29 Abril 2017
DESTRUCTIVO. El “picudo” tuvo una aparición más tardía, pero con una fuerte concentración en marzo.
El ingeniero agrónomo Juan Carlos Morales, asesor agrícola privado, recorre los campos sojeros en la franja común Tucumán-Santiago del Estero, auscultando la evolución de la presenta campaña. Por eso, LA GACETA Rural lo consultó para conocer su opinión.
“La cosecha comenzó hace unos 20 días, sobre los primeros lotes sembrados entre noviembre y diciembre pasado. Después, la recolección fue entrecortada por las lluvias, por lo que no tomó un ritmo fuerte: trabajábamos dos o tres días y teníamos que parar. Y estamos logrando buenos rindes”, describió.
En cuanto a los rendimientos, Palomo comentó: “tuvimos poca presión en enero, por la falta de lluvias y por el calor intenso, que retrasaron el crecimiento de la soja, y también del maíz en los campos sembrados con ese grano. Pero después, en febrero y en marzo hubo bastantes lluvias y estimamos que se recuperaron los rendimientos, por lo que tenemos buenas expectativas”.
“¿Enfermedades, plagas y malezas? Puedo decir que el ‘picudo’ tuvo una aparición más tardía, porque hay que recordar que puede surgir entre diciembre y abril. Por las lluvias se corrió su incidencia para marzo, con una mayor emergencia y concentración”, se autopreguntó y también respondió.
“Respecto de las malezas, el Amaranthus palmeri, o ‘ataco’ o ‘yuyo colorado’ ejerce mucha presión. Se pone más evidencia cuando las plantas están vivas, en pleno crecimiento. El problema es que se están generando semillas para la próxima campaña, y creo que ya no podemos hacer nada. Y tampoco podemos hacer extracción manual de esas plantas. Sin dudas: se trata de un problema complicado para la próxima campaña de granos”.
Morales no dejó sin aclarar que “sigue presente Eleucine, con mucha fuerza, que es una de las malezas más resistentes; es la más ampliada”.
Avanza el trigo
¿Cómo están los suelos para la actividad agrícola que viene?, consultamos.
“En diciembre y enero faltó agua; fue menor a lo que esperábamos, y sí tuvo algún impacto ese menor nivel de humedad. En febrero, se recuperó el agua en los suelos: recibieron mucha humedad. Esto provocó que aumentaran los niveles de siembra de trigo (cereal de invierno). Ahora, en los campos se recuperó una imagen que hacía mucho que no veíamos: adelante, la máquina cosechando soja, y por atrás, sembrando trigo. Esto es auspicioso para el agro”, concluyó.
“La cosecha comenzó hace unos 20 días, sobre los primeros lotes sembrados entre noviembre y diciembre pasado. Después, la recolección fue entrecortada por las lluvias, por lo que no tomó un ritmo fuerte: trabajábamos dos o tres días y teníamos que parar. Y estamos logrando buenos rindes”, describió.
En cuanto a los rendimientos, Palomo comentó: “tuvimos poca presión en enero, por la falta de lluvias y por el calor intenso, que retrasaron el crecimiento de la soja, y también del maíz en los campos sembrados con ese grano. Pero después, en febrero y en marzo hubo bastantes lluvias y estimamos que se recuperaron los rendimientos, por lo que tenemos buenas expectativas”.
“¿Enfermedades, plagas y malezas? Puedo decir que el ‘picudo’ tuvo una aparición más tardía, porque hay que recordar que puede surgir entre diciembre y abril. Por las lluvias se corrió su incidencia para marzo, con una mayor emergencia y concentración”, se autopreguntó y también respondió.
“Respecto de las malezas, el Amaranthus palmeri, o ‘ataco’ o ‘yuyo colorado’ ejerce mucha presión. Se pone más evidencia cuando las plantas están vivas, en pleno crecimiento. El problema es que se están generando semillas para la próxima campaña, y creo que ya no podemos hacer nada. Y tampoco podemos hacer extracción manual de esas plantas. Sin dudas: se trata de un problema complicado para la próxima campaña de granos”.
Morales no dejó sin aclarar que “sigue presente Eleucine, con mucha fuerza, que es una de las malezas más resistentes; es la más ampliada”.
Avanza el trigo
¿Cómo están los suelos para la actividad agrícola que viene?, consultamos.
“En diciembre y enero faltó agua; fue menor a lo que esperábamos, y sí tuvo algún impacto ese menor nivel de humedad. En febrero, se recuperó el agua en los suelos: recibieron mucha humedad. Esto provocó que aumentaran los niveles de siembra de trigo (cereal de invierno). Ahora, en los campos se recuperó una imagen que hacía mucho que no veíamos: adelante, la máquina cosechando soja, y por atrás, sembrando trigo. Esto es auspicioso para el agro”, concluyó.