18 Marzo 2017
BUENOS AIRES.- Los principales dirigentes de la Confederación General del Trabajo (CGT) ratificaron ayer la convocatoria al paro general y nacional para el 6 de abril.
Mientras la convocatoria ya sumó la adhesión de los gremios del transporte, de movimientos sociales, de ambas líneas de la Central de Trabajadores de la Argentina (CTA) y de otros grupos sindicales, funcionarios del Gobierno nacional salieron al cruce y cuestionaron la medida.
Juan Carlos Schmid, uno de los triunviros de la CGT y líder de la Confederación Argentina de Trabajadores del Transporte (CATT), aseguró que la huelga tendrá “una gran adhesión”. “(Luego de esta instancia) se evaluará la reacción del gobierno y se responderá en consecuencia”, añadió el sindicalista.
Schmid habló de la necesidad de “una política comercial inteligente”. “Con una sola buena cosecha nadie se salva”, agregó. Y formuló críticas a las estrategias de creación de empleo y cuestionó la visión sobre la capacidad de compra de los salarios.
Esta postura fue cuestionada por el ministro de Trabajo de la Nación, Jorge Triarca. El funcionario macrista acusó a un sector de la oposición política y gremial de tener una “actitud desestabilizadora”. Contrapuso esta supuesta actitud con una “vocación de diálogo” del gobierno, y deslizó -sin nombrarlos- que detrás de estas convocatorias están la ex presidenta, Cristina Fernández de Kirchner, y a los sectores afines al kirchnerismo.
“Ocurre que el diagnóstico sobre la realidad de la central obrera no es compartido. Eso torna difícil hallar puntos de acuerdo. Es preciso encarar con esos dirigentes una agenda común. El empleo comienza a recuperarse; el producto crece, baja la inflación. Pero algunos quieren debilitar al gobierno para regresar a las prebendas y beneficios. El comercio y los servicios se incrementaron en la última parte de 2016”, puntualizó.
El ex titular de la CGT Azul y Blanca y líder gastronómico, Luis Barrionuevo, afirmó por su parte que el gobierno lo “ha desilusionado”. Dijo que el movimiento obrero ofreció “tiempo” a la gestión de Cambiemos, pero que hubo promesas de campaña “incumplidas”. “(El presidente, Mauricio) Macri llenó de CEOs el gobierno, pero solo sirven para empresas privadas; no están preparados para la función pública. No hay capacidad para resolver problemas, como con los docentes”, aseguró Barrionuevo.
Héctor Daer, otro de los triunviros cegetistas, afirmó que el paro nacional apunta a que el gobierno “mire la realidad”. “El único gesto que tuvo luego de la marcha del día 7 para evitar la huelga fue postergar algunos aumentos de tarifas. El gobierno no puede pensar lo mismo que el ex ministro de Economía Domingo Cavallo en 2001, cuando reafirmó un plan recesivo que generó graves tropiezos, luego pagados por quienes menos tienen”, señaló el jefe del gremio de Sanidad (ATSA).
Pablo Tonelli, diputado nacional por Cambiemos, salió en defensa de la gestión y aseguró que “no se entiende bien la convocatoria al paro”. “Las variables de la economía empiezan a mostrar signos de mejora”, aseguró el parlamentario. (Télam-Especial)
Mientras la convocatoria ya sumó la adhesión de los gremios del transporte, de movimientos sociales, de ambas líneas de la Central de Trabajadores de la Argentina (CTA) y de otros grupos sindicales, funcionarios del Gobierno nacional salieron al cruce y cuestionaron la medida.
Juan Carlos Schmid, uno de los triunviros de la CGT y líder de la Confederación Argentina de Trabajadores del Transporte (CATT), aseguró que la huelga tendrá “una gran adhesión”. “(Luego de esta instancia) se evaluará la reacción del gobierno y se responderá en consecuencia”, añadió el sindicalista.
Schmid habló de la necesidad de “una política comercial inteligente”. “Con una sola buena cosecha nadie se salva”, agregó. Y formuló críticas a las estrategias de creación de empleo y cuestionó la visión sobre la capacidad de compra de los salarios.
Esta postura fue cuestionada por el ministro de Trabajo de la Nación, Jorge Triarca. El funcionario macrista acusó a un sector de la oposición política y gremial de tener una “actitud desestabilizadora”. Contrapuso esta supuesta actitud con una “vocación de diálogo” del gobierno, y deslizó -sin nombrarlos- que detrás de estas convocatorias están la ex presidenta, Cristina Fernández de Kirchner, y a los sectores afines al kirchnerismo.
“Ocurre que el diagnóstico sobre la realidad de la central obrera no es compartido. Eso torna difícil hallar puntos de acuerdo. Es preciso encarar con esos dirigentes una agenda común. El empleo comienza a recuperarse; el producto crece, baja la inflación. Pero algunos quieren debilitar al gobierno para regresar a las prebendas y beneficios. El comercio y los servicios se incrementaron en la última parte de 2016”, puntualizó.
El ex titular de la CGT Azul y Blanca y líder gastronómico, Luis Barrionuevo, afirmó por su parte que el gobierno lo “ha desilusionado”. Dijo que el movimiento obrero ofreció “tiempo” a la gestión de Cambiemos, pero que hubo promesas de campaña “incumplidas”. “(El presidente, Mauricio) Macri llenó de CEOs el gobierno, pero solo sirven para empresas privadas; no están preparados para la función pública. No hay capacidad para resolver problemas, como con los docentes”, aseguró Barrionuevo.
Héctor Daer, otro de los triunviros cegetistas, afirmó que el paro nacional apunta a que el gobierno “mire la realidad”. “El único gesto que tuvo luego de la marcha del día 7 para evitar la huelga fue postergar algunos aumentos de tarifas. El gobierno no puede pensar lo mismo que el ex ministro de Economía Domingo Cavallo en 2001, cuando reafirmó un plan recesivo que generó graves tropiezos, luego pagados por quienes menos tienen”, señaló el jefe del gremio de Sanidad (ATSA).
Pablo Tonelli, diputado nacional por Cambiemos, salió en defensa de la gestión y aseguró que “no se entiende bien la convocatoria al paro”. “Las variables de la economía empiezan a mostrar signos de mejora”, aseguró el parlamentario. (Télam-Especial)
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