“El teatro es una herramienta transformadora”

“El teatro es una herramienta transformadora”

Paula Giusti contó cómo se desarrolla la actividad en Francia, donde reside desde hace 17 años.

PROTAGONISTA. Giusti prepara un nuevo proyecto de un autor marroquí. LA GACETA / FOTO DE INÉS QUINTEROS ORIO.- PROTAGONISTA. Giusti prepara un nuevo proyecto de un autor marroquí. LA GACETA / FOTO DE INÉS QUINTEROS ORIO.-
01 Abril 2017
“Debe entenderse que la cultura resuelve problemas sociales, puede generar bienestar, crea vocación y tal vez saca a niños de la miseria. Creo que el teatro es una herramienta transformadora”, asegura con elocuencia Paula Giusti.

La artista tucumana, que reside desde hace 17 años en París, dirige su propia compañía teatral, Toda Vía, con la que encarará una gira por distintos países y llegará a Martinica llevando el clásico “El inspector”, de Gogol, que participó en el prestigioso Festival de Avignon.

Giusti egresó de la Facultad de Artes como licenciada en Teatro, pero estudió también danza contemporánea. Su obra “Acerca de la estrategia más ingeniosa para ahorrarse la penosa tarea de vivir”, sobre Fernando Pessoa, recorrió numerosos escenarios, incluso se puso en Francia. Además de su tarea como directora, trabajó como actriz con Ariane Mnouchkine (Theatre du Soleil), en el espectáculo y el filme “Les naufragés du fol espoir”, entre 2009 y 2012. También escribe y participa en puestas como productora. “Estas tareas me absorben bastante, por lo que no trabajo mucho con otros directores. Además, brindo talleres y seminarios”, cuenta durante una entrevista con LA GACETA.

- ¿Qué les exigís a tus actores?

- Estar a la altura de la metáfora, no ser ellos; deben ser capaces de mostrar de manera sintomática las emociones. Hay principios teatrales, además, que deben respetarse, como la musicalidad en el trabajo corporal, el ritmo, el valor de la inmovilidad, el entrenamiento y el diseño del cuerpo; deben tener una conciencia física que los aleje de todo naturalismo. Trabajamos con la improvisación. El teatro debe ser popular y de excelencia. La verdad, no creo que sea un ritual, ni un trance. Me importa, en rigor, no el actor, sí lo que hace y cómo lo hace. Que me saque de la realidad y me haga vivir otros mundos, porque de esta manera es que puede transformar, mostrando otras realidades.

- El teatro tiene esa capacidad…

- Sí, es una herramienta transformadora. Debemos saber que la cultura resuelve problemas. En Francia hay gran conciencia de ello, porque el niño hasta los 10 años ya vio teatro clásico y contemporáneo, sabe lo que es el teatro, está entre sus estudios. O sea, se trabaja para crear un espectador.

- ¿Estás en otro proyecto ahora?

- Sí, con “El pan a secas”, del escritor Mohamed Chukri, que es una novela autobiográfica del marroquí. Vamos a trabajar con (el actor tucumano) Pablo Delgado en esa historia.

- ¿En qué espacio estás más cómoda, como dramaturga?

- En realidad lo que hago son adaptaciones, y escribo mucho.

- ¿Cómo funciona el teatro en Francia?

- Hay una ley y, cuando cumplís una cierta cantidad de horas de trabajo en el año, tenés una asignación que te permite vivir.

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