Por Juan Manuel Montero
24 Febrero 2017
Atlético de América. Así, en forma ampulosa, tituló hace unos meses Mario Leito este sueño que comenzaba a escribir el “Decano”. Y no se equivocó el dirigente. Atlético impuso su nombre en la página más gloriosa del fútbol tucumano y desde ahora se codeará con los más importantes del continente y podrá decir, como no muchos, “yo jugué la Copa Libertadores”.
Atlético hizo todo bien. Y todos los involucrados sacaron un sobresaliente en sus respectivos quehaceres. Los jugadores, el cuerpo técnico, los dirigentes y hasta los hinchas que al menos ayer vivieron la fiesta de su vida en paz.
Tucumán gana con Atlético en la Libertadores. Su nombre comenzará a repetirse en el mundo. Y habrá que saber aprovecharlo. Entre la televisión y las redes sociales llevarán las imágenes de la provincia hasta lugar más recóndito del planeta. La actividad económica puede recibir un empujón que no esperaban, con participación en hoteles, restaurantes y comercios. Son posibilidades que no se pueden desperdiciar, como pasó con el Rally Dakar.
Se aplaude la gesta decana. Es digna de elogio. Una verdadera hazaña que cosechó elogios en todo el país. Emocionan sus jugadores y sus hinchas apiñados en el José Fierro. Ahora, por convicción, San Martín, empujado por sus hinchas, deberá intentar hacer todo lo posible para buscar objetivos similares. Eso sólo mejorará el fútbol de la provincia. Y es para celebrar.
En una tierra partida al medio por pasiones futbolísticas parecería imposible pedirles a los hinchas de San Martín que compartan la alegría de sus primos, que aplaudan esta verdadera epopeya. Más allá del folclore, deberían. No pueden olvidar los que tienen sangre roja y blanca que el fútbol es una rueda, y siempre gira. Alguna vez, con el primer ascenso de San Martín a Primera en la temporada 88/89, fue el club de La Ciudadela el que trascendió la frontera. Y a los “Decanos” les tocó sufrirlo. Hoy es al revés. Así es el deporte más hermoso del mundo. Ese que hoy lo tiene al “Decano” en boca de todos.
Atlético hizo todo bien. Y todos los involucrados sacaron un sobresaliente en sus respectivos quehaceres. Los jugadores, el cuerpo técnico, los dirigentes y hasta los hinchas que al menos ayer vivieron la fiesta de su vida en paz.
Tucumán gana con Atlético en la Libertadores. Su nombre comenzará a repetirse en el mundo. Y habrá que saber aprovecharlo. Entre la televisión y las redes sociales llevarán las imágenes de la provincia hasta lugar más recóndito del planeta. La actividad económica puede recibir un empujón que no esperaban, con participación en hoteles, restaurantes y comercios. Son posibilidades que no se pueden desperdiciar, como pasó con el Rally Dakar.
Se aplaude la gesta decana. Es digna de elogio. Una verdadera hazaña que cosechó elogios en todo el país. Emocionan sus jugadores y sus hinchas apiñados en el José Fierro. Ahora, por convicción, San Martín, empujado por sus hinchas, deberá intentar hacer todo lo posible para buscar objetivos similares. Eso sólo mejorará el fútbol de la provincia. Y es para celebrar.
En una tierra partida al medio por pasiones futbolísticas parecería imposible pedirles a los hinchas de San Martín que compartan la alegría de sus primos, que aplaudan esta verdadera epopeya. Más allá del folclore, deberían. No pueden olvidar los que tienen sangre roja y blanca que el fútbol es una rueda, y siempre gira. Alguna vez, con el primer ascenso de San Martín a Primera en la temporada 88/89, fue el club de La Ciudadela el que trascendió la frontera. Y a los “Decanos” les tocó sufrirlo. Hoy es al revés. Así es el deporte más hermoso del mundo. Ese que hoy lo tiene al “Decano” en boca de todos.
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