De Tucumán al Colón; y del Colón a Nueva York

De Tucumán al Colón; y del Colón a Nueva York

SEGURO. La decisión de irse de la provincia estaba tomada hace un año. LA GACETA / FOTO DE DIEGO ARÁOZ.- SEGURO. La decisión de irse de la provincia estaba tomada hace un año. LA GACETA / FOTO DE DIEGO ARÁOZ.-

Salvador Arbeloa será parte del Ballet Estable del teatro. En julio viajará a Estados Unidos.

07 Marzo 2017
Llegar al escenario del Teatro Colón es el sueño de cualquier bailarín argentino. Este año, en su staff estable habrá un solo tucumano, Salvador Arbeloa, de 17 años. Pero ese no es su único logro; obtuvo una beca de una de las escuelas de ballet más prestigiosas del mundo, la American Academy of Ballet, ubicada en Nueva York. En julio partirá para participar del programa de verano durante seis semanas, ya que el Colón le extenderá una licencia artística.

“Entré al mundo de la danza a los 12, pero siempre quise bailar. Vivía a una cuadra de la ESEA (Escuela Superior en Educación Artística) y mi mamá me acompañó a inscribirme. Estuve un año ahí y conocí a la que es mi maestra hoy en día. A los 13 me pasé al estudio privado y me quede ahí hasta ahora, que me mudé a Buenos Aires”, relata Salvador, ya instalado en la capital porque mañana comenzará con sus clases en el Colón. Añade que es difícil ser el único tucumano. “Me hace muy feliz tener la oportunidad de llegar hasta acá viniendo de nuestra provincia. Todo el progreso que logré desde Tucumán hasta ahora es gracias a mi maestra, Alejandra Deza”, agradece.

Para acceder a la beca de Nueva York tuvo que hacer dos audiciones de ballet clásico, el género base que todos los estudiantes deben dominar. “La primera semana es intensiva de clásico pero las otras semanas te dan clases de otros ritmos, como contemporáneo, jazz y varios más”, expone Arbeloa. En su estadía en Estados Unidos, vivirá en un departamento dentro del campus con bailarines de otros países que hablen español.

El mayor anhelo de Salvador es bailar en el exterior, pero asegura que vive intensamente cada momento. “La carrera de un bailarín es corta, hay que hacer valer el tiempo y las oportunidades para progresar. Estoy dispuesto a aprovechar la mayor cantidad de posibilidades que se me vayan dando. Por eso vine aquí, estas experiencias van a ser claves para eso”, destaca.

Mitos y verdades

Si bien Salvador pudo ver los frutos muy rápido, tuvo que hacer sacrificios para alcanzar algunos objetivos a su corta edad. Por otro lado, asegura que tuvo que soportar los prejuicios que todavía persisten en la sociedad acerca de los hombres en este rubro, pero que aprendió a lidiar con ello,

“Bailar te lleva mucho tiempo, te consume mucho tiempo de tu adolescencia. Amigos cada vez vas teniendo menos, pero el círculo cercano sabe de todo lo que te pasa como bailarín y te entiende”, admite el tucumano, quien recibió el total apoyo de su familia desde que comenzó su carrera. Su mamá lo está acompañando en Buenos Aires.

Los artistas del mundo de la danza deben cumplir con ciertas exigencias para estar a la altura del nivel físico que implica el baile. El cuidado de su cuerpo es como el de un deportista profesional. “Sin embargo no es como muchos piensan, eso de que no comemos es un mito porque el cuerpo no aguanta si no comés. Para bailar tenés que comer mucho y saludable, porque el ejercicio físico que hacemos demanda mucha energía”, advierte Arbeloa.

También explica que cuando empezó a practicar la danza intensivamente ensayaba seis horas por día y que nunca tuvo tiempo de ir al gimnasio. “Además nunca quise porque levantar pesas puede frenar el crecimiento y la altura para nosotros es muy importante”, explicó.

Según Salvador, en Tucumán la danza creció, pero todavía se mantienen muchos prejuicios. “Cuando fui a comprarme mis zapatillas de media punta me miraban mal, no les cerraba que un nene de 12 años hiciera eso”, rememora. Y agrega: “la mayoría de los varones empiezan de grandes en la danza, pero por suerte mi familia me apoyó y me ayudó a formarme para defenderme de los prejuicios”.

El bailarín quiere dejar un mensaje para todos los que sueñan con triunfar en este rubro: “la danza es muy elitista y estás solo mucho tiempo, pero no hay limitaciones por ser del interior. Podés luchar por lo que querés, sólo se necesita el apoyo y que la gente te acompañe”.

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