01 Febrero 2017
DE RODILLAS ANTE LA HISTORIA. Agustín Fioretti y José Buteler completaron su peregrinaje hacia el Monumental arrodillados, como una ofrenda hacia el “Decano”. la gaceta / fotos de adrían lugones
La pasión no entiende de pavimentos calientes. Dar algunos pasos de rodillas frente a un Monumental vestido de gala fue para José Buteler y Agustín Fioretti la mejor forma de completar el peregrinaje hacia la cancha en una noche histórica. “Agustín me hizo cambiar de camiseta antes de venir. Ya tenía puesta una que me regaló el ‘Bebé’ Acosta, pero éste me dijo que nunca había venido con esa a la cancha y no iba a empezar ahora”, comparte la cábala José. Agustín, con quien trabaja en el diagnóstico por imágenes, lamenta no poder viajar para el partido de vuelta, en Quito. “No me dan los días. Pero igual, tengo fe en que ganamos tranquilos”, confía Agustín, que dos horas más tarde se agarraría la cabeza por el empate.
Fernando Godoy llegó acompañado por sus hijos, Milena, de 12 años, y Jeremías, que con apenas seis años cantaba como si llevara una vida yendo a la cancha. “Pero acá la que es enferma de verdad es ella. Me sorprende la locura que tiene por Atlético. Yo di mil vueltas en la cama, pero creo que ella está todavía más ansiosa porque empiece el partido”, comentó Fernando. “No podemos ir en Quito porque ese día nos vamos a Estados Unidos. Pero si llegamos a pasar y nos toca Junior en Barranquilla, vamos seguro”, promete.
Un poco más allá, Franco Fogliata, ex dirigente del club, hace aparición con su nieto, Augusto Elwart. “No llegaba nunca este día. A esta semana la viví con muchos nervios. Espero que ganemos 3-0, así vamos tranquilos al partido de vuelta”, pidió Augusto. Franco fue más modesto. “Con un 2-0 me conformo. Igual, estar acá ya es histórico. Y mirá que Atlético ha tenido equipos extraordinarios”, y recita de memoria el de Reartez, Apud, Diamante y Barreto.
A Antonella Sarzano, los nervios apenas la dejan hablar. “Me duele el estómago ya”, dice la rubia, acompañada por su mamá, Noemí Palacios, protagonista de una curiosa dualidad: “soy de Atlético, pero juego al hockey en San Martín. Antes jugaba acá, y me fui porque la mayoría de mis amigas estaba ahí. Pero ya está, este año vuelvo como sea a Atlético. No puedo ponerme más esa camiseta, me cuesta verme con esos colores. Los míos son estos”, y muestra su camiseta, renovando su juramento “decano”.
Fernando Godoy llegó acompañado por sus hijos, Milena, de 12 años, y Jeremías, que con apenas seis años cantaba como si llevara una vida yendo a la cancha. “Pero acá la que es enferma de verdad es ella. Me sorprende la locura que tiene por Atlético. Yo di mil vueltas en la cama, pero creo que ella está todavía más ansiosa porque empiece el partido”, comentó Fernando. “No podemos ir en Quito porque ese día nos vamos a Estados Unidos. Pero si llegamos a pasar y nos toca Junior en Barranquilla, vamos seguro”, promete.
Un poco más allá, Franco Fogliata, ex dirigente del club, hace aparición con su nieto, Augusto Elwart. “No llegaba nunca este día. A esta semana la viví con muchos nervios. Espero que ganemos 3-0, así vamos tranquilos al partido de vuelta”, pidió Augusto. Franco fue más modesto. “Con un 2-0 me conformo. Igual, estar acá ya es histórico. Y mirá que Atlético ha tenido equipos extraordinarios”, y recita de memoria el de Reartez, Apud, Diamante y Barreto.
A Antonella Sarzano, los nervios apenas la dejan hablar. “Me duele el estómago ya”, dice la rubia, acompañada por su mamá, Noemí Palacios, protagonista de una curiosa dualidad: “soy de Atlético, pero juego al hockey en San Martín. Antes jugaba acá, y me fui porque la mayoría de mis amigas estaba ahí. Pero ya está, este año vuelvo como sea a Atlético. No puedo ponerme más esa camiseta, me cuesta verme con esos colores. Los míos son estos”, y muestra su camiseta, renovando su juramento “decano”.