09 Abril 2017
“Soluciones siempre existen, por lo menos desde la ingeniería siempre habrá algo para hacer. Lo se impone es evaluar cuál es la mejor y cuán compleja y cara puede llegar a ser. Pero nunca se hizo un trabajo serio para pensar en esas soluciones”, sentenció Roberto Lazarte Sfer, consultado por LA GACETA acerca de las aparentemente irremediables inundaciones del sur tucumano.
Ingeniero civil especializado en proyectos hidráulicos y estudios hidrológicos, Lazarte Sfer explicó que la compleja geografía de La Madrid amerita un profundo y multidisciplinar estudio que contemple desde factores hidrológicos hasta sociales. “Se necesita mucho más que un año para estudiar la problemática. Pero llevamos décadas de no haber hecho estudios importantes. De una vez hay que romper con la desidia, con este círculo vicioso de daño-reparación al que nos enfrentamos casi todos los años. A nadie puede convenirle eso. O sí, quizás a la clase política le convenga...”, reflexionó.
“Podríamos decir que La Madrid está mal ubicada. Es real, lo que no significa que no haya soluciones. La base del problema es que está en la llanura deprimida del oeste de la provincia, una zona de muy baja pendiente, donde confluyen otros factores: la ruta funciona como un dique que impide que corra el agua, más un proceso de agradación cíclico (acumulación de sedimentos) en los ríos, que disminuye su capacidad de contención de agua, por ejemplo. Por supuesto, parte de la culpa es atribuible a la severidad de los eventos (lluvias cuantiosas en corto tiempo), pero ya no se puede hablar de esto último como un fenómeno extraordinario: si es algo que pasa cada dos años, deja de ser algo extraordinario”, detalló.
Que La Madrid esté “mal ubicada” no significa que la única solución sea demolerla y construirla en otro lado, reubicando a toda la población. Esta, en realidad, debería ser una solución de última instancia. “Hay que que hacer estudios hidrológicos e hidráulicos, y también trabajar con especialistas en ordenamiento poblacional, en políticas de uso del territorio, urbanistas, sociólogos, etcétera. Hay que tener en cuenta el arraigo que tiene la población con un lugar, no se puede decir que desde mañana vivirán a 20 kilómetros de ahí. Por eso, las posibles soluciones tienen que ser comparadas en relación a sus costos económicos y sociales y con eso decidir cuál es la mejor”, insistió.
En un ejercicio rápido, a Lazarte Sfer se le ocurren tres alternativas. “Una rústica: en el mismo lugar realizar un terraplenamiento para elevar las viviendas y reintentarlo en el mismo lugar. Dos: un endicamiento todo alrededor de la ciudad, que funcione como un gran canal por donde escurra el agua. Tres: reubicar al pueblo en una zona más alta cercana. Son todos ejemplos rápidos, sin ningún estudio -advirtió-. Pues bien, a cada una de esas alternativas hay que evaluarlas para comparar el costo social, ambiental y económico, y recién decidir. Pero es algo que no se ha hecho nunca”.
Ingeniero civil especializado en proyectos hidráulicos y estudios hidrológicos, Lazarte Sfer explicó que la compleja geografía de La Madrid amerita un profundo y multidisciplinar estudio que contemple desde factores hidrológicos hasta sociales. “Se necesita mucho más que un año para estudiar la problemática. Pero llevamos décadas de no haber hecho estudios importantes. De una vez hay que romper con la desidia, con este círculo vicioso de daño-reparación al que nos enfrentamos casi todos los años. A nadie puede convenirle eso. O sí, quizás a la clase política le convenga...”, reflexionó.
“Podríamos decir que La Madrid está mal ubicada. Es real, lo que no significa que no haya soluciones. La base del problema es que está en la llanura deprimida del oeste de la provincia, una zona de muy baja pendiente, donde confluyen otros factores: la ruta funciona como un dique que impide que corra el agua, más un proceso de agradación cíclico (acumulación de sedimentos) en los ríos, que disminuye su capacidad de contención de agua, por ejemplo. Por supuesto, parte de la culpa es atribuible a la severidad de los eventos (lluvias cuantiosas en corto tiempo), pero ya no se puede hablar de esto último como un fenómeno extraordinario: si es algo que pasa cada dos años, deja de ser algo extraordinario”, detalló.
Que La Madrid esté “mal ubicada” no significa que la única solución sea demolerla y construirla en otro lado, reubicando a toda la población. Esta, en realidad, debería ser una solución de última instancia. “Hay que que hacer estudios hidrológicos e hidráulicos, y también trabajar con especialistas en ordenamiento poblacional, en políticas de uso del territorio, urbanistas, sociólogos, etcétera. Hay que tener en cuenta el arraigo que tiene la población con un lugar, no se puede decir que desde mañana vivirán a 20 kilómetros de ahí. Por eso, las posibles soluciones tienen que ser comparadas en relación a sus costos económicos y sociales y con eso decidir cuál es la mejor”, insistió.
En un ejercicio rápido, a Lazarte Sfer se le ocurren tres alternativas. “Una rústica: en el mismo lugar realizar un terraplenamiento para elevar las viviendas y reintentarlo en el mismo lugar. Dos: un endicamiento todo alrededor de la ciudad, que funcione como un gran canal por donde escurra el agua. Tres: reubicar al pueblo en una zona más alta cercana. Son todos ejemplos rápidos, sin ningún estudio -advirtió-. Pues bien, a cada una de esas alternativas hay que evaluarlas para comparar el costo social, ambiental y económico, y recién decidir. Pero es algo que no se ha hecho nunca”.