WASHINGTON.- Con la mano sobre la Biblia que usó Abraham Lincoln en 1861, Donald Trump prestará juramento hoy a los pies del Capitolio como presidente número 45 de Estados Unidos. El parte meteorológico pronostica lluvia para el día en el que la primera potencia mundial entra en una nueva era, marcada por la incertidumbre.
Trump llegó ayer a Washington, aterrizó en la base de Andrews -a unos kilómetros de la capital del país-, a bordo de un avión del Ejército estadounidense y acompañado por su familia. Él y la nueva primera dama, su esposa Melania, fueron los últimos en descender del aparato. “El viaje comienza y estaré trabajando y luchando muy duro para hacer de él un gran viaje para el pueblo estadounidense. No dudo de que juntos haremos América grande otra vez”, escribió Trump en Twitter antes de partir de Nueva York, echando mano del lema sobre el que basó su campaña electoral. Configuró en las últimas semanas desde la Torre Trump de Nueva York su Gobierno y fijó las prioridades de su mandato. A partir de hoy, su residencia será la Casa Blanca
La ceremonia
Trump llegará al Capitolio desde la Casa Blanca acompañado por Barack Obama, el primer presidente negro en la historia de un país en el que hace ocho años despertó gran entusiasmo. Aquel día, 1,8 millón de ciudadanos le dieron la bienvenida en las calles de Washington. Las estimaciones para hoy hablan de entre 700.000 y 900.000 asistentes, la mitad de los que recibieron a Obama.
La toma de posesión de Trump, además, estará acompañada de protestas en la capital del país, donde el 90% de los votantes apoyó a la demócrata Hillary Clinton en las elecciones del 8 de noviembre. La mayor tendrá lugar mañana: la llamada Marcha de Mujeres contra Trump comenzó a gestarse la noche de su triunfo electoral tras una campaña en la que saltaron escándalos de presuntos abusos cometidos en el pasado por el nuevo presidente y en la que éste exhibió actitudes machistas. Los 200.000 asistentes que se esperan son una cifra masiva en una ciudad poco dada a las manifestaciones y en la que la prensa considera exitosa una protesta con 50 personas.
Aupado por un sistema electoral que permite que un candidato gane las elecciones con menos votos que su rival -Trump obtuvo casi tres millones menos que Clinton- y bajo la acusación de los servicios de inteligencia de haber obtenido ayuda rusa en la victoria sobre su rival, el magnate neoyorquino asume el cargo con 70 años y el índice de aprobación más bajo de un futuro presidente en las últimas tres décadas.
Trump jurará sobre la Biblia de Lincoln, el presidente que abolió la esclavitud y lideró al país durante la Guerra de Secesión, seguramente la mayor crisis a la que se ha enfrentado Estados Unidos en su historia. Y también lo hará sobre otra que, con su nombre grabado, le regaló su madre en 1955. Será hacia el mediodía, después del juramento de su vicepresidente, Mike Pence, su sucesor natural y legal si no llega a terminar su mandato.
El país más poderoso del mundo estará gobernado entonces por un multimillonario que se hizo conocido entre los estadounidenses por un “reality show” y por quien nadie apostaba cuando hace menos de dos años lanzó su candidatura en un Partido Republicano al que no pertenecía llamando narcotraficantes y criminales a los mexicanos. El populismo que antes se instaló en América Latina y que recorre Europa llega de su mano a EEUU, un país cuyas tensiones sociales y raciales ha sacado a la luz bajo el lema “Hagamos América grande otra vez” y cuyo descontento con la política y con Washington se vio a lo largo de la agria contienda electoral entre él y la demócrata Clinton. Ésta y su marido, el ex presidente Bill Clinton, estarán entre los asistentes a la toma de posesión. “Le debemos mente abierta y la oportunidad de liderar”, dijo la ex secretaria de Estado en su primera aparición pública tras su dolorosa derrota electoral.
Pero la ceremonia de “inauguración”, que es el nombre que recibe en inglés la ceremonia, va a ser boicoteada por más de 50 congresistas demócratas. Trump también ha tenido problemas para encontrar a los artistas que cantarán y actuarán en ella.
El primer discurso de Trump como presidente será a los pies del Capitolio, tras jurar el cargo y antes de desfilar hacia la Casa Blanca por la Avenida Pensilvania.