05 Febrero 2017
MIRAN, PERO DUDAN EN COMPRAR. La realidad económica atenta contra el consumo aspiracional.
Mantener la economía hogareña se ha vuelto una empresa más que difícil. El año pasado, la inflación tuvo a maltraer a los asalariados. Este 2017 arrancó con subas en el precio de las naftas y también más reajustes en las tarifas de los servicios públicos privatizados. Así, resulta difícil eludir gastos. La población, a su vez, no tiene dudas de que el sueldo alcanza cada vez menos y que, incluso, si solamente depende de un sueldo, puede que sea inferior al límite de ingresos que se precisan para que una familia tipo no caiga en la pobreza, que ronda los $ 12.500 mensuales. El último dato del Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec), al tercer trimestre de 2016, señala que el salario de bolsillo promedio de un empleado privado formal tucumano llegó a $ 11.852,50, lejos de los $ 16.889,10, que es la remuneración neta promedio en el país.
Frente a una fuerte influencia del contexto inflacionario en la situación económica personal y familiar, es claro que el precio es hoy la variable de seducción de los consumidores, plantea Andrea Desjardins, directora Quality Latinoamérica. Según la especialista en Consumo, hay una alta valoración del atributo precio al momento de comprar, a. “A tal punto que los consumidores rigen sus estrategias de compra en función del mismo”, acota.
Por otra parte, un precio más bajo y claro (entendible y real) les genera mayor confianza en la marca. “Sin duda hoy los diferentes territorios actitudinales de los consumidores están cada vez más orientados a la búsqueda de ahorro: entendido como el precio más conveniente y real”, refuerza Desjardins, Master en Investigación de Mercado por la Universidad Complutense de Madrid.
La tendencia es un cambio de paradigma de compra que se mueve de la valoración de las promociones y ofertas hacia el precio concreto que se paga cotidianamente. Este cambio de paradigma, indica la experta impacta transversalmente en todos los niveles socioeconómicos y perfiles de consumidores. “Es así que el consumidor hoy es mas crítico y observador, ya no compra sin mirar y analizar y comparar”, puntualiza en su charla con LA GACETA.
En esa línea, el ama de casa ya agobiada y aturdida por tantas promociones -a las que no termina de descifrar y de las que descree ya-, anhela un mensaje claro y conciso de precio; es decir -según indica-, una respuesta a su eterno interrogante: ¿dónde puedo comprar más barato para llegar con los ingresos del mes? Del otro lado del mostrador, el de las marcas, quien responda con claridad a esta pregunta podría recuperar o ganar parte del mercado, acota Desjardins.
Otro ejemplo claro de este cambio son los viajes de compra a Chile para adquirir indumentaria y electrodomésticos a precios más bajos. Paralelamente, crece también la tendencia a la compra en mayoristas en varias categorías.
En este escenario, la gran pregunta de las marcas hoy es como impactará en los consumidores las nuevas medidas del gobierno de la transparencia en los precios, es decir el fin de las cuotas sin intereses. ¿Profundizará más la baja en el consumo? o ¿generará mas consumo tal vez? Si bien hay consumidores que entienden que con esta medida se busca transparentar el precio real de los productos, la especialista advierte que hay otra franja de la población que dejará de comprar, generando así una sensación de pérdida de poder adquisitivo, de acceder a algo anhelado. “No nos olvidemos que compramos no solo por necesidad, sino también regidos por un deseo aspiracional”, dice Desjardins.
Tendencia local
En general, los argentinos son más marquistas que otros consumidores de la región. Pero, en el contexto económico del país, esto podría generar sentimientos encontrados. La experta en consumo lo define así: “buscaremos el precio real más bajo, pero seguiremos añorando consumir sin mirar”.
Pero la realidad, de reajustes de gastos, sigue imponiéndose. Según los resultados del Monitor de Opinión realizado por Quality Latinoamérica durante enero en la provincia, el 55% de los tucumanos observa que el consumo bajó, es decir sus ingresos le rinden menos, y el 42% que hay un estancamiento en el consumo en el último año.
Sólo un 36% de los tucumanos se muestra expectante con el rumbo de la economía. Desjardins aclara que es importante tener en cuenta que un 40% piensa que empeorará y esto impactará en su calidad de vida.
Otro dato relevante para entender los cambios en el consumo de los tucumanos es conocer cómo están distribuyendo en este escenario sus ingresos. “Se observa que, en promedio, el 70% de los gastos de un hogar se concentran en las tres categorías: alimento/supermercado; servicios y gastos de vivienda”, explica. Los responsables de cada hogar piensan que ante el incremento de las tarifas de los servicios deberá seguir aplicando todo el ingenio con estrategias que tiendan hacia un solo objetivo: que los ingresos alcancen todo el mes.
De allí que las marcas tienen hoy la difícil misión de captar y retener a los consumidores, cada vez más conectados a las redes para buscar el mejor precio.
Frente a una fuerte influencia del contexto inflacionario en la situación económica personal y familiar, es claro que el precio es hoy la variable de seducción de los consumidores, plantea Andrea Desjardins, directora Quality Latinoamérica. Según la especialista en Consumo, hay una alta valoración del atributo precio al momento de comprar, a. “A tal punto que los consumidores rigen sus estrategias de compra en función del mismo”, acota.
Por otra parte, un precio más bajo y claro (entendible y real) les genera mayor confianza en la marca. “Sin duda hoy los diferentes territorios actitudinales de los consumidores están cada vez más orientados a la búsqueda de ahorro: entendido como el precio más conveniente y real”, refuerza Desjardins, Master en Investigación de Mercado por la Universidad Complutense de Madrid.
La tendencia es un cambio de paradigma de compra que se mueve de la valoración de las promociones y ofertas hacia el precio concreto que se paga cotidianamente. Este cambio de paradigma, indica la experta impacta transversalmente en todos los niveles socioeconómicos y perfiles de consumidores. “Es así que el consumidor hoy es mas crítico y observador, ya no compra sin mirar y analizar y comparar”, puntualiza en su charla con LA GACETA.
En esa línea, el ama de casa ya agobiada y aturdida por tantas promociones -a las que no termina de descifrar y de las que descree ya-, anhela un mensaje claro y conciso de precio; es decir -según indica-, una respuesta a su eterno interrogante: ¿dónde puedo comprar más barato para llegar con los ingresos del mes? Del otro lado del mostrador, el de las marcas, quien responda con claridad a esta pregunta podría recuperar o ganar parte del mercado, acota Desjardins.
Otro ejemplo claro de este cambio son los viajes de compra a Chile para adquirir indumentaria y electrodomésticos a precios más bajos. Paralelamente, crece también la tendencia a la compra en mayoristas en varias categorías.
En este escenario, la gran pregunta de las marcas hoy es como impactará en los consumidores las nuevas medidas del gobierno de la transparencia en los precios, es decir el fin de las cuotas sin intereses. ¿Profundizará más la baja en el consumo? o ¿generará mas consumo tal vez? Si bien hay consumidores que entienden que con esta medida se busca transparentar el precio real de los productos, la especialista advierte que hay otra franja de la población que dejará de comprar, generando así una sensación de pérdida de poder adquisitivo, de acceder a algo anhelado. “No nos olvidemos que compramos no solo por necesidad, sino también regidos por un deseo aspiracional”, dice Desjardins.
Tendencia local
En general, los argentinos son más marquistas que otros consumidores de la región. Pero, en el contexto económico del país, esto podría generar sentimientos encontrados. La experta en consumo lo define así: “buscaremos el precio real más bajo, pero seguiremos añorando consumir sin mirar”.
Pero la realidad, de reajustes de gastos, sigue imponiéndose. Según los resultados del Monitor de Opinión realizado por Quality Latinoamérica durante enero en la provincia, el 55% de los tucumanos observa que el consumo bajó, es decir sus ingresos le rinden menos, y el 42% que hay un estancamiento en el consumo en el último año.
Sólo un 36% de los tucumanos se muestra expectante con el rumbo de la economía. Desjardins aclara que es importante tener en cuenta que un 40% piensa que empeorará y esto impactará en su calidad de vida.
Otro dato relevante para entender los cambios en el consumo de los tucumanos es conocer cómo están distribuyendo en este escenario sus ingresos. “Se observa que, en promedio, el 70% de los gastos de un hogar se concentran en las tres categorías: alimento/supermercado; servicios y gastos de vivienda”, explica. Los responsables de cada hogar piensan que ante el incremento de las tarifas de los servicios deberá seguir aplicando todo el ingenio con estrategias que tiendan hacia un solo objetivo: que los ingresos alcancen todo el mes.
De allí que las marcas tienen hoy la difícil misión de captar y retener a los consumidores, cada vez más conectados a las redes para buscar el mejor precio.
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