“Todo el tiempo tenían una sonrisa”

No menos de 200 personas llegaron al hospital Padilla minutos después del accidente y muchas más se congregaron luego en una sala velatoria del centro para darles el últimos adiós a las tres víctimas. Las redes sociales no fueron la excepción y se llenaron de mensajes de amigos, compañeros y familiares. De hecho, varias cuentas de Twitter de hijos de otras provincias y la que se encarga de difundir las actividades de Plaza de Mayo se mostraron consternadas y dolidas por el trágico choque.

Desde Hijos de Tucumán no se realizó, hasta el momento, un comunicado oficial por el inmenso dolor de sus miembros ante la muerte de tres compañeras. Sin embargo, una de sus integrantes, Carolina Frangoulis, habló con LA GACETA y decidió recordarlas de la mejor manera.

“Nella (Marianella Triunfetti) era una persona tierna, dulce, con mucho empuje, con una sonrisa siempre. Le pedías algo y salía corriendo a resolverlo. Tuvo un trabajo increíble en la mesa de Ismael Lucena, desde su lugar, aprendiendo y siendo curiosa”, describió.

Sobre Natalia Ariñez, relató que “era una de las primeras hijas de desaparecidos que junto a otro grupo formaron la agrupación en Tucumán. Era una militante histórica de los derechos humanos. Siempre peleó por la memoria, la verdad y la Justicia. Formaba parte de la Red por la Identidad, porque aquí no hay Abuelas. Entonces lo que hacía ella, era buscar a todos los hermanos apropiados”.

En cuanto a la imagen que acompaña la nota (tomada a una sonriente Ariñez cuando pasaba a declarar en el TOF durante la Megacausa), Frangoulis ilustró: “Ella siempre transformó el dolor en alegría, y a su historia la convirtió en militancia y lucha. Se enfrentó en junio a los asesinos de su papá y lo hizo con una sonrisa. Esperó 13 juicios para poder sentarse ahí y militó en cada uno de los anteriores”.

Por último, Frangoulis admitió que a Alejandra Wurschmidt no la conocía tan bien como a Triunfetti y a Ariñez, pero contó que “era profesora en Amaicha. Siempre estuvo vinculada a la lucha por los derechos humanos, se sumaba siempre a las marchas, muy comprometida. Prueba de eso es que fue a la jornada de la Escuelita y estuvo ayudando a Julia (Albarracín) a pintar un mural”, contó.

Sobre el final, agregó: “ellas todo el tiempo tenían una sonrisa en la cara y les brillaban los ojos”.