16 Febrero 2017
INFLACIÓN. A pesar de los anuncios del Gobierno, los precios no bajan. ARCHIVO.
Cada vez suena menos probable una inflación anual del 17%, tal como se lo propuso la administración de Mauricio Macri a principios de año. Los recientes aumentos generalizados en las tarifas de servicios públicos hacen peligrar aquella meta. Pese a esto, el jefe de Gabinete, Marcos Peña, sostuvo que el Gobierno va en buena dirección. A diferencia de lo mantenido por el oficialismo, un informe del Centro de Estudios de la Nueva Economía (CENE), dependiente de la Universidad de Belgrano, aseguró que los retoques en los valores del servicio público sí repercuten en las cifras inflacionarias, elevándolas.
“Los aumentos tarifarios son una causa autónoma de inflación y conspiran contra el logro del objetivo antiinflacionario. En un contexto en que el resto de los precios nominales no desciende, cada incremento en la tarifa de electricidad, gas o transporte adiciona cierto porcentaje a la inflación anual”, explicó el documento, que lleva la firma de su director, Víctor Beker, extitular de Estadísticas Económicas del Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (Indec).
“El reciente aumento en la electricidad impactará en los números de febrero, marzo y noviembre”, pronosticó el trabajo.
“Este realineamiento de precios impone un piso a la inflación anual y opera sobre las expectativas de los agentes económicos, reforzando la llamada inflación inercial. La permanencia de estas expectativas dificulta el éxito de cualquier política antiinflacionaria”, aseguró el reporte.
“Una instancia decisiva se pondrá en juego en las próximas negociaciones paritarias. La fórmula impulsada por el gobierno de la provincia de Buenos Aires -aumento del 18% y ajuste por inflación excedente- apunta a poner dichas expectativas en línea con el objetivo inflacionario del Gobierno nacional. Si logra imponerse, puede ser una importante contribución para que dichas expectativas empiecen a converger con los objetivos de política monetaria. Si así no sucediere, se corre el peligro de que la insistencia de la autoridad monetaria en sus metas haga del nivel de actividad la variable de ajuste y ponga en riesgo la incipiente recuperación económica”, completó el análisis del CENE.
En diálogo con LA GACETA, el economista Pablo Pero coincidió con lo expuesto por el informe, y consideró que las negociaciones paritarias -por ahora- están siendo bien manejadas por la administración nacional. Esto es así ya que, según dijo, algunos creían que las negociaciones salariales rondarían incrementos del 27%. “A ese riesgo se lo está manejando mejor de lo que se esperaba, pero la batalla más importante es la que se viene este mes”, sostuvo.
El docente de la UNT también se refirió a los aumentos en los servicios públicos y su incidencia en la inflación anual.
“Los incrementos son los que hicieron que el año pasado la inflación se desboque más de lo previsto”, opinó, y sostuvo que este año continúa ese riesgo, aunque el Ejecutivo lo viene manejando correctamente. “Ya hubo algún ajuste en enero y la inflación estuvo -al menos la oficial- por debajo del márgen para llegar al 17% anual”.
Por último, el especialista aseguró que la emisión monetaria se mantendrá en un 16% y que nadie espera una devaluación que supere esa cifra, por lo que pronosticó una inflación anual de 19% y un techo de 21%.
Los guarismos planteados por el el economista tucumano coinciden con algunas estimaciones de consultoras privadas.
Ferreres & Asociados registró una inflación de 1,66% en enero y calculó un 19% para este año.
Marina Dal Poggeto, directora del Estudio Bein & Asociados, sostuvo que la inflación para enero arrojó 1,8% y que la proyección anual para la consultora es de 22%.
Ecolatina, la consultora de Marco Lavagna, anunció que prevé una inflación en torno al 23% para este año, “claramente por encima de la meta oficial”, aunque “muy por debajo de lo registrado en 2016”.
Por su parte, la consultora Elypsis informó que la inflación que registraron en enero fue de 1,7% y estimaron una inflación anual de 32,7%.
Si bien el Ejecutivo nacional había proyectado un 25% de inflación para el año pasado, finalmente los precios se elevaron por arriba del 40%.
“Los aumentos tarifarios son una causa autónoma de inflación y conspiran contra el logro del objetivo antiinflacionario. En un contexto en que el resto de los precios nominales no desciende, cada incremento en la tarifa de electricidad, gas o transporte adiciona cierto porcentaje a la inflación anual”, explicó el documento, que lleva la firma de su director, Víctor Beker, extitular de Estadísticas Económicas del Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (Indec).
“El reciente aumento en la electricidad impactará en los números de febrero, marzo y noviembre”, pronosticó el trabajo.
“Este realineamiento de precios impone un piso a la inflación anual y opera sobre las expectativas de los agentes económicos, reforzando la llamada inflación inercial. La permanencia de estas expectativas dificulta el éxito de cualquier política antiinflacionaria”, aseguró el reporte.
“Una instancia decisiva se pondrá en juego en las próximas negociaciones paritarias. La fórmula impulsada por el gobierno de la provincia de Buenos Aires -aumento del 18% y ajuste por inflación excedente- apunta a poner dichas expectativas en línea con el objetivo inflacionario del Gobierno nacional. Si logra imponerse, puede ser una importante contribución para que dichas expectativas empiecen a converger con los objetivos de política monetaria. Si así no sucediere, se corre el peligro de que la insistencia de la autoridad monetaria en sus metas haga del nivel de actividad la variable de ajuste y ponga en riesgo la incipiente recuperación económica”, completó el análisis del CENE.
En diálogo con LA GACETA, el economista Pablo Pero coincidió con lo expuesto por el informe, y consideró que las negociaciones paritarias -por ahora- están siendo bien manejadas por la administración nacional. Esto es así ya que, según dijo, algunos creían que las negociaciones salariales rondarían incrementos del 27%. “A ese riesgo se lo está manejando mejor de lo que se esperaba, pero la batalla más importante es la que se viene este mes”, sostuvo.
El docente de la UNT también se refirió a los aumentos en los servicios públicos y su incidencia en la inflación anual.
“Los incrementos son los que hicieron que el año pasado la inflación se desboque más de lo previsto”, opinó, y sostuvo que este año continúa ese riesgo, aunque el Ejecutivo lo viene manejando correctamente. “Ya hubo algún ajuste en enero y la inflación estuvo -al menos la oficial- por debajo del márgen para llegar al 17% anual”.
Por último, el especialista aseguró que la emisión monetaria se mantendrá en un 16% y que nadie espera una devaluación que supere esa cifra, por lo que pronosticó una inflación anual de 19% y un techo de 21%.
Los guarismos planteados por el el economista tucumano coinciden con algunas estimaciones de consultoras privadas.
Ferreres & Asociados registró una inflación de 1,66% en enero y calculó un 19% para este año.
Marina Dal Poggeto, directora del Estudio Bein & Asociados, sostuvo que la inflación para enero arrojó 1,8% y que la proyección anual para la consultora es de 22%.
Ecolatina, la consultora de Marco Lavagna, anunció que prevé una inflación en torno al 23% para este año, “claramente por encima de la meta oficial”, aunque “muy por debajo de lo registrado en 2016”.
Por su parte, la consultora Elypsis informó que la inflación que registraron en enero fue de 1,7% y estimaron una inflación anual de 32,7%.
Si bien el Ejecutivo nacional había proyectado un 25% de inflación para el año pasado, finalmente los precios se elevaron por arriba del 40%.
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