18 Diciembre 2016
El fastidio era generalizado en el Tribunal Oral Federal. La mayoría de los defensores de los 16 imputados del denominado “Clan Ale” murmuraban por lo bajo y no ocultaron su malestar porque el juicio no sólo se reiniciará el 3 de febrero, sino porque a partir de ese día se realizará una audiencia por semana. “Se verá una partecita de la película hoy, otra la semana que viene, otra la siguiente. Tendría que hacerse en doble turno y más jornadas”, ironizó Cergio Morfil que defiende junto a Víctor Taleb a Ángel Ale. “Hasta los jueces se van a ver perjudicados porque no van a tener todos los detalles de lo que va sucediendo”, agregó Carlos Varela Soria, que representa a María Jesús Rivero.
Después de una espera de más de tres años comenzó el juicio contra el grupo que sería liderado por Rubén “La Chancha” Ale, su ex mujer “La Jesús” y “El Mono” y otras 13 personas. La Justicia sostiene que integraban una asociación ilícita que lavaba activos que provenían de actividades delictivas como la trata de personas con fines de explotación sexual, amenaza y usurpación, entre otros.
Los defensores se mostraron inquietos porque el debate comenzó a fin de año. Sostuvieron que el único fin fue haber utilizado esta estrategia para no concederles la libertad a los acusados, ya que se vencieron los plazos para que continúen detenidos.
“Por la cantidad de defensores y querellantes y al volumen de la documentación, se hace imperioso tener más audiencias por semana de las previstas. Creo que esto se dio así por una cuestión administrativa, ya que hay jueces que destinan días para subrogar en otras provincias”, destacó Alejandro Biagosch, defensor de “La Chancha”.
Leída la imputación, el 3 de febrero, cuando se reanude la audiencia, el Tribunal deberá preguntarle a los imputados si quieren hacer uso de la palabra. Rivero y Víctor Alberto Suárez le confirmaron a LA GACETA que si lo harán. Aún no se sabe cuál será la postura de los otros 14 acusados, aunque es un hecho que “La Chancha”, por los problemas de salud que padece, no lo haga.
Luego será el turno de los casi 200 testigos que desfilarán por el estrado. En esa lista dirigentes sociales, empresarios, políticos, periodistas, trabajadores, profesionales, especialistas en delitos económicos y dirigentes deportivos, entre otros. En la nómina aparecen dos personas remarcadas por los defensores: Susana Trimarco (que denunció al “Clan Ale” ante la Unidad de Información Fiscal que dio inició a la causa) y el testigo de identidad reservada que contó con lujos de detalles las supuestas actividades que desarrollaba el grupo.
Juan Robles, que defiende a José Lucero, fue categórico: “Tener una sola audiencia por semana hace que se desvirtúe el principio de la inmediatez. Todo queda en lo que uno pueda anotar en los apuntes. El recuerdo de lo que se dijo en las declaraciones puede ser muy frágil”.
“Se pierden los principios de concentración e inmediatez que deben regir en el debate. Esto nos perjudica a los defensores porque se pierde el hilo conductor y las conclusiones que uno va obteniendo. Haciéndolo de lunes a viernes, en un mes terminaríamos este juicio”, señaló Marcos Juárez, que asiste a Ernesto Catulo.
Ernesto Baaclini, defensor junto Gustavo Atim de Roberto Dilascio, indicó: “los debates deberían darse de forma continua para que finalice lo más rápido. No se le da celeridad de esta manera y se pierden muchos detalles, pero se diagramó así por los compromisos que tienen los jueces”.
Después de una espera de más de tres años comenzó el juicio contra el grupo que sería liderado por Rubén “La Chancha” Ale, su ex mujer “La Jesús” y “El Mono” y otras 13 personas. La Justicia sostiene que integraban una asociación ilícita que lavaba activos que provenían de actividades delictivas como la trata de personas con fines de explotación sexual, amenaza y usurpación, entre otros.
Los defensores se mostraron inquietos porque el debate comenzó a fin de año. Sostuvieron que el único fin fue haber utilizado esta estrategia para no concederles la libertad a los acusados, ya que se vencieron los plazos para que continúen detenidos.
“Por la cantidad de defensores y querellantes y al volumen de la documentación, se hace imperioso tener más audiencias por semana de las previstas. Creo que esto se dio así por una cuestión administrativa, ya que hay jueces que destinan días para subrogar en otras provincias”, destacó Alejandro Biagosch, defensor de “La Chancha”.
Leída la imputación, el 3 de febrero, cuando se reanude la audiencia, el Tribunal deberá preguntarle a los imputados si quieren hacer uso de la palabra. Rivero y Víctor Alberto Suárez le confirmaron a LA GACETA que si lo harán. Aún no se sabe cuál será la postura de los otros 14 acusados, aunque es un hecho que “La Chancha”, por los problemas de salud que padece, no lo haga.
Luego será el turno de los casi 200 testigos que desfilarán por el estrado. En esa lista dirigentes sociales, empresarios, políticos, periodistas, trabajadores, profesionales, especialistas en delitos económicos y dirigentes deportivos, entre otros. En la nómina aparecen dos personas remarcadas por los defensores: Susana Trimarco (que denunció al “Clan Ale” ante la Unidad de Información Fiscal que dio inició a la causa) y el testigo de identidad reservada que contó con lujos de detalles las supuestas actividades que desarrollaba el grupo.
Juan Robles, que defiende a José Lucero, fue categórico: “Tener una sola audiencia por semana hace que se desvirtúe el principio de la inmediatez. Todo queda en lo que uno pueda anotar en los apuntes. El recuerdo de lo que se dijo en las declaraciones puede ser muy frágil”.
“Se pierden los principios de concentración e inmediatez que deben regir en el debate. Esto nos perjudica a los defensores porque se pierde el hilo conductor y las conclusiones que uno va obteniendo. Haciéndolo de lunes a viernes, en un mes terminaríamos este juicio”, señaló Marcos Juárez, que asiste a Ernesto Catulo.
Ernesto Baaclini, defensor junto Gustavo Atim de Roberto Dilascio, indicó: “los debates deberían darse de forma continua para que finalice lo más rápido. No se le da celeridad de esta manera y se pierden muchos detalles, pero se diagramó así por los compromisos que tienen los jueces”.
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