan, los recitales con él serán de una exigencia tremenda y esperamos que también de un gran disfrute y aprendizaje”, adelanta Mariano Loiácono.
El compositor lanzó hace dos años su último disco, “Black Soul”, en el cual resume la evolución que tuvo con la música desde lo personal y desde lo colectivo. “Es algo que uno siempre espera, pero no siempre se da -reconoce-. Seguramente en este año grabaré otro disco, pero no tengo decidido en qué momento aún, aunque tengo un par de ideas dando vueltas. No soy un gran compositor y sólo lo hago cuando siento que es el momento. Lo que más se resiente con la sucesión de conciertos es mi veta compositiva”.
“Como toda expresión artística, el jazz necesita un fuerte apoyo del Estado en forma de auspicios para traer referentes de afuera, concretar festivales, otorgar becas y realizar conciertos. Eso por el lado organizativo. Después, el género necesita que quien se decida a ser músico de jazz ponga todo el compromiso y la energía en este idioma”, reclama.
Ese mismo rigor lo expresa en su propia vida: “mi tiempo está organizado en relación con mi estudio; si bien doy muchas clases tanto en institutos como en casa, todo esta armado alrededor de poder estudiar las horas que siento necesario y, de ese modo, estaré cómodo en los conciertos”.
El festival continuará mañana con presencia internacional a cargo del sexteto que lidera el brasileño André Marques en el San Martín y concluirá el domingo, con Rubén Rada. Todas las medianoches hay jam sessions en El árbol de Galeano (Virgen de la Merced 435).