La FIFA sólo mira lo que quiere

La FIFA sólo mira lo que quiere

Estamos tan inmersos en nuestro ombligo de AFA, “Patón” Bauza y la eliminatorias de Rusia 2018, que es imposible ver algunos de los principales problemas que está atravesando el fútbol. Por eso, pasó casi desapercibido aquí la grave denuncia sobre el Eldense, el club de la Segunda B de España supuestamente en manos de mafiosos que acordaban resultados con apostadores. Todo saltó tras la caída del último fin de semana 12-0 ante Barcelona B.

Era conmovedora la imagen del jugador Michael Wayne Fernández, que salió llorando del campo, consolado por sus rivales, en destacado gesto de deportividad. Tres días después, era llevado a la policía, acusado de ser uno de los que fue a menos por orden de su patrón italiano. “Actor de Hollywood”, lo definieron. Todo saltó por la denuncia del atacante mauritano de 26 años Cheikh Saad (foto), el único jugador delEldense que se atrevió a decir públicamente lo que estaba pasando.

Eldense, que juega en Elda, cerca de Valencia, está ahora agobiado por las deudas. La Junta Gestora dueña del club ya echó a los inversores italianos Nobile Capuani y Salvatore Casapulla, a los que había recibido como salvadores en enero pasado. ¿Cómo creer que nadie sabía que estas mismas personas, poco antes, habían sido echadas de otro club vecino, Jumilla, justamente porque sus jugadores se opusieron a directivas antiéticas de sus patrones? ¿También ellos debían ir a menos? Curioso que Eldense los haya recibido pese a que algunos de esos dirigentes también tenían sanciones previas y hasta actuación de prohibir en el fútbol de Italia. ¿Dónde están los controles de la FIFA, capaces de poner una cámara hasta dentro de las amígdalas a Leo Messi y aplicarle todo el peso del reglamento y no de revisar algo tan elemental como los antecedentes de los señores que compran los clubes? El caso Eldense saltó gracias a la denuncia de un jugador africano que rompió códigos de silencio. Pero, lo grave, es que Eldense, como escribió el periodista Alfredo Relaño en el diario “AS”, “es la punta del iceberg”.

Además de Eldense y Jumilla, la Segunda B de España tiene a otros nueves clubes en manos de grupos de inversión (Extremadura, Lorca, Marbella, Toledo, Sabadell, Palencia, Cultural Leonesa y Tudelano). Otros 14 recibieron ofertas. La mayoría llegan desde China. Se desconoce todo de ellos, porque imponen una cláusula de confidencialidad para mantener secreta su identidad, aunque las investigaciones ya descubrieron nombres de abogados y de intermediarios que se repiten.

También sabemos ahora que ya no se investiga sólo el 0-12 con Barcelona B (0-8 el primer tiempo). La investigación se extiende ahora a otros partidos que había jugado el Eldense de patrones italianos. Sabemos también que los estafadores (dirigentes, entrenadores y jugadores), ganaron entre 500.000 y 200.000 euros por partido. Los jugadores que se negaban quedaban afuera. Y, según el caso, jugadores del equipo rival también participaban del arreglo. “La Segunda B -escribió Relaño en ‘AS’- es una categoría a la que el cambio de los tiempos y la incuria de la Federación ha dejado a contrapié, con campos deteriorados y vacíos, espuesta a aventureros de fortuna. Carne de cañón para profesionales de los tongos en las apuestas”. ¿Sabemos realmente quiénes son los dueños de nuestros clubes gerenciados?

Los primeros informes del caso Eldense vincularon a los apostadores con la ‘Ndragheta, la poderosa mafia calabresa, que tiene negocios en decenas de países, lícitos o no. Hay que leer a Roberto Saviano, autor de Gomorra, para saber que ya desde hace tiempo la mafia dejó de ser un tema del Sur pobre.

Siempre nos contaron que la mafia, por ejemplo, era la Camorra que, supuestamente, hasta ponía dinero en el Napoli en tiempos de Diego Maradona. En el medio estaba Milan, del norte más poderoso, en manos de Silvio Berlusconi, el origen de cuyos dineros provocó decenas de investigaciones judiciales, abortadas muchas de ellas cuando el magnate se convirtió en premier de Italia. Berlusconi está a punto de cerrar la venta de su querido Milan a un grupo asiático.

El club que ahora está bajo investigación es nada menos que Juventus, el equipo al que Gonzalo Higuaín y Paulo Dybala están llevando a su sexto campeonato consecutivo y que el martes jugará ante Barcelona por cuartos de final de la Champions.

“La Vecchia Signora” del calcio está declarando en estos días ante una Comisión Antimafia del Senado italiano. Juventus está bajo sospecha de haber cedido entradas a uno de sus “ultras” a cambio de que éste garantizara la paz en la tribuna (un punto del que podríamos hablar mucho aquí en la Argentina). El problema es que el ultra en cuestión está a su vez investigado por supuestos vínculos con la ‘Ndragheta. Y de destinar ese dinero de la reventa de entradas para ayudar a las familias de mafiosos encarcelados.

Europa, es cierto, nos llega siempre aquí a través de la glamorosa imagen de la Champions. Imposible no rendirse ante ese formidable espectáculo. Pero no todo lo que reluce es oro.

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