Aunque te cueste creerlo, el 2017 puede ser un buen año

Aunque te cueste creerlo, el 2017 puede ser un buen año

Nos da la impresión de que el mundo está cada vez peor. Sin embargo, hay métricas que dicen lo contrario.

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26 Enero 2017

Por Nicholas Kristof - The New York Times

Hay un amplio consenso de que el mundo está en las últimas y cada titular nos recuerda que la vida está empeorando. Excepto porque no es así. De hecho, según algunas métricas importantes, el 2016 fue el mejor año en la historia de la humanidad. Y, probablemente, el 2017 será todavía mejor.

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¿Cómo puede ser? Estoy tan horrorizado como muchos con la elección de Donald Trump, las matanzas en Siria y así sucesivamente. Sin embargo, si bien temo lo que Trump le hará a Estados Unidos y al mundo, aplaudo a quienes se le enfrentan; el gobierno de Trump no es lo más importante que está pasando. Pueden responder a esto:

En cualquier día dado, la cantidad de personas en todo el mundo que viven en pobreza extrema: A) Aumenta en 5.000 personas debido al cambio climático, la escasez de alimentos y la corrupción endémica; B) Se queda más o menos igual; C) Se reduce en 250.000 personas.

Las encuestas de opinión muestran que alrededor de nueve de cada 10 estadounidenses creen que la pobreza mundial ha empeorado o sigue igual. Sin embargo, de hecho, la respuesta correcta es C. Cada día, un promedio de cerca de un cuarto millón de personas en todo el mundo sale de la pobreza extrema, según cifras del Banco Mundial.

O, si se necesita un mayor estallido de buenas noticias, se puede considerar lo siguiente: apenas a partir de 1990, se ha salvado la vida de más de 100 millones de niños con vacunas, promoción de la alimentación al seno, el tratamiento de la diarrea y más. Si casi lo peor que le puede pasar a un padre es perder a un hijo, ahora hay la mitad de las probabilidades de que suceda, en comparación con ese año.

Cuando empecé a escribir sobre la pobreza mundial a principios de los 1980, más del 40% de todos los humanos vivían en pobreza extrema. Ahora, son menos del 10%. Parecer que para el 2030 solo será del 3 o 4 %. (Se define a la pobreza extrema como menos de 1.90 dólares por persona, por día, ajustados a la inflación.)

Durante casi toda la historia humana, la pobreza extrema ha sido la condición por omisión de nuestra especie y ahora casi la estamos eliminando. Es una transformación asombrosa que, creo, es de las cosas más importantes que están pasando en el mundo hoy, sin importar cuáles son las noticias desde Washington. Claro que seguirá habiendo pobreza de un tipo menos extremo, cantidades más reducidas de niños que seguirán muriendo innecesariamente y la desigualdad sigue siendo inmensa. Oxfam calculó este mes que solo ocho hombres ricos son dueños de tanta riqueza como la mitad más pobre de la humanidad.

No obstante, la desigualdad mundial del ingreso está, de hecho, bajando. Mientras que la desigualdad en el ingreso ha aumentado en Estados Unidos, ha disminuido en el ámbito mundial porque China y la India han sacado a cientos de millones de la pobreza.

Todo esto puede parecer distante o irrelevante en un momento en el que los estadounidenses están traumados por la juramentación de Trump. Sin embargo, permítaseme tratar de tranquilizarlos, en tanto que yo también me tranquilizo.

En un viaje reciente a Madagascar para informar sobre el cambio climático, me impactó que varias madres a las que entrevisté nunca antes habían oído hablar de Trump, ni de Obama, o, siquiera, de Estados Unidos. Su obsesión era más desesperada: mantener vivos a sus hijos. Y lo asombroso fue que esos niños, a pesar de una desnutrición grave, estaban todos vivos gracias a las mejoras en la ayuda y la atención de la salud, lo que refleja las tendencias que son más grandes que un solo hombre.

Parte de los avances más notables han sido en las enfermedades a las que - ¡gracias a Dios! – pocas veces se enfrentan los estadounidenses.

Existe un progreso similar con el empoderamiento de las mujeres y la reducción del analfabetismo. Hasta los 1960, la mayoría de los humanos siempre había sido analfabeta; ahora, 85 % de los adultos es letrado. Y casi nada marca tanta diferencia en una sociedad como poder leer y escribir.

Michael Elliott, quien murió el año pasado tras haber liderado la campaña One, con la cual se combate la pobreza, solía decir que estamos viviendo en “una edad de milagros”. Tenía razón, pero el progreso sigue siendo demasiado lento, y una pregunta básica es si Trump seguirá los esfuerzos bipartidistas estadounidenses para combatir la pobreza mundial. Un cuestionario de cuatro páginas del equipo de Trump parece indicar dudas sobre el valor de la ayuda humanitaria.

Una razón del escepticismo del equipo de Trump puede ser la creencia de que no hay esperanza para la pobreza mundial, que nada cambia las cosas. Así es que mantengamos la perspectiva. Si Trump puede causar un daño enorme a Estados Unidos y al mundo en los próximos años, desde ya debemos cuestionarlo a cada paso. Sin embargo, cuando los titulares me repugnan, me conforto con la reflexión de que hay fuerzas en el mundo más grandes que Trump, y que en la larga historia de la humanidad, es probable que éste, todavía, vaya a ser el mejor año hasta ahora.

Hay que recordar: lo más importante que está pasando no es un tuit de Trump. Lo que es infinitamente más importante es que, hoy, van a sobrevivir unos 18.000 niños que en el pasado habrían muerto de enfermedades simples; alrededor de 300,000 personas tendrán electricidad, y unas buenas 250.000 saldrán de la pobreza extrema.

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