El amor adolescente nunca se olvida

El amor adolescente nunca se olvida

14 Febrero 2017

Luciana María Taddei - Licenciada en psicología

La adolescencia es una etapa signada por grandes y significativos cambios en el desarrollo de las personas; etapa de transición desde la niñez hacia el mundo adulto, que se caracteriza, entre otras cosas, por la búsqueda de una identidad definida y un acrecentamiento del conocimiento sobre sí mismos.

En ella los adolescentes comienzan a reconocer sus deseos y orientaciones en el plano de la atracción sexual, iniciando sus primeras prácticas y experiencias de satisfacción en el territorio de su sexualidad, ya sea a nivel personal individual, noviazgo o relaciones ocasionales.

Por su parte, el enamoramiento adolescente se muestra lleno de ilusiones, pasión, idealización, expectativas, así como de decepciones, frustración y tristeza; principalmente por la inestabilidad emocional que los caracteriza, haciéndolos tan vulnerables ante los cambios.

La fuerza de las emociones que se ponen en juego en las experiencias amorosas, los deja expuestos, dejando huellas imborrables, en la mayoría de los casos… ¿Quién no recuerda su primer amor adolescente? Un amor vivido con gran intensidad, placer, obnubilación, altibajos, temores o sufrimiento y dolor ante peleas o rupturas.

Hoy en día los chicos descubren el deseo y el placer sexual a una edad cada vez más temprana, debido principalmente a un bombardeo de información y exposición a estímulos de contenido sexual presentes en la televisión, internet, publicidades, entre otros. Esto puede acarrear numerosos riesgos cuando se une a la falta de información sexual válida correspondiente, la presión por parte de los grupos de amigos, la impulsividad, poca responsabilidad y seguridad emocional, llevando a prácticas sexuales frustrantes, posible contagio de enfermedades de transmisión sexual y embarazo no deseado, por mencionar algunos de ellos.

Por esta razón se hace imprescindible la apertura e intervención de parte de la familia y de las instituciones educativas, para escuchar las inquietudes, deseos, temores y pensamientos de los adolescentes, con el fin de poder orientarlos y brindarles una adecuada educación sexual, sin adoctrinar la sexualidad con las normas de una moralidad demasiado estricta, que pudiese generar inhibición o falta de confianza para expresarse. Información, contención y apoyo son las claves para promover en ellos la asunción de una sexualidad saludable y responsable.

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