23 Enero 2017
LA GACETA / FOTOS DE INES QUINTEROS ORIO
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TUCUMANOS
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En carrera
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hacia su propia autonomía
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Ya de lejos se oía el rugir de los motores preparándose en los boxes, mientras el calor de la pista aguardaba con espejismos la llegada de los corredores. Eran casi las seis de la tarde -hora prevista para la largada- cuando el ruido de los autos empezó a confundirse con los gritos de emoción de los chicos del Instituto Belgrano, que llegaban al kartódromo ansiosos por pisar los aceleradores. Uno a uno, entre las risas y la expectación, se iba colocando el casco, sentándose cada cual en su kárting, testeando los frenos y la potencia de los carros. Tal era la atmósfera de agitación que se vivía este miércoles pasado en el Kartódromo Internacional de la localidad de El Timbó (Ruta 312, Km 19) cuando, acompañados por tutores y directores del Instituto, se realizaba una de las tantas excursiones programadas por el proyecto “Llaves para la autonomía”, que ya hace varios años fomenta el apoyo educativo y vocacional de jóvenes carecidos de cuidados parentales de entre 12 y 17 años.
Caía la tarde y los 17 chicos que conformaban el plantel de corredores recibían las instrucciones de seguridad. Unos segundos faltaban para hacer flamear la bandera verde y la ansiedad se apoderaba de los rostros. De pronto, la largada: un rugido ensordecedor se hizo sentir en las tribunas cuando los pies inquietos pisaron a fondo los pedales.
“Esta es una de muchas de las actividades que durante todo el año se realizan en el Instituto Belgrano, a los fines de ir integrando a los adolescentes en la sociedad”, le contó a LA GACETA la doctora Sandra Tirado, Secretaria de Niñez, Adolescencia y Familia del Ministerio de Desarrollo Social. “Como muchos de ellos, por su edad, no van a poder ser adoptados, este proyecto pretende ir abriendo las puertas del futuro a aquellos que están por cumplir la mayoría de edad, de ahí el nombre del proyecto: ‘Llaves para la autonomía’”, agregó. Desde excursiones a San Pedro de Colalao, salidas al cine, teatros, natación, así como prácticas de kayac en el Cadillal o capacitaciones en computación y pasantías (para los más grandes), los jóvenes del Instituto Belgrano son así, poco a poco, estimulados para que encuentren una vocación que les permita adentrarse al mundo laboral de mañana. “Tenemos chicos desde que nacen. Estos permanecen en la Casa Cuna; desde los cinco años en adelante pasan a otra ala del establecimiento, y tratamos que aquellos chicos que son hermanos permanezcan juntos en los llamados “pequeños hogares. Los hogares Santa Rita y Eva Perón, también de la órbita de la Secretaría, son mixtos y están dirigidos a chicos de entre seis y 12 años. Luego de esa edad pasan al hogar del Instituto Belgrano, que es para varones. Finalmente, los que cumplen la mayoría de edad son incentivados a independizarse al pasar a vivir en una casa, donde se les consiguen pasantías, oficios y trabajos”, explicó la doctora Tirado. Se organizan asimismo salidas interinstitucionales, como es el caso de salidas compartidas con las jóvenes del Instituto Goretti (que en este momento se encuentran de campamento en San Pedro de Colalao). “Si bien hay tutores y docentes a cargo, se busca por sobre todo la independencia de los adolescentes -es lo que se enmarca dentro de la temática de “autonomía progresiva”-, para que paulatinamente puedan por sí mismos afrontar la realidad social. Por eso -con el debido cuidado- se les permiten salidas a extramuros de la institución”. “Los chicos que alberga la institución no poseen ninguna clase de antecedentes penales, sino que sus problemáticas están ligadas a la vulneración de derechos”, aclaró Gabriela Colina, directora del hogar.
Cuando terminamos de charlar con las autoridades competentes, la carrera estaba finalizando. Entusiasmados pedían una segunda vuelta. Muchos de los jóvenes están en la institución desde que tienen memoria, es el caso de Marcos Valdez (de 14 años), quien junto a su hermano Ezequiel nos contaba cómo casi derrapan en una de las curvas. Ariel Yenaides -también de 14 años- está hace tres años en el instituto. Agradece haber entrado porque eso le permitió volver a la escuela: “cuando sea grande quiero ser contador”, nos confió. Genaro Nahuel Jimenez (15 años) hace dos meses que ingresó al hogar y rápidamente entabló amistad con sus compañeros: “yo no quiero ser corredor, sino mecánico”, aclaró.
Mientras el sol se iba escondiendo tras los cerros, los chicos se iban preparando para volver luego de un día de pura adrenalina, y así descansar listos para una nueva experiencia.
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Un grupo de jóvenes del Instituto General Belgrano olvidaron por un momento sus problemas en una competencia de karting en El Timbó. Fue un día pleno de adrenalina del proyecto de rehabilitación “Llaves para la autonomía”
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BOXES. Sandra Tirado instruye a los chicos antes de la carrera.
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EXPECTATIVA. En las tribunas los jóvenes esperan la segunda vuelta.
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NERVIOSISMO. La alegría y la impaciencia se apoderaba de los rostros.
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LEMA. “No hay perdedores, sólo ganadores”, gritaban al unísono.
Ya de lejos se oía el rugir de los motores preparándose en los boxes, mientras el calor de la pista aguardaba con espejismos la llegada de los corredores. Eran casi las seis de la tarde -hora prevista para la largada- cuando el ruido de los autos empezó a confundirse con los gritos de emoción de los chicos del Instituto Belgrano, que llegaban al kartódromo ansiosos por pisar los aceleradores. Uno a uno, entre las risas y la expectación, se iba colocando el casco, sentándose cada cual en su kárting, testeando los frenos y la potencia de los carros. Tal era la atmósfera de agitación que se vivía este miércoles pasado en el Kartódromo Internacional de la localidad de El Timbó (Ruta 312, Km 19) cuando, acompañados por tutores y directores del Instituto, se realizaba una de las tantas excursiones programadas por el proyecto “Llaves para la autonomía”, que ya hace varios años fomenta el apoyo educativo y vocacional de jóvenes carecidos de cuidados parentales de entre 12 y 17 años.Caía la tarde y los 17 chicos que conformaban el plantel de corredores recibían las instrucciones de seguridad. Unos segundos faltaban para hacer flamear la bandera verde y la ansiedad se apoderaba de los rostros. De pronto, la largada: un rugido ensordecedor se hizo sentir en las tribunas cuando los pies inquietos pisaron a fondo los pedales.
“Esta es una de muchas de las actividades que durante todo el año se realizan en el Instituto Belgrano, a los fines de ir integrando a los adolescentes en la sociedad”, le contó a LA GACETA la doctora Sandra Tirado, Secretaria de Niñez, Adolescencia y Familia del Ministerio de Desarrollo Social. “Como muchos de ellos, por su edad, no van a poder ser adoptados, este proyecto pretende ir abriendo las puertas del futuro a aquellos que están por cumplir la mayoría de edad, de ahí el nombre del proyecto: ‘Llaves para la autonomía’”, agregó. Desde excursiones a San Pedro de Colalao, salidas al cine, teatros, natación, así como prácticas de kayac en el Cadillal o capacitaciones en computación y pasantías (para los más grandes), los jóvenes del Instituto Belgrano son así, poco a poco, estimulados para que encuentren una vocación que les permita adentrarse al mundo laboral de mañana. “Tenemos chicos desde que nacen. Estos permanecen en la Casa Cuna; desde los cinco años en adelante pasan a otra ala del establecimiento, y tratamos que aquellos chicos que son hermanos permanezcan juntos en los llamados “pequeños hogares. Los hogares Santa Rita y Eva Perón, también de la órbita de la Secretaría, son mixtos y están dirigidos a chicos de entre seis y 12 años. Luego de esa edad pasan al hogar del Instituto Belgrano, que es para varones. Finalmente, los que cumplen la mayoría de edad son incentivados a independizarse al pasar a vivir en una casa, donde se les consiguen pasantías, oficios y trabajos”, explicó la doctora Tirado. Se organizan asimismo salidas interinstitucionales, como es el caso de salidas compartidas con las jóvenes del Instituto Goretti (que en este momento se encuentran de campamento en San Pedro de Colalao). “Si bien hay tutores y docentes a cargo, se busca por sobre todo la independencia de los adolescentes -es lo que se enmarca dentro de la temática de “autonomía progresiva”-, para que paulatinamente puedan por sí mismos afrontar la realidad social. Por eso -con el debido cuidado- se les permiten salidas a extramuros de la institución”. “Los chicos que alberga la institución no poseen ninguna clase de antecedentes penales, sino que sus problemáticas están ligadas a la vulneración de derechos”, aclaró Gabriela Colina, directora del hogar.
Cuando terminamos de charlar con las autoridades competentes, la carrera estaba finalizando. Entusiasmados pedían una segunda vuelta. Muchos de los jóvenes están en la institución desde que tienen memoria, es el caso de Marcos Valdez (de 14 años), quien junto a su hermano Ezequiel nos contaba cómo casi derrapan en una de las curvas. Ariel Yenaides -también de 14 años- está hace tres años en el instituto. Agradece haber entrado porque eso le permitió volver a la escuela: “cuando sea grande quiero ser contador”, nos confió. Genaro Nahuel Jimenez (15 años) hace dos meses que ingresó al hogar y rápidamente entabló amistad con sus compañeros: “yo no quiero ser corredor, sino mecánico”, aclaró.
Mientras el sol se iba escondiendo tras los cerros, los chicos se iban preparando para volver luego de un día de pura adrenalina, y así descansar listos para una nueva experiencia.
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