04 Abril 2017
TODOS UNIDOS. Docentes de la escuela 363 de Alto El Puesto junto a algunos enduristas en La Cocha. foto gentileza josé mercado
Desde hace una semana los docentes de la escuela 363 “Isaías Nougues”, de Alto El Puesto (La Cocha), no tienen clases. Pero los docentes siguen yendo a la escuela todos los días para ayudar a los pobladores con mercadería, agua y ropa que recopilan. A las 7 de la mañana comienza su largo peregrinar en busca de donaciones. Con la ayuda de enduristas transportar llevar los víveres hasta las familias más distantes. La jornada termina a las 21, en plena oscuridad y a veces en medio de la lluvia.
Desde hace unos días las tormentas cerraron el paso a la escuela de Alto El Puesto, de modo que los docentes sólo pueden llegar hasta la escuela más cercana, en La Invernada. Allí hacen pie con sus donaciones y las reparten con la ayuda de un centenar de enduristas, muchos de ellos del club de Alberdi que preside José Mercado.
La maestra jardinera Laura Malica es el alma del grupo de docentes solidarios. Desde su casa en Alberdi organiza a sus compañeros. “Llegar a nuestra escuela no es fácil, porque no hay transporte. Viajamos en autos rurales y en camionetas. Cuando llueve mucho el camino se vuelve intransitable. Tenemos por costumbre dejar que el auto vaya adelante, porque es el que tiene más posibilidades de quedarse enterrado. Si eso ocurre, las camionetas no siguen, nos quedamos todos”, cuenta Laura con emoción. Ese ejercicio de solidaridad que hacen todos los días los docentes de La Cocha es lo que ponen en práctica cada vez que las tormentas inundan las comunidades de la zona.
“El lunes no pudimos salir de la escuela, nos quedamos allí los 13 docentes, sin luz ni agua. La tormenta había producido varias goteras, era de terror. Ese día nos pasamos tomando mate con el agua de lluvia que hacíamos hervir. Los vecinos nos ayudaron, nos llevaban velas para pasar la noche”, recuerda Laura, que tiene 25 años de servicio en esa escuela.
“Cuando logré llegar a mi casa el martes, comencé a mandar mensajes por whatsapp a todos los contactos que tenía, pidiendo ayuda para los pobladores de La Cocha. La respuesta no se hizo esperar. A las pocas horas tenía mi casa llena de donaciones, y de personas que se ofrecían para llevar las cosas a la escuela de La Invernada. Pronto se sumaron todos los docentes de mi escuela y grupos de distintas iglesias”, cuenta con entusiasmo. A los enduristas se unieron muchos vecinos de Alberdi, que hasta preparan comida y pan casero para llevar a las familias más alejadas. “Lo que más me emocionó fue una niña de cuatro años, vecina de mi casa. Ella sola decidió salir a pedir donaciones a los demás vecinos, casa por casa. Llegó con los bracitos llenos de mercadería”, relata. Laura siente que la solidaridad es la mejor lección que pudo enseñar y compartir con sus vecinos y todos sus colegas.
Desde hace unos días las tormentas cerraron el paso a la escuela de Alto El Puesto, de modo que los docentes sólo pueden llegar hasta la escuela más cercana, en La Invernada. Allí hacen pie con sus donaciones y las reparten con la ayuda de un centenar de enduristas, muchos de ellos del club de Alberdi que preside José Mercado.
La maestra jardinera Laura Malica es el alma del grupo de docentes solidarios. Desde su casa en Alberdi organiza a sus compañeros. “Llegar a nuestra escuela no es fácil, porque no hay transporte. Viajamos en autos rurales y en camionetas. Cuando llueve mucho el camino se vuelve intransitable. Tenemos por costumbre dejar que el auto vaya adelante, porque es el que tiene más posibilidades de quedarse enterrado. Si eso ocurre, las camionetas no siguen, nos quedamos todos”, cuenta Laura con emoción. Ese ejercicio de solidaridad que hacen todos los días los docentes de La Cocha es lo que ponen en práctica cada vez que las tormentas inundan las comunidades de la zona.
“El lunes no pudimos salir de la escuela, nos quedamos allí los 13 docentes, sin luz ni agua. La tormenta había producido varias goteras, era de terror. Ese día nos pasamos tomando mate con el agua de lluvia que hacíamos hervir. Los vecinos nos ayudaron, nos llevaban velas para pasar la noche”, recuerda Laura, que tiene 25 años de servicio en esa escuela.
“Cuando logré llegar a mi casa el martes, comencé a mandar mensajes por whatsapp a todos los contactos que tenía, pidiendo ayuda para los pobladores de La Cocha. La respuesta no se hizo esperar. A las pocas horas tenía mi casa llena de donaciones, y de personas que se ofrecían para llevar las cosas a la escuela de La Invernada. Pronto se sumaron todos los docentes de mi escuela y grupos de distintas iglesias”, cuenta con entusiasmo. A los enduristas se unieron muchos vecinos de Alberdi, que hasta preparan comida y pan casero para llevar a las familias más alejadas. “Lo que más me emocionó fue una niña de cuatro años, vecina de mi casa. Ella sola decidió salir a pedir donaciones a los demás vecinos, casa por casa. Llegó con los bracitos llenos de mercadería”, relata. Laura siente que la solidaridad es la mejor lección que pudo enseñar y compartir con sus vecinos y todos sus colegas.
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