10 Marzo 2017
LAS PRUEBAS. La droga y los precursores químicos que se secuestraron.
Los allanamientos dieron resultados. No sólo le dieron un golpe a los integrantes del Clan Toro, sino que sumaron elementos para confirmar que la organización cuenta con precursores químicos para estirar la droga que comercializan en Villa 9 de Julio y en Las Talitas.
Desde hace semanas, un grupo de investigadores de la Dirección de Drogas Peligrosas Capital, integrado por Jesús Carrizo, Nicolás Oliva , Omar Flores y Luis Pacheco, dirigidos por los comisarios Horacio Ramírez, Luis Dadamo y Jorge Nacusse, estaban tras los pasos de una organización que se dedicaba a estirar la droga en la capital y luego distribuirla en barrios de esta y otras ciudades.
El juez federal Fernando Poviña, con las pruebas que habían sumado los pesquisas, decidió autorizar dos allanamientos. Uno se realizó en Villa 9 de Julio, donde se secuestraron unos 400 gramos de cocaína, tres litros de ácido sulfúrico, cinta de embalar, documentación y dinero en efectivo.
De manera paralela, con el apoyo de hombres del Cuerpo de Infantería de la Unidad Regional Capital, del Grupo Cero y de Gendarmería Nacional, allanaron una vivienda en el barrio 1° de Mayo de Las Talitas. Allí, según la información oficial, se incautaron 200 gramos de cocaína, unos 20 porros, una balanza de precisión y $6.000 en efectivo.
En esta medida se detuvo a “La Cabra Loca”, de 34 años, a su hijo “Rafa” (19) y a “Toño”, un menor de 17 años. También se demoró a cuatro jóvenes que estaban comprando en ese quiosco. La mujer, según informaron fuentes judiciales, había recuperado la libertad en octubre pasado por haber estado procesada en una causa de drogas.
Los investigadores sostienen que ella dirigía, junto a su hijo, el quiosco que se dedicaba a la venta de drogas en menor escala. También sumaron pruebas para sospechar que, en realidad, esas personas trabajan para un tal “Mocho”, integrante del Clan Toro. Pese a que no lo encontraron en ninguno de los dos domicilios, la Justicia Federal ordenó su detención.
Hasta el momento, el grupo tenía antecedentes de ventas de droga en la zona de Villa 9 de Julio y, a lo sumo, vendía sustancias a pequeñas redes de narcomenudeo que operaban en distintos sectores de la ciudad y del interior de la provincia.
En los últimos tiempos, el Clan Toro mantuvo una serie de enfrentamientos con la familia Carrión. Sin embargo, siempre desmintieron a través de sus abogados que se tratara de una disputa por el dominio territorial en ese sector de la capital.
El “Mocho”, es cuñado de una de las máximas referentes de los Toro. Según confirmaron fuentes policiales y judiciales, ya recibió una condena por comercialización de estupefacientes.
Desde hace semanas, un grupo de investigadores de la Dirección de Drogas Peligrosas Capital, integrado por Jesús Carrizo, Nicolás Oliva , Omar Flores y Luis Pacheco, dirigidos por los comisarios Horacio Ramírez, Luis Dadamo y Jorge Nacusse, estaban tras los pasos de una organización que se dedicaba a estirar la droga en la capital y luego distribuirla en barrios de esta y otras ciudades.
El juez federal Fernando Poviña, con las pruebas que habían sumado los pesquisas, decidió autorizar dos allanamientos. Uno se realizó en Villa 9 de Julio, donde se secuestraron unos 400 gramos de cocaína, tres litros de ácido sulfúrico, cinta de embalar, documentación y dinero en efectivo.
De manera paralela, con el apoyo de hombres del Cuerpo de Infantería de la Unidad Regional Capital, del Grupo Cero y de Gendarmería Nacional, allanaron una vivienda en el barrio 1° de Mayo de Las Talitas. Allí, según la información oficial, se incautaron 200 gramos de cocaína, unos 20 porros, una balanza de precisión y $6.000 en efectivo.
En esta medida se detuvo a “La Cabra Loca”, de 34 años, a su hijo “Rafa” (19) y a “Toño”, un menor de 17 años. También se demoró a cuatro jóvenes que estaban comprando en ese quiosco. La mujer, según informaron fuentes judiciales, había recuperado la libertad en octubre pasado por haber estado procesada en una causa de drogas.
Los investigadores sostienen que ella dirigía, junto a su hijo, el quiosco que se dedicaba a la venta de drogas en menor escala. También sumaron pruebas para sospechar que, en realidad, esas personas trabajan para un tal “Mocho”, integrante del Clan Toro. Pese a que no lo encontraron en ninguno de los dos domicilios, la Justicia Federal ordenó su detención.
Hasta el momento, el grupo tenía antecedentes de ventas de droga en la zona de Villa 9 de Julio y, a lo sumo, vendía sustancias a pequeñas redes de narcomenudeo que operaban en distintos sectores de la ciudad y del interior de la provincia.
En los últimos tiempos, el Clan Toro mantuvo una serie de enfrentamientos con la familia Carrión. Sin embargo, siempre desmintieron a través de sus abogados que se tratara de una disputa por el dominio territorial en ese sector de la capital.
El “Mocho”, es cuñado de una de las máximas referentes de los Toro. Según confirmaron fuentes policiales y judiciales, ya recibió una condena por comercialización de estupefacientes.
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