Recordando a Leoni Pinto
22 Abril 2017

Jorge Lobo Aragón - Abogado

Por estos días, Tucumán debe recordar a uno de sus hombres próceres. Digo prócer por la eminencia de su persona, por la elevación de su saber, por la altura de sus estudios, por su consagración a una tarea que tiene como fin el mejoramiento de la sociedad. Me refiero a Ramón Leoni Pinto (fallecido el 21 de abril de 1998),quien hizo del estudio de la historia -de su análisis sistemático, documentado, al margen de las pasiones- el centro de sus inquietudes intelectuales. Tarea que tiene como fin el mejoramiento de la sociedad ya que a la historia no se la desmenuza como a un tejido biológico por la simple curiosidad de saber qué es lo que tiene adentro, sino buscando en sus entrañas las guías que explican la grandeza y la decadencia de los pueblos, los afanes que llevan a afianzar una patria y su cultura y las renuncias que separan a los pueblos de sus grandes destinos. Santiagueño de nacimiento, maestro mayor de obras por sus estudios juveniles, en la universidad tucumana cursó estudios que lo llevaron a ser un profesor de la historia, que es también otra forma de construir quizás más valiosa y perdurable, pues construyó en la conciencia de las jóvenes generaciones estableciendo criterios científicos para el análisis de lo que a la patria le viene sucediendo en el transcurso de los tiempos. Supo ganar la confianza y amistad de ilustres maestros, como Manuel Lizondo Borda y Orlando Lázaro, junto a quienes se formó, y de otros cuyas enseñanzas abrevó a través de meticulosas lecturas, como Bernardo Canal Feijoo, y de colegas historiadores, como Luis Alén Lascano y Ventura Murga, quienes supieron de sus inquietudes por quitar el velo con que el tiempo cubre los nobles afanes de quienes nos precedieron en la tarea de construir una nación. Y en ese mismo ámbito universitario con total desprendimiento y generosidad se empeñó en volcar conocimientos sobre sus alumnos y cuántos a él llegaran formulándole consultas. Podríamos recordar también el éxito que tuvo como organizador del archivo de “LA GACETA”, modelo de ajustado ordenamiento que tanta ayuda presta a periodistas, historiadores y estudiantes y mencionar sus artículos periodísticos, su actuación como cordial compañero de tareas en el diario. Pero permítaseme que, al margen de los altos méritos de la labor historiográfica de Leoni Pinto, exponga como merecedora de un homenaje de sus conciudadanos sus calidades personales, su ánimo siempre dispuesto al servicio, su amabilidad que le llevaba a interesarse siempre -con verdadero interés- por su interlocutor. Cuando a su interlocutor le preguntaba “cómo te va”, era porque realmente estaba interesado por su persona, curioso de saber qué problemas lo afligían y cómo él podría brindarle su solidaridad, su colaboración.

Su oficio lo llevaba a interesarse por el pasado; su alma grande y generosa lo conducía a interesarse por los prójimos , por sus cuitas, por sus preocupaciones y sus angustias, evitando siempre la maledicencia y los comentarios que inútilmente agravian a los ausentes. Con la desaparición de Leoni, la cultura de Tucumán y de Santiago perdió a un sólido investigador, a un esclarecido intérprete, y a un maestro divulgador. Y sus amigos ganaron en la Gloria un abogado que seguirá interesado en cómo nos va, para alentarnos con ánimo noble y desprendido.

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