26 Abril 2017
SU FAMILIA. Martín, uno de los cuatro hijos de la mujer asesinada. la gaceta / foto de hector peralta
La familia de Silvia Graciela Morales, la mujer asesinada el domingo por su ex pareja Julio Rubén Olivera, relató que la mujer le había puesto un punto final a la relación para escapar de un infierno de celos y manipulaciones. Incluso, contaron que ella durante un tiempo abandonó el barrio para evitar las molestias que le causaba este hombre, que vivía justo en frente. Sin embargo, en lo que más pusieron énfasis fue en que el detenido no pudo haber cometido semejante ataque solo.
“Mi mamá era una leona. Ese hombre no la hubiese podido ramiar solo; no tiene fuerzas, está enfermo y casi ciego. Creo que alguien lo ayudó. Su familia nunca la quiso. Además, los vecinos escucharon varias voces”, advirtió Martín Valdez, mientras miraba la casa de Olivera, que se encuentra custodiada por personal de Infantería, pese a que adentro no hay nadie. Minutos después del ataque en barrio Crucero Belgrano, el hombre se presentó ante la Policía y confesó. Silvia fue asesinada a puñaladas en la vereda de su casa.
“Se casaron hace dos años pero no duraron mucho. En ese tiempo mi mamá lo denunció dos veces. Nunca vi que le pegara, pero ese hombre estaba enfermo de celos. Incluso, cuando se separaron ella vivió un tiempo en otro lugar para que no la molestara; siempre le decía que, si no volvían, se iba a matar”, agregó.
El hijo de la víctima contó que hubo dos momentos muy difíciles; verla tirada en la vereda y explicarles a sus hijos -de ocho y cinco años- que su abuela había fallecido. “Al llegar, noté que tenía cortes en el cuello, el labio, el codo. Parece que la habían arrastrado también. Hay que estar muy enfermo para hacer algo así. Estamos muy mal, pero la más afectada es mi hermana de 18 años; ya perdió a su papá y a su mamá. Me la voy a tener que llevar a vivir conmigo”, lamentó.
Por último, habló de Silvia: “Era una excelente madre, cariñosa, de buen humor, bromista. Estaba disfrutando de la vida. Vivía para sus nietos”.
“Mi mamá era una leona. Ese hombre no la hubiese podido ramiar solo; no tiene fuerzas, está enfermo y casi ciego. Creo que alguien lo ayudó. Su familia nunca la quiso. Además, los vecinos escucharon varias voces”, advirtió Martín Valdez, mientras miraba la casa de Olivera, que se encuentra custodiada por personal de Infantería, pese a que adentro no hay nadie. Minutos después del ataque en barrio Crucero Belgrano, el hombre se presentó ante la Policía y confesó. Silvia fue asesinada a puñaladas en la vereda de su casa.
“Se casaron hace dos años pero no duraron mucho. En ese tiempo mi mamá lo denunció dos veces. Nunca vi que le pegara, pero ese hombre estaba enfermo de celos. Incluso, cuando se separaron ella vivió un tiempo en otro lugar para que no la molestara; siempre le decía que, si no volvían, se iba a matar”, agregó.
El hijo de la víctima contó que hubo dos momentos muy difíciles; verla tirada en la vereda y explicarles a sus hijos -de ocho y cinco años- que su abuela había fallecido. “Al llegar, noté que tenía cortes en el cuello, el labio, el codo. Parece que la habían arrastrado también. Hay que estar muy enfermo para hacer algo así. Estamos muy mal, pero la más afectada es mi hermana de 18 años; ya perdió a su papá y a su mamá. Me la voy a tener que llevar a vivir conmigo”, lamentó.
Por último, habló de Silvia: “Era una excelente madre, cariñosa, de buen humor, bromista. Estaba disfrutando de la vida. Vivía para sus nietos”.