Los cambios en el gabinete continuarán ahora en Interior
El secretario de Obras Públicas, Daniel Chain, sería uno de los desplazados en esa cartera. En la idea de “agilizar las políticas públicas”, Frigerio analiza modificaciones en su equipo. Se mencionó a Amaya entre las bajas, pero dicen que fue ratificado.
En los últimos 84 años tuvimos 63 ministros de Economía; uno cada 15 meses en promedio. Alfonso Prat-Gay estuvo un semestre menos que el promedio. Sergio Berensztein, analista político, ha difundido esta conclusión en la red de microblogging Twitter para describir la situación del hasta ahora conductor de Hacienda, desplazado por el presidente Mauricio Macri. Pero, a diferencias de otras etapas de la vida institucional argentina, el politólogo aclara que no ha desencadenado una crisis.
En una charla con LA GACETA, Berensztein señala tres momentos diferentes a la hora de prescindir de los servicios de un ministro clave en la estructura del Poder Ejecutivo Nacional.
• En situación de crisis: cuando se despide a un ministro porque es fundamental cambiar la política económica. Ejemplo: Ricardo López Murphy durante la gestión de Fernando de la Rúa.
• Por peleas internas y personales en el gabinete, por una cuestión de protagonismo excesivo (superpoderes) como fue el caso de Domingo Cavallo en la era Carlos Menem o el de Roberto Lavagna en la gestión de Néstor Kirchner.
• Finalmente, por reestructuración del equipo, en el que no cambian las políticas, pero tampoco hay pujas de poder, como sucedió cuando Miguel Peirano fue reemplazado por Martín Lousteau o como es el caso actual de Prat-Gay.
En suma, estos últimos tipos de cambios en el gabinete nacional suelen ser de baja intensidad. Pero no serán los únicos. El ministro de Interior, Obras Públicas y Vivienda, Rogelio Frigerio, tiene previsto encarar en las próximas semanas una “reestructuración” del organigrama de su cartera para “agilizar las políticas públicas”, que incluirá cambios en algunos funcionarios y reacomodamientos de personal, aunque “sin despidos”.
Según informaron a la agencia estatal Télam altas fuentes de Interior, el ministro ya planificó con su equipo un reajuste entre sus funcionarios intermedios. “Estamos reestructurando todo, pero por ahora no se anunciará ningún cambio”, dijo a su círculo de confianza. Desde hace varios días, circulan fuertes versiones sobre el desplazamiento del secretario de Obras Públicas, Daniel Chain, algo desmentido pero no descartado por la cúpula de Interior, desde donde se asegura que, por ahora, “la decisión final no está tomada” aunque admitieron probable que se dé en los próximos días.
Sin embargo, operadores muy cercanos a la Jefatura de Gabinete dijeron que la salida de Chain “es un hecho”, por lo que en la Casa Rosada prima un clima de expectativa en torno a la salida del ex ministro porteño y amigo personal del Presidente, quien partirá de vacaciones hasta mediados de enero.
El nombre que suena para reemplazar a Chaín sería el del actual subsecretario de Coordinación, el economista Ricardo Delgado, ex miembro del equipo técnico del massismo. Igualmente, hoy tanto Frigerio como Chain viajarán hasta Monte Quemado (Santiago del Estero) para encabezar la puesta en marcha de una de las obras más importantes del Plan Belgrano. Otros de los funcionarios que son nombrados como posibles salientes del organigrama son el secretario de Vivienda, Domingo Amaya (desde su entorno, no obstante, dijeron que fue ratificado en el cargo), y la secretaria de Asuntos Municipales, Aída Ayala, aunque esto estaría más relacionado con que ambos serán candidatos de Cambiemos en Tucumán y Chaco, respectivamente.
Con respecto a los otros funcionarios de peso, está descontada la permanencia del viceministro Sebastián García de Luca -uno de los principales operadores políticos oficiales en la Provincia-, el secretario y el subsecretario de Asuntos Provinciales, Alejandro Caldarelli y Paulino Caballero (del riñón de Frigerio), el secretario de Asuntos Políticos, Adrián Pérez, y la subsecretaria de Hábitat, Marina Klemensiewicz.
PUNTO DE VISTA
Lo que Macri no perdonó
Por Rosendo Fraga - Director del Centro de Estudios Unión para la Nueva Mayoría
Un año atrás, al comenzar el gobierno de Mauricio Macri, su entonces Ministro de Hacienda y Finanzas, Alfonso Prat-Gay, sostuvo que en 2016 el crecimiento sería de 1,5% y la inflación estaría entre 20 y 25%. Ahora, el año finaliza con una caída del PBI próxima al 2,5% y una inflación anualizada cercana al 40%, aunque bajando en el segundo semestre.
Si el escenario fuera el inicial, seguramente no se habría producido el primer cambio en el gabinete de Macri. A ello se agrega un dato político: Prat-Gay, tenía aspiraciones políticas. Que en la Argentina los ministros de Economía aspiren a ser Presidentes, es una constante. Pero cuando hay señales de esto durante el ejercicio de la gestión, quien ocupa el sillón de Rivadavia suele no perdonarlo.
Pero el cambio, no implica un cambio de política. Eso se explica con el desdoblamiento ministerial y la designación de Luis Caputo -en Finanzas- y del economista Nicolás Dujovne -en Hacienda-. Ninguno de los dos tiene una visión sustancialmente diferente a la desarrollada durante el primer año de gobierno de Macri.
Tampoco se modifica la forma de organización del gobierno, en la cual seis ministros y el presidente del Banco Central, y de acuerdo a las circunstancias dos secretarios de la Jefatura de Gabinete, discutían decisiones económicas bajo la supervisión del jefe de Gabinete, Marcos Peña. Ahora se sumará un ministro más.
La movida confirma el estilo de Macri, paradójicamente similar al del kirchnerismo, en el sentido de que nunca se realiza un cambio reemplazando a un tercio o la mitad de los ministros, sino que éstos se van produciendo uno a uno, según las circunstancias. Es lo que ha venido haciendo también la gobernadora María Eugenia Vidal, con los ministros de Producción, Justicia, Infraestructura y en la Secretaría de Vivienda.
Como sucedió con el reciente reemplazo de Isella Constantini al frente de Aerolíneas, con Prat-Gay el Presidente pidió la renuncia a través de otro miembro del gabinete. Quienes esperaban una renovación con sentido político como lo proponía Emilio Monzó, titular de la Cámara de Diputados, Macri ha ratificado también su idea de que por lo menos en esta etapa, no va a usar el gabinete para ampliar su coalición. Dos semanas atrás, Macri dijo que el jefe de Gabinete y los dos secretarios que lo secundan (Lopetegui y Quintana), hablan por él. Fue la ratificación de la organización de su gobierno, en el que estos funcionarios actúan como sus intermediarios. No es casual que dos semanas más tarde haya pedido la renuncia a Prat-Gay, el ministro que quizás se sentía menos cómodo con este esquema.
Las medidas que vienen
La nueva gestión económica tendrá la misión de avanzar con un plan para corregir el rojo de las cuentas estatales
1- Desplegar un programa para eficientizar el gasto público y el déficit fiscal será el desafío que afrontará, en 2017, el nuevo ministro de Hacienda, Nicolás Dujovne.
2- El presidente, Mauricio Macri, le encomendará al equipo económico la búsqueda de unos U$S 35.000 millones en el mercado financiero para cubrir las necesidades de financiamiento.
3- Fuentes oficiales afirmaron que no habrá un ajuste brutal del gasto público. El equipo económico avanzará en una revisión de la estructura de programas para fusionarlos.
4- Desde el oficialismo señalaron que Dujovne tiene en mente mantener algunas erogaciones del Estado pero en términos nominales. Esto sería equivalente a una fuerte quita en términos reales.
5- El temor del Gobierno es que el plan económico se interprete como un fuerte ajuste fiscal. Para evitar esto, el nuevo ministro establecerá metas fiscales que se cumplirán en plazos determinados.
6- Desde la Casa Rosada deslizaron que el objetivo de Dujovne no es un ajuste duro, sino un congelamiento del gasto público. Esta estrategia desplegó el presidente de Brasil, Michel Temer.
7- Desde el 1 de enero próximo, todos los ministros deberán presentar iniciativas para reducir el gasto en sus áreas. La idea es mejorar la eficiencia en la administración pública.
8- Los objetivos de la nueva gestión económica deberán desarrollarse en un año electoral. Para medir el éxito del plan será clave el nivel de gradualismo con que se adopten las medidas.