Familiares de dos mujeres asesinadas por un mismo hombre se encontraron en la marcha
Estuvieron cada una por su lado. No tienen relación por algún motivo desconocido o porque simplemente no se dio. Pero las unió la furia y el dolor de haber perdido a una madre y a una hermana en manos de un femicida. Y así, cada una por su lado pero en una misma marcha, recorrieron las calles, unidas por la consigna “Ni Una Menos”.
Se trata de Priscila Suelice, hija de Leydi Meneses, y de Daniela Aguirre, hermana de Elizabeth Yanina Aguirre. Ambas fueron asesinadas por Henry Coronado, con quien alguna vez tuvieron una relación sentimental.
Leydi murió el 1 de marzo de 2015. En ese entonces era novia de Coronado y habían asistido juntos a un baile de carnaval en Ranchillos. Como no volvía, esa noche comenzaron a buscarla con la Policía. La encontraron dentro del auto de su novio, llena de hematomas y con un golpe en la cabeza que fue fatal.
Coronado esperaba el juicio en la cárcel cuando su ex esposa, Yanina, lo visitó para que viera a sus hijos. Ese 21 de diciembre de 2016, el hombre la estranguló en la celda y después se quitó la vida, ahorcándose con una sábana.
“Nos veníamos preparando para un futuro juicio cuando pasó esto. Es de película, para mí sigue siendo sorpresivo”, comentó ayer Priscila, mientras repartía volantes por calle 25 de Mayo donde se explicaba el motivo de la marcha. “Pero siempre nos pasan cosas increíbles desde que fue lo de mi mamá”, agregó, y explicó que el crimen de Leydi la obligó a reorganizar su vida y enfrentarse con situaciones extremadamente duras.
“Es importante aferrarse a la lucha, a veces uno cree que no va a encontrar fuerzas para seguir, pero ahí está y para eso es la lucha. Me gustaría que en un futuro alguna vez alguien me diga que la historia de mi mamá le ha servido de ejemplo para que no pase lo mismo, esa es mi fuente de valor para seguir atravesando estas situaciones. Por eso no tengo vergüenza de dar mi testimonio, porque esa es mi meta, que se escuche y que sirva de ejemplo”, expresó la jovencita, que vestía una remera con la leyenda “Casa de las Mujeres Norma Nassif”, el lugar que le dio contención ante semejante pérdida.
Priscila parece tener sentimientos encontrados ante el suicidio de Coronado, quien murió sin haber recibido un castigo. “Dios sabrá por qué lo permitió, no quiero ofender a la otra familia pero no deja de ser un alivio”, dijo.
Pidió ayuda
Mezclada en la misma multitud avanzaba Daniela Aguirre, con la cara sonriente y los ojos claros de Yanina estampados en su remera. “Fueron dos grandes pérdidas, tanto la de Leydi como la de mi hermana, pero con la diferencia de que el asesino ahora está muerto y que tuvo gente que la ayudó, si no cómo se explica que en una cárcel donde hay tanta seguridad haya tenido tiempo para matarla y para matarse”, cuestionó. “Ya pasaron casi tres meses y todavía no sabemos ni la hora exacta en la que ella murió. Mi hermana entró al penal a las 16 y cuando nos avisaron y llegamos allá, eran las 20. ¿Qué pasó todo ese tiempo? Mis sobrinos estaban solos en la cárcel ¿quién los cuidó?”, se preguntó la mujer, desesperada ante la falta de explicaciones.
“A mi hermana la vimos recién al otro día, cuando nos entregaron el cuerpo. Después de dos meses y medio, recién nos dicen que están los resultados de la autopsia. Mientras tanto, se tiraban la pelotita entre la morgue judicial y la Fiscalía X° sin decirnos qué pasó realmente con mi hermana. Lo único que sabemos es lo que leímos en el diario”, agregó Daniela.
Tanto ella como su tía, Cecilia Toledo, están convencidas de que la muerte de Yanina pudo evitarse, pero que todos ignoraron sus pedidos de ayuda. “Ella era una madre abnegada, que amaba a sus hijos y la Policía no la supo cuidar, por eso está muerta. Y no fue a ninguna visita higiénica como se dijo, ella iba a llevar a sus hijos y hacía cuatro años que no tenía ninguna relación con este hombre”, aclaró.
Cecilia, por su parte, expresó: “Yanina pidió mucha ayuda y no la consiguió. Se cansó de pedir en el penal que les permitieran a los chicos entrar acompañados por otra persona porque ella iba por sus hijos, y nadie quiso ayudarla. Entonces esto si podría haber evitado”, lamentó la mujer.
Todo igual
Pocos días después del caso de Yanina, se produjo una situación idéntica en una cárcel salteña. A diferencia con Tucumán, en esa provincia se tomaron medidas en el sistema penitenciario para evitar que se repita. “Cuando fue en Salta, ese mismo día separaron de su cargo el director del penal y a los guardiacárceles que intervinieron porque lógicamente se necesitaba una investigación. Acá, en cambio, siguen trabajando todos después de haber permitido un asesinato en un área de máxima seguridad”, protestó Daniela.
Ese punto, sumado a la falta de información sobre los resultados de la autopsia, motivaron a la familia a exigir respuestas. Hace dos días fueron recibidos por el ministro fiscal, Edmundo Jiménez, que se comprometió a aclarar el caso.