02 Marzo 2017
El crimen del policía: “lo mataron por la espalda”, dijo una testigo
LA ESCENA. Aragón dejó tirada su moto para ir tras los pasos de los ladrones que intentaron asaltarlo. LA GACETA / FOTO DE Antonio Ferroni
Un agente perdió la vida después de intentar detener a los jóvenes que le habían pretendido quitar el celular en el sur de la capital. El caso generó conmoción en Villa Amalia. El uniformado intentó perseguir a los asaltantes, pero sus cómplices lo atacaron. Ya tienen identificados a los sospechosos.
En Jujuy y Magallanes los vecinos aún no pueden salir de su asombro. No se recuperan de lo que vieron el martes por la noche, cuando un grupo de asaltantes, hirieron mortalmente al agente David Aragón para robarle el celular. “Le dispararon por la espalda, sin importarle nada a los delincuentes”, explicó María Luisa de Fernández, una de las vecinas de la zona que presenció el ataque.
Eran cerca de las 22. El uniformado, de 36 años, acababa de terminar de cumplir su labor en la División Patrulleros del Servicio 911. Decidió llevar a una amiga que vive a metros de esa esquina. Cuando la chica ingresó al lugar, dos hombres se pusieron a su lado y le exigieron que le entregaran el celular. Allí comenzó a desencadenarse la tragedia.
“Se identificó como policía y fue corriendo tras ellos. Se escucharon varios disparos. Pero de pronto salieron dos motos más. En una había un tipo y en otra, dos. El que iba detrás de esa última, le disparó de atrás. Después huyeron. Eran como cinco que se trasladaban en tres motos”, dijo la mujer.
“En al acto los vecinos salimos a auxiliarlos. Estaba herido cerca de la oreja y perdía muchísima sangre. Le tapamos con la mano hasta que llegó una camioneta de la fuerza que lo llevó hasta el Padilla”, concluyó Fernández.
Los pesquisas, según los testimonios de los vecinos, creen que una pareja de jóvenes intentaron asaltarlo. Este, que sólo tenía el pantalón del uniforme, los corrió y respondió el fuego. Pero no se dio cuenta que los cómplices estaban detrás suyo. Estos, al ver que sus compañeros corrían peligro, fueron a ayudarlo y uno de los tres lo hirieron mortalmente.
En el hospital
Los médicos que lo atendieron confirmaron que el proyectil -que sería un calibre 22- impactó entre la sexta y séptima cervical y tocó vasos sanguíneos que le provocaron que perdiera mucha sangre. Ni bien ingresó, sufrió un paro, pero lograron reanimarlo. Sin embargo, Aragón, padre de cinco hijos, murió ayer cerca de las 8.
A los pocos minutos de que ingresara el policía al centro asistencial, se presentó un joven con una herida de bala en su brazo izquierda argumentado que había sido lesionado a los pocos metros donde cayó Aragón. Los investigadores decidieron demorarlo hasta tanto se confirmara o descartara su participación en el crimen.
“Fui a dejar una compañera de trabajo a su casa en mi auto. En la esquina de Jujuy y Magallanes sentí estallidos. Sentí un pinchazo en el brazo y vi salir tres motos a toda velocidad. Ahí descubrí que estaba herido y me trasladé hasta el Padilla”, declaró el joven. Su versión fue confirmada por varios testigos, por lo que después de haber sido atendido, regresó a su casa.
El centro médico, desde anoche, fue un ir venir de policías y allegados de Aragón. “Hace seis años que estaba en nuestras filas. Se caracterizó por ser un hombre cumplidor que realizaba su trabajo con mucha pasión. Se perdió un hombre de familia y un gran servidor público. Sus compañeros ahora deben acompañar a la familia”, dijo el comisario Joaquín Girveaux, jefe del Servicio 911.
Los primeros pasos
Personal de la División Homicidios, al mando de los comisarios Hugo Cabezas, Daniel Cuellar y Diego Bernachi, comenzaron a investigar el caso por orden de la fiscala Adriana Reinoso Cuello. Los primeros datos que recogieron los llevaron a pensar que estaban detrás de una banda de jóvenes que se especializan en recorrer la zona en moto para robar celulares, carteras y motos.
Algunos acusaron a los integrantes de un grupo que tendría su base en la Villa 90, ubicada al norte de la ciudad. Sin embargo, esa versión fue perdiendo fuerza con el correr de las horas. “Hubo muchos datos, pero es poco creíble que hayan cruzado toda la ciudad para cometer este tipo de ilícitos”, destacó una fuente policial.
Las sospechas apuntan a otro grupo que podría estar integrado por menores que vienen cometiendo estos tipo de ilícitos en la zona donde se concretó el ataque a Aragón.
“Nada es descabellado. Acá somos presos de los changuitos que andan delinquiendo todo el tiempo. Están buscando cómo hacer plata para poder comprar drogas. No hacen otra cosa más de su vida que consumir esa porquería”, explicó Marcos Ramírez, vecino de la zona.
Eran cerca de las 22. El uniformado, de 36 años, acababa de terminar de cumplir su labor en la División Patrulleros del Servicio 911. Decidió llevar a una amiga que vive a metros de esa esquina. Cuando la chica ingresó al lugar, dos hombres se pusieron a su lado y le exigieron que le entregaran el celular. Allí comenzó a desencadenarse la tragedia.
“Se identificó como policía y fue corriendo tras ellos. Se escucharon varios disparos. Pero de pronto salieron dos motos más. En una había un tipo y en otra, dos. El que iba detrás de esa última, le disparó de atrás. Después huyeron. Eran como cinco que se trasladaban en tres motos”, dijo la mujer.
“En al acto los vecinos salimos a auxiliarlos. Estaba herido cerca de la oreja y perdía muchísima sangre. Le tapamos con la mano hasta que llegó una camioneta de la fuerza que lo llevó hasta el Padilla”, concluyó Fernández.
Los pesquisas, según los testimonios de los vecinos, creen que una pareja de jóvenes intentaron asaltarlo. Este, que sólo tenía el pantalón del uniforme, los corrió y respondió el fuego. Pero no se dio cuenta que los cómplices estaban detrás suyo. Estos, al ver que sus compañeros corrían peligro, fueron a ayudarlo y uno de los tres lo hirieron mortalmente.
En el hospital
Los médicos que lo atendieron confirmaron que el proyectil -que sería un calibre 22- impactó entre la sexta y séptima cervical y tocó vasos sanguíneos que le provocaron que perdiera mucha sangre. Ni bien ingresó, sufrió un paro, pero lograron reanimarlo. Sin embargo, Aragón, padre de cinco hijos, murió ayer cerca de las 8.
A los pocos minutos de que ingresara el policía al centro asistencial, se presentó un joven con una herida de bala en su brazo izquierda argumentado que había sido lesionado a los pocos metros donde cayó Aragón. Los investigadores decidieron demorarlo hasta tanto se confirmara o descartara su participación en el crimen.
“Fui a dejar una compañera de trabajo a su casa en mi auto. En la esquina de Jujuy y Magallanes sentí estallidos. Sentí un pinchazo en el brazo y vi salir tres motos a toda velocidad. Ahí descubrí que estaba herido y me trasladé hasta el Padilla”, declaró el joven. Su versión fue confirmada por varios testigos, por lo que después de haber sido atendido, regresó a su casa.
El centro médico, desde anoche, fue un ir venir de policías y allegados de Aragón. “Hace seis años que estaba en nuestras filas. Se caracterizó por ser un hombre cumplidor que realizaba su trabajo con mucha pasión. Se perdió un hombre de familia y un gran servidor público. Sus compañeros ahora deben acompañar a la familia”, dijo el comisario Joaquín Girveaux, jefe del Servicio 911.
Los primeros pasos
Personal de la División Homicidios, al mando de los comisarios Hugo Cabezas, Daniel Cuellar y Diego Bernachi, comenzaron a investigar el caso por orden de la fiscala Adriana Reinoso Cuello. Los primeros datos que recogieron los llevaron a pensar que estaban detrás de una banda de jóvenes que se especializan en recorrer la zona en moto para robar celulares, carteras y motos.
Algunos acusaron a los integrantes de un grupo que tendría su base en la Villa 90, ubicada al norte de la ciudad. Sin embargo, esa versión fue perdiendo fuerza con el correr de las horas. “Hubo muchos datos, pero es poco creíble que hayan cruzado toda la ciudad para cometer este tipo de ilícitos”, destacó una fuente policial.
Las sospechas apuntan a otro grupo que podría estar integrado por menores que vienen cometiendo estos tipo de ilícitos en la zona donde se concretó el ataque a Aragón.
“Nada es descabellado. Acá somos presos de los changuitos que andan delinquiendo todo el tiempo. Están buscando cómo hacer plata para poder comprar drogas. No hacen otra cosa más de su vida que consumir esa porquería”, explicó Marcos Ramírez, vecino de la zona.
¿Estás de acuerdo con que se prohíba que dos hombres circulen en la misma moto en #Tucumán?
— La Gaceta de Tucumán (@LaGacetaTucuman) 2 de marzo de 2017
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