27 Enero 2017
Desde que Donald Trump asumió la presidencia de los Estados Unidos, hace tan solo una semana, las ventas de la novela “1984” se han disparado. Según confirmó a CNN un portavoz editorial, se acaba de ordenar la impresión de 75.000 nuevos ejemplares.
George Orwell escribió la novela en 1948. Se trata de una historia de ciencia ficción ambientada en la ciudad de Londres en 1984. Cuenta sobre un gobierno totalitario cuya máxima autoridad es el “Gran Hermano” que controla todos los movimientos de sus ciudadanos con ayuda de los Ministerios de la Verdad, de la Paz, del Amor y de la Abundancia (ministerios encargados de transformar todo aquello que pudiese dañar al partido). Se trata de una obra que analiza el poder y las relaciones de dependencia que crea en los individuos.
El libro recobró actualidad después de la falsa declaración del Secretario de Prensa de Trump, sobre el día de su investidura: “contó con la mayor participación de la historia y atrajo a un gran público que jamás había sido testigo de una jura presidencial”, aunque cualquiera pudo ver con sus propios ojos lo contrario. Al respecto, Kellyanne Conway, ex jefa de campaña y actual asesora del mandatario estadounidense, defendió que no se trataba de falsedades sino de “hechos alternativos”. Trump no se quedó atrás, acusó, falsamente, millones de votos en su contra que habrían sido ilegales para las elecciones del pasado mes de noviembre de 2016.
El estado de vigilancia masiva creado por George Orwell en su novela “1984” llevaba especialmente asociado un principio clave: para gobernar hay que cambiar el sentido de la realidad. Manipular la verdad o mentir, pero creando a su vez una impresión de absoluta honradez... esa era una de las tareas del Ministerio de la Verdad. Un sistema donde la verdad es variable, según le convenga al Gran Hermano y expresiones sin sentido como “la guerra es paz” o “la libertad es la esclavitud” y “la ignorancia es la fuerza” (todas consignas del Partido), se consideraban verdades consumadas.
Lo que Orwell más temía no eran los asesinatos, la represión ni las torturas. De eso, escribió, ha habido mucho a lo largo de la historia, pero finalmente siempre triunfó la voluntad de libertad. Lo más turbador que podía imaginarse era que en el futuro un Gobierno manipulara de tal modo la verdad que la gente ni se diera cuenta.
“Lo que realmente asusta de los totalitarismos no son las ‘crueldades’ que cometen, sino su ataque al concepto de una verdad objetiva”, decía.
Esta semana, la novela alcanzó el segundo puesto en la lista de bestsellers.
George Orwell escribió la novela en 1948. Se trata de una historia de ciencia ficción ambientada en la ciudad de Londres en 1984. Cuenta sobre un gobierno totalitario cuya máxima autoridad es el “Gran Hermano” que controla todos los movimientos de sus ciudadanos con ayuda de los Ministerios de la Verdad, de la Paz, del Amor y de la Abundancia (ministerios encargados de transformar todo aquello que pudiese dañar al partido). Se trata de una obra que analiza el poder y las relaciones de dependencia que crea en los individuos.
El libro recobró actualidad después de la falsa declaración del Secretario de Prensa de Trump, sobre el día de su investidura: “contó con la mayor participación de la historia y atrajo a un gran público que jamás había sido testigo de una jura presidencial”, aunque cualquiera pudo ver con sus propios ojos lo contrario. Al respecto, Kellyanne Conway, ex jefa de campaña y actual asesora del mandatario estadounidense, defendió que no se trataba de falsedades sino de “hechos alternativos”. Trump no se quedó atrás, acusó, falsamente, millones de votos en su contra que habrían sido ilegales para las elecciones del pasado mes de noviembre de 2016.
El estado de vigilancia masiva creado por George Orwell en su novela “1984” llevaba especialmente asociado un principio clave: para gobernar hay que cambiar el sentido de la realidad. Manipular la verdad o mentir, pero creando a su vez una impresión de absoluta honradez... esa era una de las tareas del Ministerio de la Verdad. Un sistema donde la verdad es variable, según le convenga al Gran Hermano y expresiones sin sentido como “la guerra es paz” o “la libertad es la esclavitud” y “la ignorancia es la fuerza” (todas consignas del Partido), se consideraban verdades consumadas.
Lo que Orwell más temía no eran los asesinatos, la represión ni las torturas. De eso, escribió, ha habido mucho a lo largo de la historia, pero finalmente siempre triunfó la voluntad de libertad. Lo más turbador que podía imaginarse era que en el futuro un Gobierno manipulara de tal modo la verdad que la gente ni se diera cuenta.
“Lo que realmente asusta de los totalitarismos no son las ‘crueldades’ que cometen, sino su ataque al concepto de una verdad objetiva”, decía.
Esta semana, la novela alcanzó el segundo puesto en la lista de bestsellers.
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