28 Enero 2017
EN FAMILIA. Plácida Salazar, rodeada por dos de sus cuatro nietos. LA GACETA/FOTO DE ANALÍA JARAMILLO
El día estaba repleto de historias con emociones de todos los calibres, mucha alegría, optimismo, nervios y también la pasión por los colores, que a veces duele y entristece. Plácida Salazar es fanática de Atlético desde muy chica. “Quiero venir a la cancha el día del partido”, dice acompañada de sus cuatro nietos, que no quieren que vaya a la cancha por la edad de su abuela: 78 años.
“Mi hija fue niñera de jugadores del club”, exclama al recordar el trabajo de su heredera. Plácida se muere por ir a alentar a su equipo. El verdadero problema es el dinero y es este factor el que a veces torna racional a la pasión desenfrenada.
“Queremos venir todos, pero no llegamos con la plata, no sabemos cómo vamos a hacer. Y mi abuela sí, siempre quiere venir”, manifiesta una de sus nietas.
“Mi hija fue niñera de jugadores del club”, exclama al recordar el trabajo de su heredera. Plácida se muere por ir a alentar a su equipo. El verdadero problema es el dinero y es este factor el que a veces torna racional a la pasión desenfrenada.
“Queremos venir todos, pero no llegamos con la plata, no sabemos cómo vamos a hacer. Y mi abuela sí, siempre quiere venir”, manifiesta una de sus nietas.
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