Por Sebastian Kunigkeit (Agencia DPA)
El presidente electo de Francia, Emmanuel Macron, asumirá el cargo de manos del socialista François Hollande el próximo domingo, anunció hoy el propio Hollande en el marco de la ceremonia en recuerdo del final de la Segunda Guerra Mundial en París.
El mandato de Hollande vence ese mismo día, por lo que era la última fecha posible. Macron se impuso en la segunda vuelta de las elecciones presidenciales este domingo a la ultraderechista Marine Le Pen con un 66 por ciento de los votos.
Macron se enfrenta a varios retos, pero hay tres problemas clave que deberá priorizar:
1- Migración de identidad: la llegada de inmigrantes y la integración, el papel de la religión (sobre todo del islam) en la sociedad y los valores de la República son un tema candente en Francia desde hace años. Un ejemplo fue el exagerado debate sobre la prohibición del “burkini”. Detrás de todo esto hay un problema real: la marginalidad de algunos suburbios habitados sobre todo por inmigrantes del norte de África, la radicalización y una profunda inseguridad de los franceses ante la globalización.
2- Seguridad: Francia se vio sacudida por una serie de atentados terroristas desde 2015, que costaron la vida a 238 personas y han conmocionado profundamente a la sociedad. En el país rige el estado de emergencia y en las estaciones de trenes, aeropuertos y atracciones turísticas patrullan soldados. Se han ampliado las atribuciones y medios de las fuerzas de seguridad. Este tema es un enorme desafío teniendo en cuenta que unas 2.300 personas están activas en redes yihadistas, han estado activas o han intentado estarlo, tantas como en ningún otro país de la UE. Macron apoya ampliar el número de policías y la capacidad de las prisiones, pero está en contra de prolongar el estado de excepción.
3- Economía y austeridad: el débil crecimiento de Francia es uno de los graves problemas del país. En 2016 fue del 1,1%, frente a una media de 1,7% en la UE. Pese a eso, las previsiones para este año y el próximo mejoran, y hay sectores en los que Francia es muy fuerte, como la industria del lujo, la aeronáutica o el turismo.