>JUEGAN
› LAURA INFANTE
Soy profesora de gimnasia y jugadora de hockey, llevo cinco años trabajando en el rugby infantil y hace dos que soy entrenadora.
Toca el silbato y los chicos de la M-7 se ponen en fila. Es la primera vez en la historia de Los Tarcos Rugby Club que hay una mujer a cargo de una división. Para Laura Infante no fue fácil llegar al trabajo en el que está, pero asegura que todo se trata de ser profesional y que cada vez hay más mujeres en el mundo del rugby. “Es obvio que es más difícil que en el hockey, pero me siento a gusto con todos mis colegas, aprendo mucho de ellos y ellos me dicen que aprenden mucho de mí. Siempre están destacando lo que genera el hecho de tener una entrenadora con los chicos. A medida que pasan los años el ambiente se hace cada vez mas agradable y ahora se incorpora la tercera entrenadora del rugby porque nos piden y eso antes no pasaba”, destaca.
Sin embargo, en el camino tuvo que enfrentarse a diferentes situaciones: “estuve peleando mi ‘titularidad’ como preparadora física, muchas veces escuché cosas que no me gustaron, sentí que me cuestionaban los ejercicios que planificaba. Más de una vez tengo que pensar qué ropa me voy a poner para no sentirme incómoda, pero lo bueno es que no me preocupa, porque sé que tengo la capacidad para superar esas barreras y seguir adelante, siempre como una profesional”, analiza. Añade que estar a cargo de una división es un paso más que se dio para la figura de la mujer en el rugby. “Es un plus en mi vida, siento que triunfé en algún aspecto”, apunta.
“Este Día de la Mujer lo veo como una oportunidad para concientizar a más gente, seguir rompiendo esas brechas que todavía quedan y convencer al mundo de que no hay que juzgar y desvalorizar a las personas por su condición de femenino o masculino, sino por sus capacidades”, enumera la entrenadora, y añade que tiene deseos de armar rugby femenino en su club.
> ACTÚAN
Soledad Valenzuela: sentí que hay que movilizarse y salir a marchar
En 1991 inicié la Licenciatura en Teatro en la Facultad de Artes de la UNT. Integré elencos independientes y el del Teatro Estable.
Casi desde la cuna Soledad Valenzuela tuvo contacto con el teatro: “mi papá era sonidista del Teatro Estable de la Provincia y me llevaba con él a las funciones, que me quedaron grabadas a fuego. A los nueve años atravesaba por una etapa de timidez muy pronunciada y a mis padres les pareció que podía empezar un taller de teatro porque tal vez eso me ayudaría. No se equivocaron. Inicié mis estudios en el taller infantil del mítico Nuestro Teatro, a cargo de Rosita Ávila, maestra entrañable y gran amiga de mi padre. Cuando egresé del secundario, comencé a estudiar Psicología, pero dejé cuando fui parte de la obra ‘Nuestro Pueblo’. Ahora, a la distancia, y con 45 años, creo que aquel intento de mis padres para que superara la timidez marcó mi vocación”, cuenta la actriz, que ha participado de numerosas obras de teatro, producciones de TV y de cine.
Sobre las tablas también conoció a su compañero de vida, a su amor y padre de sus hijos. Pero no todo fueron flores. “Congeniar la maternidad con el trabajo no es fácil: dejás de actuar durante el embarazo y los meses posteriores. Eso te quita training y un ingreso económico durante al menos un año. Y como en todo ámbito laboral, el teatro todavía conserva su lado machista: los papeles más importantes de la historia están escritos para ser interpretados por hombres”.
Sobre el Día de la Mujer, Soledad resaltó que gracias a la experiencia de conocer a muchas mujeres de diferentes ámbitos durante la grabación de un video de la canción de Cecilia Paliza es que salió del cascarón: “antes analizaba lo que salía en los medios, sentada en el sillón, pensando en lo mal que está todo, que nos están matando. Sentí que hay que movilizarse, salir a marchar, exigir que se cumplan las leyes. Esta es la única manera de visibilizar lo que nos pasa”.
> CONSTRUYEN
Marta Dilascio: comenzar por el autorrespeto
Soy arquitecta (además de mamá) y hago dirección de obra. Ese es un ambiente fuertemente machista, pero fui ocupando mi lugar en forma “natural”. La clave fue el respeto hacia los operarios, de los que aprendí muchísimo.
“Este Día de la Mujer para mí es un justo homenaje a todas aquellas mujeres tenaces, sacrificadas, luchadoras y silenciosas de todos los días, madres, hermanas, hijas, amigas, compañeras. Es un día que me llama a la reflexión… Y también tiene que ver con la construcción: la de una sociedad igualitaria que debe comenzar en nuestro interior, primero con el respeto por nosotras mismas y con el autorreconocimiento de nuestra dignidad como mujeres, para luego complementarnos con los hombres desde nuestras diferencias. Solo así podremos convivir en sociedades más justas y armoniosas”.
> CUIDAN
Nélida Alarcón: "los ancianos son mi debilidad"
Soy peruana, tengo 50 años. Cuido ancianos, que es lo que más me gusta, pero también soy asistente dental y llegué a ser cosechadora de arándanos para mantener a mis tres hijos.
Oriunda del Perú, llegó a Tucumán hace más de 20 años a estudiar Medicina. Para costearse la carrera empezó a cuidar enfermos y ancianos. “Es una actividad que me apasiona, porque los ancianos son mi debilidad. Ellos sufren mucha soledad. El remedio más importante para un adulto mayor es ser escuchado”, dice Nélida Alarcón, que también es asistente dental.
Apenas llegó a Tucumán conoció al padre de sus tres hijos y ya no pudo seguir estudiando. Siguió con el oficio de cuidar adultos mayores porque era lo que más le gustaba. “Las mujeres tenemos eso de cuidar, lo hacemos bien”, sonríe. Pero los problemas no tardaron en aparecer. Su matrimonio comenzó a naufragar. Su hijo mayor le confesó que quería ser médico y su padre se opuso: “no es carrera para gente pobre”. Ella, en cambio, se propuso ayudarlo. Como sus ingresos no le alcanzaban, una amiga le consiguió un trabajo de mucho esfuerzo: ser cosechadora de arándonos. A Nélida no le importó y comenzó a ir al campo todos los días. Cuando terminaba la cosecha se iba al hospital Avellaneda a cuidar enfermos. Gracias a su esfuerzo logró que su hijo mayor, Roberto, de 22 años, se reciba de médico. Mientras tanto David, de 19, estudia Administración de Empresas y cuida de Axel, de 9, cuando su madre va a trabajar. Para Nélida, el Día de la Mujer deberían ser todos los días del año. Ella considera que la lucha de la mujer es diaria.
> COCINAN
Graciela Bolognini: el sostén de la casa
Arquitecta y propietaria de la firma de servicios de lunch y catering que lleva mi nombre desde hace casi 25 años.
Muy joven, madre de cuatro hijos, un día Graciela “Chuchi” Bolognini empezó a hacer pastas para vender los fines de semana. Se había recibido de arquitecta, pero no imaginaba que la gastronomía la haría la empresaria al frente de su firma de catering que está por cumplir 25 años en el gusto de los tucumanos. El salto fue cuando comandó las cocinas en los supermercados “25”. Se capacitó con maestros de la talla de Francis Mallmann. “Siempre me ayudaba mi madre, que era la que sabía el manejo”, recuerda. Fundó una fábrica de pastas. Al cierre de los súper se fue ella para que no despidieran a sus empleados.
“Empecé de nuevo sola, a equiparme, a trabajar mucho”, dice. Fue contratando personal estable y desde entonces atiende desde el catering de una inauguración al de un casamiento sencillo o fastuoso, pasando por la atención de Luis Miguel y su multitudinario equipo. De los cuatro hijos, tres trabajan en el rubro. “Fue un proceso de mucho trabajo, de noches sin dormir, con períodos de creación, de viajar... Pero no cambiaría nada porque lo hago con pasión. En relación con el género femenino en su ámbito, una anécdota la pinta: “a mí me encanta pagarles a las mujeres que trabajan conmigo, y a los hombres a veces les pregunto si le puedo pagar a la esposa. Porque las mujeres somos las que sostenemos la casa, los hijos, la permanencia”.
> ESCRIBEN
Candela García Alzogaray: el amor, la muerte, son los grandes temas de ellas
Tengo 24 años, soy madre soltera y escribo desde el embarazo. Agradezco haber nacido en esta época para disfrutar de ser mujer.
Este día de la mujer para mí es un justo homenaje a todas aquellas mujeres tenaces, sacrificadas, luchadoras y silenciosas de todos los días, madres, hermanas, hijas, amigas, compañeras. Es un día que me llama a la reflexión… y también tiene que ver con la construcción: la de una sociedad igualitaria que debe comenzar en nuestro interior, primero con el respeto por nosotras mismas y con el autorreconocimiento de nuestra dignidad como mujeres, para luego complementarnos con los hombres desde nuestras diferencias. Solo así podremos convivir en sociedades más justas y armoniosas.
Cuando su hija comenzó a danzar en su vientre, ella tenía apenas 20 años. Tenía tantas cosas apretadas en su corazón que comenzó a escribir como una manera de empezar a sacar afuera esos sentimientos y vivencias desconocidos hasta entonces. A los pocos meses dio a luz su vocación de ser escritora.
Candela García Alzogaray tiene hoy 24 años y participa del taller literario de Amira Juri, además de seguir la carrera de Ciencias de la Comunicación, de la que solamente le queda la tesis: “Los modos de representación y comunicación de la sexualidad en los foros web de la culturas culturas juveniles urbanas de San Miguel de Tucumán”. Mientras tanto escribe desde la perspectiva filosófica y participa en publicaciones colectivas.
“La escritura femenina muestra de manera diferente los grandes temas de la humanidad, como el amor, la soledad, la muerte, inclusive la comunicación”, dice la joven. “He descubierto a través de la escritura una forma distinta de expresar lo que siento, mis vivencias de madre soltera y mis recuerdos de cada momento”. Cuando escribe siempre lo hace con papel y lapicera. “Las redes son efímeras, el papel perdura”, sostiene.
Candela siente que en el día de la Mujer “más que reflexionar quisiera agradecer de vivir en esta época, en que la mujer puede cumplir un rol activo en la sociedad. Como madre soltera sé lo que es luchar para criar a mi hija y a la vez no dejar de crecer como persona”. Sin embargo, los hechos de violencia contra la mujer empañan el día. “Los femicidios me shockean -dice-. Creo que el origen está en la educación y que si aprendemos a respetar más a los demás podemos cambiar esta historia”.
>BAILAN
Valentina Viscido: "me honra representar a las mujeres en el arte"
Soy bailarina, tengo 18 años y a los seis empecé en la danza. Estoy becada en un taller de tres años en el teatro San Martín de Bs.As.
La bailarina expresa que su mayor anhelo es vivir de la danza y entrar a la compañía del San Martín. “Lamentablemente la danza no está socialmente aceptada como una profesión, pero voy a seguir tomando clases y perfeccionándome para continuar bailando”, advierte.
Valentina destaca la figura de muchas mujeres que la ayudaron y la inspiraron en su carrera, entre ellas a su mamá, Gabriela Canevaro y a sus maestras, Alejandra Deza y Amelia Acosta. También desea que la provincia esté preparada para contener a bailarines tucumanos, para que no se vean obligados a continuar su carrera fuera de Tucumán.
“Creo que la mujer debe luchar siempre por tener un lugar respetable, y desde el lugar que ocupo como joven me siento honrada de poder representar a las mujeres en el arte, y a través de mi profesión espero dar lo mejor como mujer y como persona, ya que en el Día de la Mujer queremos ser tratadas como personas antes que vernos por nuestro género y pienso que desde ahí debería partir la igualdad que tanto se busca”, reflexiona.