18 Enero 2017
“Me pregunto quién dio la orden de que le disparen”
Murió el joven que había recibido el impacto de una posta de goma de la Policía el 24 de diciembre; su madre criticó con dureza a la fuerza Los familiares de Miguel Reyes Pérez -quien había quedado en coma tras el disparo- dijeron que es un caso de gatillo fácil.
HUMILDE DESPEDIDA. A Miguel Reyes Pérez lo velaron en su casa, a metros del lugar en que recibió el disparo.
Un angosto pasillo conduce a la humilde casa donde ayer velaron los restos de Miguel Reyes Pérez, el joven de 24 años que el sábado 24 de diciembre pasado fue alcanzado por una posta de goma detonada desde un arma policial. El proyectil impactó en la cabeza del muchacho, dejándolo en estado de coma hasta el lunes al mediodía, cuando falleció.
La vivienda está ubicada en el pasaje Belisario López al 900, en el barrio San Cayetano. Adentro, en el patio de tierra, familiares y amigos lloraban la muerte del joven. Allí se encontraba Ana Reales, madre del muchacho. Desde el inicio de la investigación, la mujer afirmó que se trató de un caso de gatillo fácil y que los uniformados se aprovechan de los chicos adictos de la zona.
“No voy a descansar hasta que se haga Justicia. Si es necesario me voy a encadenar en los tribunales penales hasta que se sepa la verdad. Mi hijo era un chico adicto y no tenían derecho a matarlo así. Hay filmaciones y testigos. No llamaron una ambulancia y lo trataron como a un animal”, aseguró Reales entre lágrimas.
La mujer denunció públicamente que dos efectivos de la fuerza “venían verdugueando” desde hace un tiempo al joven y que dos semanas antes del violento incidente le habían advertido que anduviera “con cuidado”.
La versión policial
De acuerdo a la versión policial, todo comenzó con un robo callejero que sufrió el empleado de una empresa de video cable mientras trabajaba en Anselmo Rojo al 100. El trabajador denunció que un delincuente lo encañonó y le robó unas herramientas y su celular, para después escapar en una moto.
En base a la descripción física que aportó la víctima sobre el delincuente, dos agentes motoristas del 911 recorrieron la zona e interceptaron a Pérez. Según los policías, el joven los apuntó con un arma de fuego.
Siguiendo con ese relato, uno de los uniformados sacó una escopeta y apuntó a los pies de Pérez. En ese momento se le abalanzó una mujer que buscaba proteger al joven. Ambos forcejearon y salió un disparo de manera accidental. La posta de goma impactó en la sien de Pérez, quien cayó al piso. En ese momento, los policías secuestraron el arma que este llevaba, un revólver con tres cartuchos.
Una multitud rodeó a los uniformados y comenzó a lanzarles palos, piedras y cascotes, golpeando a uno de los policías en la cabeza. Minutos después llegó una camioneta de la fuerza. Allí cargaron a Pérez y lo llevaron al hospital Padilla. Vecinos filmaron y viralizaron las imágenes del incidente.
“Denuncia cajoneada”
“Pido justicia porque a mi hijo lo atacaron como un perro y ahora está en un cajón. Me pregunto quién dio la orden de que le disparen y quién se va a hacer cargo. A él no me lo van a devolver más mientras los asesinos siguen libres como si nada”, lamentó Reales.
Por pedido de la Fiscalía X°, Pérez estaba detenido por robo agravado y con custodia policial, a pesar de su estado de coma. El 6 de enero había cumplido 24 años, por ese motivo su segundo nombre era Reyes, explicaron los familiares.
La abogada Florencia Vallino,, advirtió que no hay ningún tipo de avance en la investigación. “Lamentamos enormemente la muerte de Miguel. Ahora estamos viendo cómo continuar con la causa. Ahora hablamos de un homicidio. No hay respuestas desde la Justicia. La denuncia está cajoneada”, afirmó la letrada. Según explicó, pidieron que se averigüe cómo se registraron los hechos y que la Policía de Tucumán sea apartada de la investigación. “Solicitamos que se hagan cargo fuerzas de seguridad nacionales y además, requerimos medidas de protección para la familia”, precisó.
La vivienda está ubicada en el pasaje Belisario López al 900, en el barrio San Cayetano. Adentro, en el patio de tierra, familiares y amigos lloraban la muerte del joven. Allí se encontraba Ana Reales, madre del muchacho. Desde el inicio de la investigación, la mujer afirmó que se trató de un caso de gatillo fácil y que los uniformados se aprovechan de los chicos adictos de la zona.
“No voy a descansar hasta que se haga Justicia. Si es necesario me voy a encadenar en los tribunales penales hasta que se sepa la verdad. Mi hijo era un chico adicto y no tenían derecho a matarlo así. Hay filmaciones y testigos. No llamaron una ambulancia y lo trataron como a un animal”, aseguró Reales entre lágrimas.
La mujer denunció públicamente que dos efectivos de la fuerza “venían verdugueando” desde hace un tiempo al joven y que dos semanas antes del violento incidente le habían advertido que anduviera “con cuidado”.
La versión policial
De acuerdo a la versión policial, todo comenzó con un robo callejero que sufrió el empleado de una empresa de video cable mientras trabajaba en Anselmo Rojo al 100. El trabajador denunció que un delincuente lo encañonó y le robó unas herramientas y su celular, para después escapar en una moto.
En base a la descripción física que aportó la víctima sobre el delincuente, dos agentes motoristas del 911 recorrieron la zona e interceptaron a Pérez. Según los policías, el joven los apuntó con un arma de fuego.
Siguiendo con ese relato, uno de los uniformados sacó una escopeta y apuntó a los pies de Pérez. En ese momento se le abalanzó una mujer que buscaba proteger al joven. Ambos forcejearon y salió un disparo de manera accidental. La posta de goma impactó en la sien de Pérez, quien cayó al piso. En ese momento, los policías secuestraron el arma que este llevaba, un revólver con tres cartuchos.
Una multitud rodeó a los uniformados y comenzó a lanzarles palos, piedras y cascotes, golpeando a uno de los policías en la cabeza. Minutos después llegó una camioneta de la fuerza. Allí cargaron a Pérez y lo llevaron al hospital Padilla. Vecinos filmaron y viralizaron las imágenes del incidente.
“Denuncia cajoneada”
“Pido justicia porque a mi hijo lo atacaron como un perro y ahora está en un cajón. Me pregunto quién dio la orden de que le disparen y quién se va a hacer cargo. A él no me lo van a devolver más mientras los asesinos siguen libres como si nada”, lamentó Reales.
Por pedido de la Fiscalía X°, Pérez estaba detenido por robo agravado y con custodia policial, a pesar de su estado de coma. El 6 de enero había cumplido 24 años, por ese motivo su segundo nombre era Reyes, explicaron los familiares.
La abogada Florencia Vallino,, advirtió que no hay ningún tipo de avance en la investigación. “Lamentamos enormemente la muerte de Miguel. Ahora estamos viendo cómo continuar con la causa. Ahora hablamos de un homicidio. No hay respuestas desde la Justicia. La denuncia está cajoneada”, afirmó la letrada. Según explicó, pidieron que se averigüe cómo se registraron los hechos y que la Policía de Tucumán sea apartada de la investigación. “Solicitamos que se hagan cargo fuerzas de seguridad nacionales y además, requerimos medidas de protección para la familia”, precisó.