Que arroje la primera piedra quien esté libre de mentiras

Que arroje la primera piedra quien esté libre de mentiras

El embuste está asociado con la cobardía, con el miedo, con la falta de respeto por el otro. ¿Por qué se miente?

28 Marzo 2017

ROBERTO ESPINOSA / LA GACETA

Oculta. Finge. Inventa. Calumnia. Engaña. Seduce. Astuta. Sagaz. Taimada. Chismosa. Demagoga. Sensual. Maledicente. Dañina. Detrás de una sonrisa o bajo una palmada, esconde sus garras. Una claque de crédulos, su aliada. Patas cortas la delatan. Repta por los basurales de las miserias humanas. Tal vez viene bajo el brazo o la trae la cigüeña, vaya uno a saber. Es tan vieja como la injusticia, aunque por mera coquetería es capaz de negarlo. Más popular que su rival, se pavonea con sus sensuales pilchas por los siglos de los siglos. Y nadie ha podido destronarla. Sin ella su contracara no existiría. Es una mendiga con ropaje de reina. Afirmar que se dice siempre la verdad, quizá sea la peor mentira.

El que dice una mentira no sabe qué tarea ha asumido, porque estará obligado a inventar veinte más para sostener la certeza de esta primera, decía un poeta inglés. ¿Se aprende a mentir en la más tierna infancia? ¿Qué cosa lleva al ser humano a iniciarse en el embuste? ¿Existen acaso personas que no hayan mentido nunca? Se dice que es mejor una mentira piadosa que una verdad lapidaria. ¿Un médico puede evitar el dolor de un paciente con cáncer ocultándole parte de la verdad? ¿Qué es la mentira? ¿Por qué se miente? ¿Es una necesidad del ser humano? ¿Hay mentiras benéficas? ¿Hay mentiras psicológicas, filosóficas...? Se suele decir que los políticos son los más grandes mentirosos, ¿hay otros que les pisan el poncho? ¿Es un arte la mentira? ¿Mintió alguna vez o es de los que “siempre dicen la verdad”? Si tuviera que decir una gran mentira, ¿cuál diría?

> Por temor o broma

Abel Sayagués, poeta

La mentira es un acto de cobardía para no asumir la verdad por miedo a las consecuencias. Se miente por temor, broma o mala costumbre. Los pescadores deben de estar a la altura de nuestros malos políticos, haciendo la salvedad de que los primeros no causan daño alguno a su población. Al arte me da placer verlo y escucharlo, no considero que la mentira sea un arte. El que esté libre de mentiras que tire la primera taba. Si tuviera que decir una gran mentira diría que estoy nominado al Nobel de Literatura.

> Una cárcel

Nelly Elías de Benavente, escritora

Muchos aprendieron a mentir en la infancia como un escudo de defensa por la rígida educación de la época y por la falta de confianza que antes era un patrón de conducta familiar. La mentira es una cárcel, cuyos barrotes construye aquel que se apega a una conducta de falsedades y, a la larga o a la corta, lo encierra en su propia trampa. Múltiples serían las razones: la piedad, en cuestiones médicas, como un bálsamo para aquietar las turbulencias espirituales de enfermos terminales, el patológico que miente solo por el placer de mentir, el fantasioso que se miente a sí mismo sintiéndose protagonista de canciones, los que tienen un estilo de vida que los lleva a aparentar roles sociales distantes de su realidad. En una pareja, los infieles se sostienen en la mentira permanente. Podemos advertirla mejor en creaciones de autores que exageran la intensidad de las emociones para enfatizar su vuelo lírico. Procuro construirme sobre la base de la verdad, lo que no significa que alguna vez no haya mentido. Si tuviera que decir una mentira, diría que muero o moriría de amor o que el país tiene un rumbo ascendente.

> El falta envido

Mario Albarracín,
artista plástico

La mentira es lo contrario a la verdad. Hoy en día en tiempos de la “post verdad”, donde la verdad puede ser construida o desenfocada, la mentira pasa a ser un ocultamiento parcial de una verdad pura. Vivimos en un mundo lleno de mentiras, pequeñas y gigantescas. Se miente para transformar la verdad. El ser humano está consciente de su finitud, pero intenta mentirle a su mente y hace cosas como si fuera a vivir para siempre. Se miente por ambición, siempre se busca la ganancia. El político viene de nuestra misma sociedad, al igual que los médicos y los curas, los políticos comienzan su carrera queriendo salvar al mundo, pero cuando ven la realidad detrás de bambalinas, cuando se encuentran en la cubierta del Titanic que es el Estado, se dan cuenta que no hay salvavidas para todos, que vivimos en una cultura del fracaso, pero que es necesario gobernar con una gran dosis de miedo y unas pizcas justas de esperanza. Allí aparece la mentira. Otros grandes mentirosos son los pastores de la fe. Como trabajan con lo espiritual, uno no sabe si es cierto el verso hasta que se muere, por lo tanto no existe el libro de queja. Por eso hay que tratar de hacer el paraíso en la tierra, porque el que nos cuentan, tal vez no exista. “Todo lo que puedas imaginar, es real”, decía Picasso. Es la versión mágica de la mentira. “El único amigo que nunca te traicionará, es el silencio”. En el país del falta envido, todos somos mentirosos. Si tuviera que decir una gran mentira, diría que todos somos iguales.

> Esa serpiente

Honoria Zelaya de Nader, escritora

Desde que las palabras empiezan a tejer sus nidos, la mentira inscribe un relevante espacio. La historia de la humanidad comenzó con una mentira. Su genealogía la espeja como el primer acto de engaño que se registra en la Biblia. En el capítulo tercero del Génesis, la serpiente le miente a Eva para que pruebe del fruto del árbol prohibido. Desde otro plano sabemos que en la infancia un niño aprende a mentir cuando sus padres le mienten. Mentira proviene del latín mentalis (mental), es decir a la voluntad deliberada, generada en la mente, para expresar algo falso. En consecuencia, no creo que la mentira sea un arte. El arte no tiene un fin mendaz. Respecto a las razones por las que se miente no es ningún secreto que la referida conducta puede estar ligada a múltiples motivaciones: piedad, falacia, protocolo. No obstante, siempre en el acto de contradecir la verdad laten intereses. ¡Ni qué decir de la mentira en las propagandas políticas y en la publicidad! En cuanto a lo personal, no puedo enrolarme en la lista de los que afirman no haber mentido nunca. La palabra es selectiva. Y ante la propuesta de decir una gran mentira afirmo: señores, no existe la mentira.

Publicidad



> Sin mentiras la humanidad moriría de desesperación y aburrimiento.
Anatole France (1844-1924), escritor francés

> Hay tres clases de mentiras: la mentira, la maldita mentira y las estadísticas.
Mark Twain (1835-1910), Escritor estadounidense

> Una mentira es como una bola de nieve; cuanto más rueda, más grande se vuelve.
Martín Lutero (1483-1546), teólogo alemán

>La verdad, como la luz, ciega. La mentira, por el contrario, es un bello crepúsculo que realza cada objeto.
Albert Camus (1913-60), escritor francés.


> PUNTO DE VISTA

Enfriando verdades

OSVALDO AIZICZON / PSICOANALISTA

En un viejo tango, el cantante decía: “¿por qué, si mentís una vez, si mentís otra vez y volvés a mentir? ¿Por qué, yo te vuelvo a besar, yo te vuelvo a abrazar aunque me hagas sufrir? (…) ¿Y por qué, con el alma en pedazos me abrazo a tus brazos si no me querés?” Para entender un poco más esta alianza mentirosa, podríamos intentar reemplazar los “por qué” por “para qué”. Nótese que, como con la verdad el amante pierde su amada, las preguntas deberá hacérselas a sí mismo. Para tener algo, no debe querer todo. Debe faltarle algo. La verdad parece estar del lado del creyente mentido quien, a su vez, prefiere que el mentiroso la tenga. La sensación es que a las mentiras, ya sea por acción u omisión, no se las conoce: se las descubre. Momento en que el mentiroso pierde su mágico poder de manejar los pensamientos y deseos del crédulo. Mentir pone a la realidad en tratamiento. Y a la verdad, en tratamiento de la mentira. Decir la verdad pone límites a la ambición humana. Muchos mentirosos, atrapados sin salida, caen en situaciones dramáticas agudas, donde la verdad se ha revelado con daños centrales y colaterales. Esto último frecuente en personalidades neuróticas, donde se debaten transgresión y culpa (pecado-arrepentimiento). Junto a muchos políticos, la mentira recorre caminos que van desde lo bárbaro hasta lo exquisito. Están más cerca del comportamiento psicopático, caracterizado por el uso y abuso de la esperanza ajena. Por padecer la enfermedad del poder los psicópatas no hacen vínculos genuinos con nadie, lo que les permite ser agudos observadores de las debilidades morales de la población. Cuidan y atienden más lo que las orejas desean escuchar. La mentira es la envenenadora más siniestra del daño infantil mediante el doble mensaje que contradice la realidad con la palabra. Que Superman vuela sigue siendo verdad en el país de los cuentos. A Pinocho, ya humano, se le ordena no mentir. ¿Y sabe qué? en esta sociedad tan compleja le mentiría si le dijese la verdad.

Publicidad


> PUNTO DE VISTA

Parientes indeseados

JORGE ESTRELLA / DOCTOR EN FILOSOFÍA

El error y la mentira son parientes indeseados. Quien está en un error puede hacerlo con buena fe. Las palabras “levante” y “poniente” atestiguan aún el viejo error que ve al Sol elevarse desde el este y ponerse en el oeste en su giro diario en torno de la Tierra. La mentira, en cambio, es el uso del error elevándolo a la condición de verdad.
Error, verdad y mentira son actividades vinculadas por su diferente relación con los hechos aludidos desde ellas: el ejercicio de la verdad y del error eligen como juez de sus interpretaciones a los hechos, son estos los que deciden si hay verdad o error. Llegar a la verdad del heliocentrismo tuvo que pasar por el error del geocentrismo. La mentira, por el contrario, está poco interesada en los hechos a que se refiere: le importa el uso instrumental del error para obtener algún beneficio. Sostener que en Alemania hay más pobres que en Argentina, cuando estudios serios revelaban un 30% de pobres en nuestro país, fue usar un error para defender una situación de poder. O sostener que la Cuba de hoy -la más antigua dictadura militar de Latinoamérica, con violación de derechos humanos, pobreza, exilios masivos, persecución policíaca- es la “joya democrática sudamericana”. Que cierto sacerdocio propale estas mentiras disfrazadas de verdad, sólo es posible porque una amplia feligresía está dispuesta a acogerlas. Hay aquí una torsión “religiosa”: la mentira disfrazada de verdad es asumida como un credo a seguir. Y, como todo credo (por ejemplo, el del hincha de fútbol) es invulnerable a los hechos que lo desmienten: esa invulnerabilidad “religa” a sus miembros.
Lo asombroso de este uso es su eficacia. De donde insistir en definir al hombre como “animal racional” no sólo es falso, sino un agravio para el animal, que suele ser más realista que nosotros. Pero también es cierto que la mentira puede emplearse con ánimo generoso, como herramienta para mitigar el dolor moral ajeno. Ocultarle que su hijo murió en el accidente al padre que le sobrevivirá sólo unas horas, parece una mentira sensata, ayuda a morir en paz a ese padre.

Tamaño texto
Comentarios
Comentarios