La igualdad social y la confianza en el Estado hacen de Noruega el país más feliz del mundo

La igualdad social y la confianza en el Estado hacen de Noruega el país más feliz del mundo

Ayer fue el Día Internacional de la Felicidad y se difundió el Informe Anual en esa materia. Argentina, en el puesto 24 de 155.

SIN SOBRESALTOS. Los noruegos disfrutan de la naturaleza tanto como de su vida casi sin preocupaciones. SIN SOBRESALTOS. Los noruegos disfrutan de la naturaleza tanto como de su vida casi sin preocupaciones.
21 Marzo 2017

¿Serán los pintorescos fiordos o las claras noches de verano? ¿O se trata quizás de algo mucho menos romántico, como las reservas de petróleo? Noruega es el país más feliz del mundo, al menos según el Informe Mundial sobre la Felicidad, difundido ayer en ocasión del Día Internacional de la Felicidad. De esta forma, Noruega logró desbancar por primera vez a Dinamarca, país conocido por su filosofía basada en el bienestar, la calidez y la cooperación entre sus habitantes.

De los 10 países más felices del mundo, seis son de Europa del norte, dos de Oceanía, uno de Europa central y sólo uno de América (Canadá). De las 155 naciones evaluadas, 13 latinoamericanas se cuelan entre las 50 más elevadas, y Argentina ocupa el puesto 24 (dos después de Brasil y uno antes que México).

¿A qué se debe que los países nórdicos aparezcan siempre en lo más alto de este ranking?, analizan las reporteras Ina Charlotte Fjellhøy y Julia Wäschenbach, de la agencia DPA.

Pequeñas grandes cosas

Suele decirse en broma que el momento más feliz para los noruegos llega después haber viajado varias horas en coche, cuando consiguen adentrarse en la naturaleza haciendo esquí de fondo y cargando un pesado equipaje a la espalda y se ponen cómodos en una cabaña sin agua ni electricidad. Según los estereotipos, también sienten alegría cuando sus vecinos suecos pierden en las competiciones deportivas. Pero hablando en serio, cuando se pregunta por las calles de Oslo, los noruegos dicen sentirse felices con las pequeñas alegrías cotidianas. “Ahora mismo me hace feliz que el sol haya vuelto y que la primavera esté en camino. Soy feliz cuando puedo estar en la naturaleza y con mi novio”, asegura por ejemplo Maiken Mikkelsen, de 25 años. Para Haakon Stauge, de 71 años, es el tiempo que pasa con sus hijos lo que hace que la vida merezca la pena. Pero detrás de eso hay más. Podría decirse que lo que hace que los noruegos sean tan felices es que la mayoría no tienen grandes preocupaciones. “Somos un país rico. Tenemos muchos recursos y un nivel alto de ingresos”, explica el sociólogo Anders Barstad, de la Oficina de Estadísticas noruega. “Además en los países nórdicos hay muy pocas diferencias de ingresos. Hay poca pobreza y desempleo”, añade.

Quien tiene trabajo y una familia sana se considera feliz, o al menos no cree que haya motivos para no serlo. “En Noruega nos va bien y tengo edad para saber apreciar la vida”, explica Eli Sanvig, de 64 años y procedente de Haugesund. “Para mí la felicidad es poder pasear con mi perrito Elmo. Tengo un buen trabajo, una buena familia y muchos amigos. Esa seguridad me hace feliz”, explica por ejemplo Anders Fladby, de 39 años.

El consolidado estado del bienestar hace que los escandinavos no se preocupen mucho por su futuro, apunta Barstad. “Surgen pequeños problemas pero no creo que eso preocupe a la gente”, considera. Los nórdicos confían más que otros países en las autoridades, la Policía y la Justicia. Pero también los unos en los otros. Más del 75% confía en sus conciudadanos.

Según Barstad, a pesar de la ausencia de sol hay pocos noruegos depresivos y tampoco son muchos los que sufren estrés. A los finlandeses, sin embargo, los consideran melancólicos. “Mucha gente en Noruega considera que somos más felices que los finlandeses”, dice Barstad. Sólo hay un pueblo nórdico al que los noruegos consideran más feliz, los daneses, que en los últimos estudios mundiales sobre la felicidad ocuparon el primer puesto y en este se quedan en segundo lugar. “Los noruegos sabemos que los daneses son el pueblo más feliz del mundo”, reconoce el sociólogo.

                                                                                                                                              

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satisfacción laboral 
“El humano de por sí no es un ser satisfecho y en cierto punto eso está bien, porque significa que siempre apunta a más. Y en el trabajo pasa eso: cuando uno alcanza el puesto que quería, o el nivel de ingresos al que aspiraba, le comienza a picar el bichito de querer más. Y es que la felicidad tiene una relación directa con el planteamiento de objetivos. A la felicidad no se la busca; se la encuentra, se la construye con actos”, analiza María Abbate de Oterino, psicóloga y consultora en recursos humanos. Según ella es fundamental plantearse el sentido de la propia vida para construir el camino de la felicidad, una tarea para nada liviana. Recomienda una lectura: el libro “El hombre en busca de sentido”, de Viktor Emil Frankl.
relaciones afectivas 
Varios estudios sostienen que  la buena calidad de las relaciones afectivas son incluso más importantes que las condiciones materiales y de salud para la percepción de la realidad. Mariano Lescano, doctorando en Neurociencias Cognitiva Aplicada, coincide con esta mirada. “La posibilidad de conectarse con el otro, de desarrollar la empatía y de sentirse comprendido por el otro son fundamentales para la felicidad”, explica. Natalia Sleiman, coach ontológico, no desconoce esa importancia, pero sostiene que es igual o más importante poder desarrollar la autonomía y la autoestima. “A veces resignamos las preferencias personales por recibir una ‘caricia’ de otro y eso, a la larga, no es positivo”, resume.
vida sexual 
“En los países en vía de desarrollo es mucho más probable que un indicador de felicidad sea la 
frecuencia de la vida sexual, que sea más representativo eso que la seguridad, la educación o la salud pública. Es que cuanto más pobre sea un lugar a nivel macro, la felicidad estará más circunscripta a lo que las personas puedan hacer por sí mismas para ser felices. Y el sexo es una de ellas”, analiza el psicólogo Arturo Gómez López. “Sin embargo -agrega- es probable que la tasa de uso del sexo como factor de felicidad no sea tan alta en nuestro país: el argentino medio tiene la mayor parte del tiempo dedicado al trabajo, por lo tanto, en el tiempo libre, la vida sexual es una de las opciones, como salir con los amigos o hacer deportes, por ejemplo”.
dimensión ambiental
“En los años 60 los países nórdicos, que ya tenían solucionadas las necesidades básicas, se dan cuenta de que invertir en el paisaje mejoraba la calidad de vida de sus habitantes. Cuando hablamos de paisaje no hacemos referencia únicamente a los árboles y lo verde de las ciudades, sino a espacios recreativos, de disfrute de la ciudad. El paisaje es una ciencia transversal, que hace a la calidad de vida, a la salud mental y física. Es fundamental armar sistemas verdes urbanos, no es una cuestión meramente estética: es felicidad y salud”, explica Oscar Chelela, arquitecto especialista en Paisaje. Una buena planificación en este sentido, sostiene, permite incluso reducir el consumo de fármacos. 
salud 
“La felicidad es salud y la salud es felicidad. Es un ida y vuelta permanente. Porque un buen estado de ánimo permite conservar -o mejorar- la salud, mientras que un buen estado de salud es imprescindible para ser felices”, explica Narciso Kestelman, médico y docente tucumano, responsable del posgrado en Salud Pública que dicta la Facultad de Medicina de la UNT. Pero no siempre somos capaces de percibir esta relación indivisible entre salud y felicidad. “Como en tantos aspectos de la vida, mientras se la tiene, se la toma como un elemento normal; sólo cuando perdemos la salud tomamos consciencia y comenzamos a recapacitar sobre su importancia”, sostiene el médico, y recuerda que la salud tiene al menos tres dimensiones vinculadas: biológica, psicológica y social.

> Fuera de libreto: las variables que también nos hacen sonreír

El Informe de la Felicidad se apoya en seis variables: ingresos, esperanza de vida, solidaridad, libertad para tomar decisiones, generosidad y percepción de la corrupción. Pero hay otros factores que también pueden sumar (o restar) en el camino hacia la felicidad: el trabajo, las relaciones afectivas, la salud, la vida sexual y el entorno ambiental podrían ser algunas de ellas.

Satisfacción laboral 
“El humano de por sí no es un ser satisfecho y en cierto punto eso está bien, porque significa que siempre apunta a más. Y en el trabajo pasa eso: cuando uno alcanza el puesto que quería, o el nivel de ingresos al que aspiraba, le comienza a picar el bichito de querer más. Y es que la felicidad tiene una relación directa con el planteamiento de objetivos. A la felicidad no se la busca; se la encuentra, se la construye con actos”, analiza María Abbate de Oterino, psicóloga y consultora en recursos humanos. Según ella es fundamental plantearse el sentido de la propia vida para construir el camino de la felicidad, una tarea para nada liviana. Recomienda una lectura: el libro “El hombre en busca de sentido”, de Viktor Emil Frankl.

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Relaciones afectivas 
Varios estudios sostienen que  la buena calidad de las relaciones afectivas son incluso más importantes que las condiciones materiales y de salud para la percepción de la realidad. Mariano Lescano, doctorando en Neurociencias Cognitiva Aplicada, coincide con esta mirada. “La posibilidad de conectarse con el otro, de desarrollar la empatía y de sentirse comprendido por el otro son fundamentales para la felicidad”, explica. Natalia Sleiman, coach ontológico, no desconoce esa importancia, pero sostiene que es igual o más importante poder desarrollar la autonomía y la autoestima. “A veces resignamos las preferencias personales por recibir una ‘caricia’ de otro y eso, a la larga, no es positivo”, resume.

Vida sexual 
“En los países en vía de desarrollo es mucho más probable que un indicador de felicidad sea la 
frecuencia de la vida sexual, que sea más representativo eso que la seguridad, la educación o la salud pública. Es que cuanto más pobre sea un lugar a nivel macro, la felicidad estará más circunscripta a lo que las personas puedan hacer por sí mismas para ser felices. Y el sexo es una de ellas”, analiza el psicólogo Arturo Gómez López. “Sin embargo -agrega- es probable que la tasa de uso del sexo como factor de felicidad no sea tan alta en nuestro país: el argentino medio tiene la mayor parte del tiempo dedicado al trabajo, por lo tanto, en el tiempo libre, la vida sexual es una de las opciones, como salir con los amigos o hacer deportes, por ejemplo”.

Dimensión ambiental
“En los años 60 los países nórdicos, que ya tenían solucionadas las necesidades básicas, se dan cuenta de que invertir en el paisaje mejoraba la calidad de vida de sus habitantes. Cuando hablamos de paisaje no hacemos referencia únicamente a los árboles y lo verde de las ciudades, sino a espacios recreativos, de disfrute de la ciudad. El paisaje es una ciencia transversal, que hace a la calidad de vida, a la salud mental y física. Es fundamental armar sistemas verdes urbanos, no es una cuestión meramente estética: es felicidad y salud”, explica Oscar Chelela, arquitecto especialista en Paisaje. Una buena planificación en este sentido, sostiene, permite incluso reducir el consumo de fármacos. 

Salud 
“La felicidad es salud y la salud es felicidad. Es un ida y vuelta permanente. Porque un buen estado de ánimo permite conservar -o mejorar- la salud, mientras que un buen estado de salud es imprescindible para ser felices”, explica Narciso Kestelman, médico y docente tucumano, responsable del posgrado en Salud Pública que dicta la Facultad de Medicina de la UNT. Pero no siempre somos capaces de percibir esta relación indivisible entre salud y felicidad. “Como en tantos aspectos de la vida, mientras se la tiene, se la toma como un elemento normal; sólo cuando perdemos la salud tomamos consciencia y comenzamos a recapacitar sobre su importancia”, sostiene el médico, y recuerda que la salud tiene al menos tres dimensiones vinculadas: biológica, psicológica y social.  

> El top 10 de la felicidad 2017

1. Noruega (Europa del norte)

2. Dinamarca (Europa del norte)

3. Islandia (Europa del norte)

4. Suiza (Europa central)

5. Finlandia (Europa del norte)

6. Países Bajos (Europa del norte)

7. Canadá (América del Norte)

8. Nueva Zelanda (Oceanía)

9. Australia (Oceanía)

10. Suecia (Europa del norte)

> América Latina, en el top 50 

12. Costa Rica 

20. Chile

22. Brasil

24. Argentina

25. México 

28. Uruguay

29. Guatemala

30. Panamá

36. Colombia

43. Nicaragua 

44. Ecuador

45. El Salvador

50. Belice


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