Lo que el año nos dejó
PURA FELICIDAD. El equipo de Copa Davis celebra la obtención del título. Fue el hecho deportivo más relevante de 2016. reuters PURA FELICIDAD. El equipo de Copa Davis celebra la obtención del título. Fue el hecho deportivo más relevante de 2016. reuters
Cierra 2016 con las imágenes de Carlos Tevez y su casamiento de cuatro días. El fútbol argentino celebra su boda real, pero también está dentro de una sala de terapia intensiva. Así, todo un símbolo, pasa lamentablemente los días finales de diciembre Armando Pérez, presidente de la Comisión Regularizadora. Un período prolongado de recuperación, según temen, tornará incierta su vuelta a la AFA.

¿Cuándo se celebrarán finalmente las elecciones que consagren un presidente democráticamente elegido por los clubes? Creímos que la votación fatal de 38-38 iba a ser el punto más bajo de la crisis. Nos equivocamos.

En medio de sus propios errores, Pérez quedó encerrado por un gobierno que primero lo impulsó interviniendo brutalmente en los asuntos internos de la pelota y que ahora pareció retirarle apoyo. Se complicó también el apoyo de una Conmebol que sufrió su propia crisis tras el avión maldito de Chapecoense. Cambió además la situación con la jueza María Servini de Cubría que ahora obliga elecciones. Y está finalmente una FIFA que no se molestó con intromisiones de meses atrás, pero que ahora intima con la desafiliación.

Si la AFA celebrara hoy elecciones, ganaría el candidato del Ascenso, el no deseado por el gobierno. ¿Se puede hablar de democracia cuando sólo se apoya un acto electoral que consagre al ganador que uno quiere? Y una pregunta más: ¿comenzará en las fechas previstas el fútbol oficial de 2017 o concretarán los clubes su amenaza de lock out porque el gobierno incumplió promesas de pago por derechos de TV que siguen sin definir su futuro?

En el mientras tanto, se juega la pelota de barrio chico. El presidente de Racing, Víctor Blanco, que echa y contrata técnicos porque el único proyecto que pareciera interesarle es ganar cuatro partidos seguidos. No es el único. Allí está la danza de técnicos de fin de año para demostrarlo. La poderosa dupla Matías Lammens-Marcelo Tinelli que confirma su gran gestión con el voto masivo de los hinchas de San Lorenzo, pero, extraño, pide reinterpretar estatutos y así eliminar cualquier voz opositora.

Y el presidente de Boca, Daniel Angelici, que se empeña en desmentir su fama de hombre temible. Recurre al TAS de Suiza para que Boca juegue al menos la Copa Sudamericana. Y, como si fuera un hincha subido a la tribuna, se burla de River recordándole su paso por la B Nacional.

Nuestra dirigencia, está claro, sigue lejos de nuestros mejores jugadores. La selección argentina, aunque cueste creerlo, cerró 2016 (Leo Messi mediante) como número uno del ranking mundial. La dirigencia, en cambio, juega el descenso. “Messi puede jugar de lo que quiera, es alguien diferente, es ridículo que comparen premios y melones de oro. Es ridículo, no ya con los actuales jugadores, que no quiero faltar el respeto a nadie, sino con los anteriores. No hay nada que hacer”. Lo dijo Luis Enrique horas atrás.

El DT de Barcelona se animó a la comparación de Messi con la historia al afirmar que la superioridad que hoy establece Leo es mucho más difícil en estos tiempos actuales, con estos niveles de preparación física y evolución táctica. “Que un jugador sea capaz de hacer esto en esta época... no habrá otro igual”, expresó Luis Enrique. “Estoy de acuerdo”, se sumó Pep Guardiola. “Leo es el mejor porque juega, hace goles y sabe hacer jugar a los demás. Con el respeto que le tengo a otros grandes jugadores, a Cristiano Ronaldo el primero, Messi está a otro nivel”.

Una de las mejores opiniones en estos días se la leí a Tostao. El ex crack brasileño, héroe de México 70, uno de los mejores analistas del fútbol actual, consideró justo que Ronaldo haya sido señalado como el mejor de 2016. Pero aclaró inmediatamente que Messi es el mejor. “Cuando los dos estén más viejos –graficó Tostao-, jugando picados de domingo, las diferencias estarán más claras. Messi seguirá dando un show de habilidad. Cristiano será un ‘nueve’ de tantos, que se queda parado, generalmente anulado por sus marcadores y esperando alguna pelota para hacer un gol”. Ver a Messi sentado literalmente en el banquillo judicial y condenado por evasión fiscal fue uno de los hechos más conmocionantes del año deportivo. No menos que las filtraciones de Football Leaks que desnudaron que Ronaldo evadió acaso mucho más dinero, pero fue menos investigado, quizás porque el poder político y económico de Madrid es más fuerte que el de Barcelona.

Una pérdida enorme

El año 2016 será también el año de la muerte del gran Muhammad Ali. Icono deportivo y también de rebelión, en un año en el que los deportistas se hicieron escuchar, especialmente en Estados Unidos, con el jugador de football americano Colin Kaepernick, arrodillándose cada vez que suena el himno nacional. Lo sigue haciendo no sólo porque 2016 fue el año en el que ganó un tal Donald Trump, sino porque quiere denunciar así la injusticia que sufren millones.

El deporte volvió a ser escenario de Guerra Fría con el FBI como actor central de las denuncias de doping de Estado que provocaron sanciones masivas contra el deporte de Rusia. ¿Seguirá la ofensiva en 2017 hasta quitarle a Rusia la sede del próximo Mundial de fútbol, como auguran muchos?

Estados Unidos anunciaba a su soccer como la Liga del futuro. Allí llegó en estas últimas horas una oferta, por ejemplo, para llevarse al goleador de Boca Darío Benedetto. Allí se iba a ir Miguel Almirón, ex Lanús, que terminó yéndose en cambio a China. ¿Será entonces China el futuro?

En Barcelona creen que Messi abrirá 2017 renovando contrato, pero se asustaron con la oferta de U$S 500 millones que recibió Leo desde China. “Miren, podemos hacerlo, Messi seguramente no vendrá por muchas razones, pero queremos que sepan que tenemos el dinero”. Ese pareció haber sido el mensaje de China, futura tierra también de Tevez. Suena humanamente imposible decirle que no a una oferta de 42 millones de dólares anuales. Fue innecesario que Tevez, apodado “el jugador del pueblo”, hablara de “sufrimiento” para describir la situación. Los indicadores económicos de estos tiempos señalan que, para millones de argentinos, “sufrimiento” es otra cosa.

Si Chapecoense fue el rostro de la tragedia deportiva del año, en Argentina, la cara opuesta lleva el nombre de Juan Martín Del Potro. La historia del deporte mundial debe ofrecer pocos ejemplos de una vuelta tan resonante. El día que le ganó a Novak Djokovic en su debut en los Juegos Olímpicos de Río marcó uno de los picos más emotivos del año. Ni qué decir sus triunfos posteriores en Copa Davis, primero contra Andy Murray para el triunfo de semifinales contra Gran Bretaña. Luego en la final ante Croacia. Fue clave para que el deporte argentino viviera un hecho histórico, su victoria más importante del año, un título que parecía ya inalcanzable y que acaso llegó en el momento más inesperado. Demostración de que la competencia deportiva sigue abierta para consagrar a quien mejor se prepare, se organice y se mentalice.

Recuerdo años atrás cuando el equipo de Copa Davis perdió de modo increíble, por tonteras propias, la final ante España en Mar del Plata. Usé la expresión “kindergarden”. El tenis de 2016 decidió crecer. Dejó el jardín de infantes.

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