Matías López vuelve tras su paso por el rugby español

Matías López vuelve tras su paso por el rugby español

CON O SIN BARRO. Matías López fue importante en el juego físico para Gernika. foto de GOTZON ZUZAETA AURREKOETXEA CON O SIN BARRO. Matías López fue importante en el juego físico para Gernika. foto de GOTZON ZUZAETA AURREKOETXEA
09 Mayo 2017
El hecho de haber llegado a Tucumán hacía apenas dos horas no era motivo suficiente para que Matías López dejara de ir a la cancha a ver a su querido Natación frente a Jockey Club. Menos cuando ya desde hacía semanas, todavía a la distancia, venía escuchando elogios sobre el nuevo estilo de los “Blancos”, más audaz y ofensivo. Pudo comprobar que no exageraban: sus ex compañeros se lucieron con una soberbia goleada sobre los “Cañeros”, que los ubicó en la punta de la Zona A.

“¡Se los ve muy bien! Es un grupo muy bueno y me hace muy feliz verlo así”, asegura el tercera línea, quien regresó para reincorporarse al equipo luego de su breve pero enriquecedora experiencia en el exterior. “Veremos si me puedo ganar un lugarcito, je”, bromea Matías, luego de comprobar lo mucho que subió la vara en Natación desde que se marchara el año pasado, casi sin meditarlo.

Cambio de realidad

El año pasado, con Natación a la deriva en el Súper 8, Matías se tuvo que ir, y ni siquiera tuvo tiempo de despedirse: pocos días después de recibir el llamado desde España, ya se encontraba en Guernica y Luno, una villa enclavada en pleno País Vasco, cuya fisonomía responde al de tantos municipios pequeños y costumbristas que salpican el mapa de España. Allí lo esperaba una tempestuosa temporada en curso, con el Gernika Rugby Taldea peleando por mantenerse en la División de Honor A, la primera categoría del rugby español.

“Por suerte esta temporada ya hicimos una mejor campaña y solo por un par de puntos nos quedamos fuera de los playoffs. Igualmente fue una muy buena experiencia”, cuenta el cuarto integrante de un grupo de tucumanos que juega en el “Verdinegro” del País Vasco, compuesto también por Jorge Domínguez, Matías Frías Silva e Ignacio Fordham.

“Éramos varios argentinos y la convivencia fue muy buena. Aparte, allá te tratan muy bien”, destaca el octavo. “Además de los entrenamientos teníamos que cumplir otras actividades en el tiempo libre. A mí, por ejemplo, me tocó dar clases de rugby durante un mes en un colegio”, cuenta.

El rugby no es uno de los deportes más populares en la Madre Patria, pero no por eso se juega mal. “Si bien es cierto que te podés cruzar con tipos que son laburantes y no se matan en el gimnasio, también te tocan australianos, samoanos y fijianos que son durísimos. Es que la liga española se nutre mucho de jugadores que vienen de países en donde los torneos entran en receso. Y así tenés rivales que en otro momento del año juegan en la ITM (Segunda división de Nueva Zelanda). Es un rugby muy frontal”, describe.

Claro que nunca perdió de vista a Natación. “Lo seguía todo el tiempo. A los muchachos que lo iban a la cancha les pedía que hicieran transmisión de Facebook para que lo pudiera ver en vivo. Una locura”, retrata su pasión por un Natación que ahora lo cuenta como refuerzo para la breve y trepidante carrera hacia la clasificación: “se sumaron chicos nuevos de una muy buena camada, y el cuerpo técnico está haciendo un gran trabajo, continuando con lo que ya se venía haciendo con José Rubino. Es un crecimiento paso a paso, que va más allá de los resultados”.

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