26 Abril 2017
Barbona jugó a otra velocidad, estilo “hijo del viento”
Resulta que cuando las piernas comienzan a funcionar a gas, las de David Barbona parecen haberse recargado con nafta de avión. El volante, el mismo que arranca sus partidos carreteando, voló ayer cuando el partido y Atlético necesitaron de él. El volante pasó de crear algo de murmullo en las tribunas al éxtasis, luego de una breve escala: el descanso.
En el vestuario, Barbona cambió pilas y desconcertó con su velocidad a los marcadores de Wilstermann. Barbona, en sociedad con Leonel Di Plácido, dibujaron su propio espacio en la cancha. “Se hizo un gran esfuerzo”, dijo a la salida del vestuario quien jugó con los gemelos y los isquiotibiales “cargado” por la seguidilla de partidos. El dolor no afectó. Había que dejar todo porque Atlético se jugaba su continuidad en la Copa.
“La confianza es importante”, reconoció quien jamás baja los brazos y sostiene que el “Decano” puede jugar la Copa y el Torneo de Primera sin problema. ¿Por qué descartar a uno? “Si se puede, o hasta donde nos dé, quiero los dos torneos. A todo jugador le gusta estar en la Libertadores. Y el torneo local es importante porque tenemos que sumar puntos para olvidarnos del descenso y conseguir una base de puntos para lo que viene”, reconoció quien, salvo un milagro, deberá volver después del 30 de junio a Estudiantes, el dueño de su pase. Llegó al “Decano” a préstamo, sin cargo y sin opción.
¿Y cómo vio Barbona el duelo contra Wilstermann? “Como una final. Eso era para nosotros, y la ganamos”, sostuvo quizás con la última bocanada de aire que le quedaba en los pulmones, después de correr sin parar. Y como ahora se abre otro panorama, Peñarol pasará a ser el duelo más importante, el próximo martes. Una victoria dejaría a Atlético muy bien posicionado. “Y sí, pero sabemos que será muy duro. Nos prepararemos para jugar otra final”, lo dijo el “Pájaro” Barbona. El mismo que “vuela” en la cancha.
“Estoy feliz porque los jugadores entendieron que era el partido a ganar y lo jugamos como una final”. Con esa frase, con una sonrisa de oreja a oreja y mucho más tranquilo de cómo había vivido el juego, Pablo Lavallén (foto) comenzó su charla con la prensa.
El DT sabía que no había mañana para Atlético si ayer no superaba a los bolivianos de Jorge Wilstermann. “Eso estaba claro. Si no ganábamos nos quedábamos afuera; era así. Lo hablamos con los muchachos y todos entendieron cómo había que encarar el partido. Estoy muy contento porque ganamos y porque no sentimos el trajín de jugar Copa y Torneo”, explicó el entrenador. Luego aclaró que no se queja de lo que le toca vivir. “Nos gusta jugar las dos competencias y le hace bien al club. Aunque por ahí tenés que hacer un esfuerzo mucho mayor por el poco descanso entre partidos”.
Atlético pegó en los momentos justos y luego se dedicó a cuidar la ventaja; por eso sufrió más de la cuenta. Pero Lavallén aclaró que el desorden con el que atacó el rival durante los últimos minutos, llevó a su equipo a pasar algunos sofocones. “Ellos se cuidaron casi todo el partido, pero cuando se vieron en desventaja se fueron todos arriba y eso complica. En el 0-0 se ven las intenciones, porque en el 0-1 somos todos ofensivos. Igual el triunfo no merece discusiones”, sentenció.
En el vestuario, Barbona cambió pilas y desconcertó con su velocidad a los marcadores de Wilstermann. Barbona, en sociedad con Leonel Di Plácido, dibujaron su propio espacio en la cancha. “Se hizo un gran esfuerzo”, dijo a la salida del vestuario quien jugó con los gemelos y los isquiotibiales “cargado” por la seguidilla de partidos. El dolor no afectó. Había que dejar todo porque Atlético se jugaba su continuidad en la Copa.
“La confianza es importante”, reconoció quien jamás baja los brazos y sostiene que el “Decano” puede jugar la Copa y el Torneo de Primera sin problema. ¿Por qué descartar a uno? “Si se puede, o hasta donde nos dé, quiero los dos torneos. A todo jugador le gusta estar en la Libertadores. Y el torneo local es importante porque tenemos que sumar puntos para olvidarnos del descenso y conseguir una base de puntos para lo que viene”, reconoció quien, salvo un milagro, deberá volver después del 30 de junio a Estudiantes, el dueño de su pase. Llegó al “Decano” a préstamo, sin cargo y sin opción.
¿Y cómo vio Barbona el duelo contra Wilstermann? “Como una final. Eso era para nosotros, y la ganamos”, sostuvo quizás con la última bocanada de aire que le quedaba en los pulmones, después de correr sin parar. Y como ahora se abre otro panorama, Peñarol pasará a ser el duelo más importante, el próximo martes. Una victoria dejaría a Atlético muy bien posicionado. “Y sí, pero sabemos que será muy duro. Nos prepararemos para jugar otra final”, lo dijo el “Pájaro” Barbona. El mismo que “vuela” en la cancha.
“Estoy feliz porque los jugadores entendieron que era el partido a ganar y lo jugamos como una final”. Con esa frase, con una sonrisa de oreja a oreja y mucho más tranquilo de cómo había vivido el juego, Pablo Lavallén (foto) comenzó su charla con la prensa.
El DT sabía que no había mañana para Atlético si ayer no superaba a los bolivianos de Jorge Wilstermann. “Eso estaba claro. Si no ganábamos nos quedábamos afuera; era así. Lo hablamos con los muchachos y todos entendieron cómo había que encarar el partido. Estoy muy contento porque ganamos y porque no sentimos el trajín de jugar Copa y Torneo”, explicó el entrenador. Luego aclaró que no se queja de lo que le toca vivir. “Nos gusta jugar las dos competencias y le hace bien al club. Aunque por ahí tenés que hacer un esfuerzo mucho mayor por el poco descanso entre partidos”.
Atlético pegó en los momentos justos y luego se dedicó a cuidar la ventaja; por eso sufrió más de la cuenta. Pero Lavallén aclaró que el desorden con el que atacó el rival durante los últimos minutos, llevó a su equipo a pasar algunos sofocones. “Ellos se cuidaron casi todo el partido, pero cuando se vieron en desventaja se fueron todos arriba y eso complica. En el 0-0 se ven las intenciones, porque en el 0-1 somos todos ofensivos. Igual el triunfo no merece discusiones”, sentenció.
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