Arrestan a dos mujeres por venta de droga

Los investigados volvieron a toparse de frente con una dura realidad. Las organizaciones dedicadas al narcomenudeo siguen contratando a mujeres para que instalen quioscos en donde tienen pequeñas cantidades de droga para su venta. La División Drogas Peligrosas de la Policía Federal, al mando de los comisarios Jorge Luján y Ramón Hernández realizaron dos operativos en dos barrios de la ciudad. Demoraron a dos mujeres, pero apenas si pudieron incautar 300 dosis de estupefacientes.

El primer allanamiento se realizó en el barrio San Fernando, al sur de la ciudad. Allí ingresaron a la casa una tal “Gorda Gimena”, donde incautaron 200 papelitos de cocaína. La mujer no tendría antecedentes por comercialización, pero los vecinos aseguran que vendía desde hace mucho tiempo. Al cierre de esta edición, esperaban que el juez federal Fernando Poviña ordene su detención o que le otorgue el arresto domiciliario, ya que les dijo a los efectivos que no tenía con quien dejar a sus hijos menores de edad.

El otro procedimiento se desarrolló en Villa 9 de Julio. Allí, según la información oficial, los federales lograron incautar unos 100 gramos de cocaína que estaban fraccionadas en pequeños envoltorios de 1 gramo cada uno. En este allanamiento, fue demorada una tal “Negra”. Los policías esperaban instrucciones del juez federal Daniel Bejas para determinar si la encerraban en un calabozo de la Comisaría de la Mujer o si la dejaban cumpliendo arresto domiciliario.

Con estos procedimientos quedó demostrada la estrategia que eligen los líderes de las organizaciones para desarrollar el negocio: por un lado, eligen a mujeres en condiciones legales de evitar la prisión y, por el otro, les entregan poca cantidad para evitar que les incauten el grueso de la droga que tienen para vender.

Pedido

“La Policía no tiene que bajar los brazos, deben seguir trabajando para golpear a los desgraciados estos que están arruinando la vida de los jóvenes de los barrios. Seguro que mañana habrá otro lugar donde venderán, pero por lo menos que se asusten, que no se la hagan tan fácil”, explicó María Fernanda Soraire, vecina de Villa 9 de Julio.

En la otra punta de la ciudad, Azucena de Herrera aseguró: “Estos asesinos están arruinando el barrio. Aquí vive gente trabajadora que sufre por este tema. Están los que tienen hijos adictos y los que son víctimas de robos de los chicos que quieren comprar. Espero que algún día se acabe”.