29 Enero 2017
“Desde que se cerró la temporada de caza, hemos secuestrado armas y elementos utilizados por esta actividad por un valor de $ 500.000”, aseguró el comisario Javier Alderete.
Desde la División Delitos Rurales, que es dirigida por el comisario Marcelo Godoy, se aclaró que en nuestra provincia sólo está permitida la caza deportiva y no se puede matar ni cautivar animales que no sean liebres, perdices, palomas o patos. Sólo puede realizarse hacia el este de las rutas 304 y 157, que dividen la provincia de norte a sur. “Lo que más buscan los cazadores son las corzuelas, los chanchos del monte y las pavas rojas, que son autóctonas de Tucumán y ya casi no quedan”, comentó Alderete.
También hay quienes infringen la ley de flora y fauna atrapando aves para su comercialización. La semana pasada, por ejemplo, Delitos Rurales interceptó a un hombre que regresaba de una jornada de trampeo y le secuestró nueve jaulas que contenían 13 pájaros (un cardenal, una reyna mora, seis mixtos, una gambita, dos tucumanitos y un canario) que estaban destinados a la venta ilegal.
“Por otro lado, hay todo un mercado negro detrás del caraguay”, comentó Alderetes. “Los cazadores lo buscan para vender la grasa, que se usa medicinalmente. Los matan y le venden a $ 1.500 el kilo de grasa a Buenos Aires. Para reunir un kilo de grasa, hay que matar a cuatro de esos reptiles”, explicó.
“La caza y la pesca ilegal no son un delito sino una infracción”, aclaró Alderete. En ese sentido, remarcó que la actividad es penada con multas económicas que suelen ser bastante elevadas. “La sanción es de acuerdo a la infracción que se comete, se tiene en cuenta si el animal fue perseguido u hostigado, y el tipo de arma que se utilizó, entre otras cosas”, agregó.
Desde la División Delitos Rurales, que es dirigida por el comisario Marcelo Godoy, se aclaró que en nuestra provincia sólo está permitida la caza deportiva y no se puede matar ni cautivar animales que no sean liebres, perdices, palomas o patos. Sólo puede realizarse hacia el este de las rutas 304 y 157, que dividen la provincia de norte a sur. “Lo que más buscan los cazadores son las corzuelas, los chanchos del monte y las pavas rojas, que son autóctonas de Tucumán y ya casi no quedan”, comentó Alderete.
También hay quienes infringen la ley de flora y fauna atrapando aves para su comercialización. La semana pasada, por ejemplo, Delitos Rurales interceptó a un hombre que regresaba de una jornada de trampeo y le secuestró nueve jaulas que contenían 13 pájaros (un cardenal, una reyna mora, seis mixtos, una gambita, dos tucumanitos y un canario) que estaban destinados a la venta ilegal.
“Por otro lado, hay todo un mercado negro detrás del caraguay”, comentó Alderetes. “Los cazadores lo buscan para vender la grasa, que se usa medicinalmente. Los matan y le venden a $ 1.500 el kilo de grasa a Buenos Aires. Para reunir un kilo de grasa, hay que matar a cuatro de esos reptiles”, explicó.
“La caza y la pesca ilegal no son un delito sino una infracción”, aclaró Alderete. En ese sentido, remarcó que la actividad es penada con multas económicas que suelen ser bastante elevadas. “La sanción es de acuerdo a la infracción que se comete, se tiene en cuenta si el animal fue perseguido u hostigado, y el tipo de arma que se utilizó, entre otras cosas”, agregó.
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