El plantel de Atlético y toda la intimidad del viaje de regreso a Tucumán
(Enviado especial de LAGACETA.COM, Martín Soto) La expedición de Atlético por Bolivia concluyó esta madrugada, a las 2.15, cuando el vuelo 950 de la empresa Amaszonas aterrizó en el aeropuerto Benjamín Matienzo. Casi sin emitir sonido y luego de hacer los trámites correspondientes en Migraciones, los jugadores que ayer cayeron ante Wilstermann por 2-1 pasaron del chárter a un colectivo, y de allí a sus hogares.
El viaje por Cochabamba no es algo que quieran mantener en sus memorias. Momentos después de finalizado el encuentro, aún en el vestuario del estadio Félix Capriles, el plantel realizó la cena: un sándwich de milanesa de pollo fue el menú elegido para todos. Luego de algunas notas a la prensa, en las que se percibió la preocupación y malestar por el resultado, el equipo se dirigió al aeropuerto Wilstermann. Mientras afuera sonaban las sirenas de la custodia policial, a bordo del ómnibus sólo había silencio y se masticaba bronca.
La tensión fue cediendo con el paso de los minutos. Los dirigentes colaboraron en ese sentido y se hicieron cargo del check in de todos de los pasajeros del chárter, mientras el equipo se acomodó en los asientos para despejar la cabeza. Algunos mates, series en el celular y un poco de música predominaron en la espera, prevista en más de dos horas. Nery Leyes, Rodrigo Aliendro, Franco Quiroga, Bruno Bianchi y Leonel Di Plácido, en tanto, improvisaron una pequeña ronda de charla como para drenar la bronca acumulada.
Tomás Cuello renegaba porque el aeropuerto no contaba con internet inalámbrico y su chip tampoco se conectaba con las operadoras locales. Mientras llenaban los formularios de Migraciones, dos mujeres se acercaron muy efusivas a tomarse fotos con todos los jugadores posibles ¿Los reconocieron? Difícilmente. Pero se sabe que nunca falta momento para ser cholulo, incluso con futbolistas de Tucumán que aguardan un vuelo en Cochabamba.
La buena noticia llegó cuando se informó que el chárter finalmente saldría una hora y media antes de lo previsto. Luego de los trámites correspondientes, todo el mundo a bordo. Ya en la aeronave se habló poco y nada. La mayoría chateó con sus seres queridos hasta que se pidió pasar los dispositivos a modo avión. Ahí aparecieron nuevamente las series, la música y los juegos, como Cristian Luchetti, que disfrutó principalmente de Candy Crush. José Méndez, incluso, se dio tiempo para ver una novela en el celular. Varios, como Quiroga y Bianchi, se dejaron llevar por el cansancio y se dieron maña para dormir en el vuelo.
El clima se aflojó a medida que Tucumán se acercaba. Incluso en la última media hora de un parlante en la zona delantera de la pequeña aeronave (con capacidad para 50 personas) sonaron varios temas de La Nueva Luna, que Aliendro acompañó con algunos golpes rítmicos y un par de palmas. Así fue el regreso de Atlético, que tendrá que digerir rápidamente una derrota que complica su futuro en la Copa Libertadores. Pero no hay mucho tiempo para lamentos, ya que el domingo debe recibir a las 16.15 a San Lorenzo por el torneo local. Otra revancha, de esas que el fútbol siempre entrega.